A la memoria de
Ricardo Elizondo Elizondo.
Descanse en paz.
Como todos los
años, la semana pasada Arte, A.C. inauguró la muestra Soporte papel, con lo que también hizo entrega del Premio Bernardo
Elosúa Farías correspondiente a este año.
En esta ocasión, el jurado
convocado decidió otorgar el primer lugar a Igor Gálvez, el segundo a Pau
Masiques, el tercero a Octaviano Rangel, y una mención honorífica a Ana Kane.
Desde mi perspectiva, en un concurso con tan
pocos participantes (12 productores con una treintena de obras), resulta exagerado
tener tres lugares y además una mención. Muchas veces se procede así por
tradición; porque ya están especificados los montos de los premios; porque fue
complicada la premiación; porque se pide se den tal cantidad de premios y
menciones, etc. Creo que en estos casos —en eventos con estas características—,
como quizás en todos los demás, lo mejor sería tener un sólo premio, no sólo
porque así se podría dar una bolsa mayor (juntar el total de lo que se reparte
en un sólo premio) y por tanto atraer a más participantes, sino porque se
destacaría mejor a quien ha merecido el primer lugar, se reconocería, en lo
individual, su mérito, mérito, que por
cierto, no se puede compartir con los demás. No es este el caso, pero pensemos ¿que resultaría si invirtiéramos los premios, es decir que el segundo fuera el primero y el primero el segundo, habría diferencia; nos percataríamos del cambio? En este tipo de eventos quien gana es porque su obra se impone (por las razones que sea) sobre las demás, no por ser la más veloz, ni la que ha saltado más alto o ha metido más goles, no puede, por tanto y como se comprenderá, haber un segundo o tercer lugar.
En lo personal siempre me han
gustado las exposiciones o concursos temáticos, es decir aquellos en que se
pide a los participantes se ciñan a un(os) medio(s), soporte(s) y/o tema(s), es
la oportunidad de ver concentrado el talento y las habilidades de los
productores bajo condiciones dadas; provoca, igualmente, una especie de
selección natural, pues si no hago o produzco escultura en piedra difícilmente
pensaré en participar en un concurso así, y más difícil será que me
seleccionen, y ni qué decir que resulte premiado. Al atractivo temático, le
sumo el que se dedique el evento a la obra en, sobre y con papel, un material
por el que siento un especial aprecio.
La exhibición de Arte, A.C., resulta
un pequeño pero equilibrado panorama que va del dibujo y la estampa (las piezas
de Gálvez por ejemplo y los grabados de Guadalupe Victorica), al arte objeto
(Lucía Farías), y la escultura (Elisa
Pasquel). En términos generales pues, la muestra es atractiva y,
afortunadamente, homogénea en cuanto calidad; ninguno de los doce participantes
hace desmerecer el salón, lo que quiere decir es posible que haya un número
importante de productores que están trabajando con este material; atraerlos al
concurso podría ser uno de los objetivos de la institución convocante.
El saca piojos y Marlowe, en
la ausencia, algunos florecen, son las dos piezas con que participa Igor
Gálvez, la primera de ellas es la que fue premiada. Para los que crean que su
dibujo se acerca al de José Luis Cuevas, habrá que ser cuidadoso, pues si bien
es cierto que está plenamente identificado e inserto en las tendencias del
dibujo mexicano contemporáneo, ello no le resta ni personalidad, fuerza
expresiva o poder narrativo, sino que al contrario lo hace más fuerte al
fincarlo sobre una tradición tan rica como es la del arte mexicano. Casi lo mismo
sucede con los trabajos de Masique, siendo catalán, su obra le debe mucho al
surrealismo peninsular, aunque no se puede decir que lo sea.
Las instalaciones de Rangel son
un excelente ejemplo de otras opciones que presenta el dibujo contemporáneo; y
la mención al tríptico de Kane es un reconocimiento a un atractivo trabajo al
que le falta madurar. Dado lo exhibido
en esta muestra no me parece absurdo
pensar en que cierta calidad de los
trabajos en papel ha vuelto a la ciudad.
Publicado originalmente por Milenio Diario
Ver también: www.artes2010.wordpress.com