Por una u otra razón, el archivo del arquitecto Mario Pani (1911-1993)
ha quedado bajo la custodia del Tecnológico de Monterrey; así, la ciudad se va
perfilando como sede de importantes documentos o archivos que permiten y
sobretodo permitirán, el estudio de lo que fue y significó en México el siglo
XX y lo que va de este. Quiero pensar que tan venturoso hecho motivó la
planeación, organización y montaje de la muestra que el pasado 21 de marzo el
MARCO abrió al público: Mario Pani, arquitectura
en progreso.
Decía Octavio
Paz que la historia se escribía en tres libros, el de los hechos, el de los
hombres y el del arte; que de los de los tres el único insobornable era el
tercero, el del arte y al decirlo no podía estar pensando más que en la
arquitectura. Y no es que el arte o la arquitectura, o mejor dicho, que los
artistas o los arquitectos no sean corruptibles, sino porque una vez realizada
su obra esta permanece tal cual, independientemente de lo que se diga o deje de
decir sobre su autor o entorno. Sin duda, al menos en esta exposición, se hace
realidad la idea Paziana.
Que la
arquitectura haya estado unida al poder desde siempre no es ninguna casualidad,
sólo el poder económico, social, político, religioso, o militar, es capaz y
tiene los medios necesarios, pero principalmente la motivación ideológica
suficiente, para ejecutar las obras que hoy día continúan admirándonos, ya se
trate de Stonehenge o de Burj Dubai. La arquitectura que construyó Pani, no es
la excepción. Su tradición familiar, así como su ejercicio profesional hicieron
que su quehacer edilicio estuviera inevitablemente unido a la especulación
inmobiliaria, favorecida por un estado deseoso por consolidar su imagen de
Modernidad y progreso, tanto al interior, como hacia el extranjero a fin de
ocupar un lugar entre las naciones más progresistas del momento.
La
arquitectura es un arte y una ciencia a través de la cual se modifican y
recrean los espacios con fines utilitarios. Al hacerlo crea una serie de
símbolos que permiten lecturas como la de Octavio Paz. El emplazamiento, la
escala, los materiales, las vistas públicas y privadas, los accesos, el
recorrido, la función o funciones, entre otros tantos elementos son significantes
que, según el caso, modifican nuestra percepción de la edificación, nos ofrecen
información, e incluso llegan a modificar nuestra conducta en el lugar.
Cito como
ejemplo de lo anterior a la Escuela Nacional de Maestros, cuya proyección
representa claramente una de las empresas más ambiciosas del estado mexicano,
la alfabetización de un pueblo casi analfabeto para lo cual necesitaba o
necesita de un ejército de docentes que la hicieran posible (una de las razones
del peso político que posee el sindicato de maestros).
Otro ejemplo sería cualquiera de los multifamiliares que
construyó y promovió como respuesta a la demanda de vivienda. En este sentido
hay que leer la morfología de los conjuntos Nonoalco-Tlatelolco y/o los
Condominios Reforma; en un caso se trata de una solución a la habitación masiva,
popular, en el otro la de exclusividad y lujo.
Sin duda el
nombre de Mario Pani aparece y aparecerá en la historia de la arquitectura en
México por la cantidad e importancia de las obras que construyó, principalmente
las de carácter público y social, pero igualmente su nombre permanecerá unido a
la creación de grandes capitales valiéndose de las necesidades y falta de
escrúpulos de un naciente estado mexicano urgido de un rostro acorde al momento
que vivía. Igualmente insoslayables son las múltiples polémicas en las que se
vio envuelto y que cuestionan seriamente su quehacer; la más reciente, la
secuela de muerte y destrucción que dejaron en la ciudad de México los sismos
de 1985. Culpar a Cortés por haber fundado la ciudad en un lago, luego
desecado, no disminuye en nada la posible responsabilidad que pudo haber tenido
en estos acontecimientos.
Este aspecto,
el polémico, por fortuna está presente de manera clara y objetiva en la muestra
que comentamos, lo cual hay que festejar pues sólo de esta manera se puede
tener una visión más amplia, más completa, del hombre y su obra, toca a los
arquitectos de hoy, emitir su juicio.
Publicado originalmente en Milenio Diario.
Ver también: www.artes2010.wordpress.com