La idea de trabajar obras por separado y luego reunirlas para formar las “banderas”, me parece interesante y hasta en ciertos momentos logran acertar; visualmente alcanzan a funcionar dos o tres de ellas. Cada uno de los productores, pintó 7 piezas en las que el color predominante fuera el rojo, el verde o el blanco, de tal suerte que al juntarlas siempre se formaba el “tri”. Al parecer fue el azar el que determinó la secuencia de las 7 piezas colectivas, lo que es posible influya para restarle fuerza a la reflexión a que pudiera estar incitando la pieza individual, pero que se diluye al juntarla con otras dos que no tienen nada que ver con el contenido de la primera y así sucesivamente. Esta misma manera de proceder, me parece que oculta o distrae las fallas que formal o temáticamente pueden tener los participantes. Es verdad que el guiño surrealista del cadáver exquisito es una tentación pero cuando se trata de un proyecto con un propósito tan concreto el resultado es un discurso por todos lados fragmentado.
Si como he dicho, visualmente algunas de las piezas colectivas pueden resultar atractivas, cuando uno pasa a considerar las individuales se vuelven evidentes los desaciertos formales en que incurren los miembros de este colectivo. Cierto que cada uno de ellos hace un esfuerzo por mantener un cierto “estilo”, un lenguaje, un discurso. No obstante, son productores noveles a quienes les falta desarrollo y alcanzar cierta madurez y personalidad en su trabajo para que éste tenga más fuerza y presencia.
Por lo general me parece que se debe apoyar todas las iniciativas de los más jóvenes y abrir los espacios para que tengan oportunidad de empezar a enfrentarse al público a través de las exposiciones. Pero también creo que hay que saber dirigirlos y aceptar que no todos pueden exponer en cualquier lugar, hay que reconocer jerarquías, tradiciones e historia, con el único fin de consolidar los espacios y darles una proyección cada vez más universal y ciertamente esto no lo lograremos con este tipo de muestras.
Ya decía que fue la curiosidad la que me llevó a ver esta muestra, debo agregar ahora que también se debió un poco a la actitud del vampiro, esto es, que desesperado por tener sangre con que saciar sus necesidades ya no reconoce si se trata de sangre de virgen o de un triste compuesto artificial.
Publicado originalmente por Milenio Diario
Ver también www.artes2010.wordpress.com
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