jueves, 27 de enero de 2011

martes, 25 de enero de 2011

Los museos

Museo Americano de Historia Natural. N.Y. City

Nada más impopular que presentar dudas y críticas a proyectos o personajes que, casi en automático, tienen el favor del público; contradictoriamente este es el caso de los museos, y digo contradictoriamente porque, como hemos visto en encuestas recientes, estos espacios no se encuentran, ni con mucho, entre los que reciben números ingentes de visitantes, no obstante, al momento de presentar cualquier oposición a ellos pareciera que se atenta en contra de lo más sagrado y todos se rasgan las vestiduras en su defensa.
Hago estos comentarios porque el tema de estas líneas es, precisamente, cuestionar las razones, los motivos, la justificación que se han dado para dar paso a la creación de dos nuevos museos en la ciudad: El llamado Papalote Verde, un muse ecológico destinado a los niños; y lo que amenaza con ser el museo nacional de historia natural (como si no hubiera ya uno en la Ciudad de México).
Estoy convencido que el nivel cultural de una ciudad, de sus habitantes, puede ser establecido por el número de instituciones culturales que tenga, por la infraestructura destinada al desarrollo, la educación, la promoción, la exhibición, la difusión, la presentación de actividades artísticas, sean bellas artes, populares o folklóricas. Me parece claro que este es el primer requisito para tener una vida cultural completa y permanente, pero no lo es todo, hay que sumarle los programas educativos, la cantidad y la calidad de los eventos que se presentan y el involucramiento de la sociedad en la función, organización y dirección de estas instituciones, siendo una de sus principales preocupaciones la obtención de los fondos necesarios, no para su correcto  mantenimiento y operación ―que debe estar asegurado a largo plazo desde un inicio―, sino para el desarrollo de nuevos proyectos y su continua y permanente renovación.
Es verdad que entre nuestras opciones de esparcimiento o entretenimiento, la de la vista a los museos se encuentra entre las últimas, eso ya lo sabemos, pero bien haríamos en preguntar  a qué se debe este alejamiento del público, y casi estaría seguro de que entre las razones que se recibirían, nos toparíamos con la inmovilidad de las colecciones, la pobre calidad de lo expuesto, lo inadecuado de las instalaciones, la falta de programas de vinculación con el público, la poca imaginación de los programas educativos, etc., respuestas todas que tienen que ver con la operación, renovación y promoción del propio museo.
De ninguna manera me opongo a la existencia de más museos en la ciudad, pero sí me pregunto si no sería mejor llevar a cabo otras tantas tareas para consolidar lo que se tiene ahora antes de dar el siguiente paso. Por ejemplo ¿no se debería poner en operación regular y adecuada todos los espacios con que cuenta el Centro de las Artes en el Parque Fundidora antes de verse en competencia con estos nuevos espacios? Y qué decir del apoyo a la compañía de ballet y la escuela superior de música y danza, al verdadero y profesional acondicionamiento del museo de culturas populares y/o de la Casa de la Cultura de Nuevo León, del destinado a los teatros, el apoyo al MARCO, al museo de Mina, de Linares, los de Garza García; incluso por qué no entrarle a apoyar al Planetario, el Museo del Vidrio, el Obispado.  Si se trata de encontrar en dónde invertir en obras culturales,  hay, y de sobra, actividades y programas  que están permanentemente necesitados de apoyo.
Supongamos que ya contamos con estas dos nuevas instituciones, ¿en verdad podrán proyectarse en el tiempo como marcas del desarrollo cultural de la ciudad, o al cabo de unos años estaremos escuchando pedidos desesperados de auxilio? El problema no es la creación de museos (en este momento se me ocurren diez más), el problema es si en verdad estamos preparados para mantenerlos como centros vivos del quehacer artístico, que signifiquen, que representen, la cultura de esta comunidad.
Publicado originalmente por Milenio Diario
(Imagen: www.esciudad. com

jueves, 20 de enero de 2011

La imagen de este día

David Jiménez. Asesinato del perdiodista japonés Kenji Nagai.2007.

En la primer imagen el reportero en el suelo muestra su cámara a los soldados para identificarse; en la segunda, ya sin vida, se ve como pasan a su lado.
En esta amisma manifestación en Birmania, el ejercito disparó sobre los manifestantes matando a otras ocho personas.
(Imagen: www.elmundo.es)

martes, 18 de enero de 2011

Lo joven (epílogo)

Wayne Chisnall. & When I'm a Man I'll Think as a Man. 1998

Vengo tratado el tema del “arte joven” en mi blog y ahora quisiera presentar aquí su epílogo tanto para llegar a otras personas que pudieran estar interesadas en él, como por hacer un ejercicio de síntesis de lo que he expuesto allá.
            Aunque es un tema recurrente entre mis preocupaciones e intereses, en esta ocasión apareció al preguntar, junto con otros colegas ¿a quién le puede interesar el llamado Arte Joven? Nos pareció ―nos sigue pareciendo― que la pregunta es pertinente dado que en ninguna otra época encontramos un interés, un apetito tan evidente por este tipo de obra.
            Cuando hablamos de Arte Joven, de inicio debemos aclarar que sobre esta denominación hay, por lo menos, dos posibles aproximaciones. Llamamos Arte Joven al que efectivamente realizan hombres y mujeres jóvenes que han decidido tomar la producción artística como su medio de vida. En este caso, el estado o las instituciones privadas interesadas en el tema hacen bien en impulsar y promocionar el hacer de estos chicos, alentarlo, prepararlo para su futura incorporación al mundo del arte.
            Pero también hablamos del Arte Joven, como una parte de la producción que ya se encuentra en circulación en busca de un espacio, una plataforma, una oportunidad para darse a conocer; como una serie de obras, prácticamente inéditas, cuyos autores sólo requieren de un empujón, un reconocimiento que les permita catapultar su carrera, su trayectoria, a niveles más altos y sofisticados con ventas más significativas.
            Es importante hacer la distinción entre ambas aproximaciones ya que generalmente confundimos o tendemos a mezclarlas, de hecho el inicio de esta disputa nace de esta ambigüedad, lo que en realidad deseamos discutir es la segunda manera en que se entiende el término Arte Joven.
            Ahora bien, no por ser joven, en este o en cualquier otro momento, se tiene garantizado el acceso exitoso al mundo del arte. Para lograr ese éxito se necesita que en la obra se encuentre lo mismo que en cualquier otra obra de cualquier otro momento, la representación, materialización, visualización, interpretación, idealización, de los valores, los principios, los fundamentos, en que cree, sobre los que se desarrolla, con los que crece, produce y educa, una sociedad en un momento histórico en particular. Sin este componente, no importa lo que se haga, la obra, nunca dejará de ser una simple pintura, una torpe escultura, la repetición, la representación de algo sin importancia, sin trascendencia.
            Quiso el destino que en este momento, quienes están llevando a cabo esta labor, que es la función del arte, son los productores noveles, los jóvenes; es en sus telas, fotografías, instalaciones, audiovisuales, dibujos, ilustraciones o gráficas, en donde nuestra sociedad está encontrando la representación, la visualización icónica de lo que le parece valioso e importante. No podemos detenernos a explicar a qué se debe este cambio, en todo caso lo que sí apuntamos es que este es el núcleo de la respuesta a la pregunta que planteamos.
            Finalmente agreguemos que buena parte del interés por el Arte Joven, está dictado por el mercado. Como todo mercado que funciona a partir de la venta de productos, el del arte, requiere constantemente de novedades para mantenerse activo y atractivo, por lo que una buena parte de sus esfuerzos los destina, a través de sus muchos agentes, a la localización, seducción y entrenamiento de los artistas jóvenes a fin de poner en circulación su obra en espacios cada vez más exclusivos de acuerdo a cómo se van dando las ventas.
            Así pues, ¿a quién le interesa el Arte Joven? Yo diría, a los comerciantes antes que a cualquier otra persona, porque han sido ellos los primeros en detectar que lo que los jóvenes dicen, comunican, a través de sus trabajos es importante para nuestra sociedad, aun así sea sólo para reforzar el ego del propio mercado.
(Publicado originalmente por Milenio Diario)

domingo, 16 de enero de 2011

Hasta aquí

Martin Creed


A lo largo de estas entregas, creo haberme acercado un poco más a lo que se encuentra tras el llamado “arte joven”, o mejor dicho, a las razones que han provocado un mayor interés o desplazamiento de esta clase de obras por sobre cualquier otra. La creciente importancia de la juventud y “lo joven”, ficticia o no, su mayor centralidad en los mercados de bienes y servicios, más fenómenos como “el trauma de van Gogh”, son sólo una parte de los motivos y acciones que han catapultado a la obra de los más jóvenes a la cima del mercado y la escena del arte.
            Por estas razones, por el fracaso del mundo Moderno, por la ausencia de alternativas que sean ofrecidas por otros productores, por la necesidad de encontrar sentidos en lo que se vive a diario, por la búsqueda de símbolos que nos identifiquen, la justificación de los valores del mundo contemporáneo, y por la necesaria legitimación de una obra que se produce de espaldas a toda norma, regla o academia, es que se voltea hacia la obra que los más jóvenes están ofreciendo al circuito del arte. Puesto que sus mismas características las convierten en trabajos limitados, parciales, inconclusos, tentativos, sobre-experimentales, sobre-explotados, reciclados al máximo, sus respuestas son igualmente no concluyentes, no formativas, sin aspiraciones modélicas (para muchos en esto, precisamente, se encuentra su fortaleza, importancia y valor), por lo que hay que estar atento a la que sigue y a la que sigue y a la que sigue, siempre en espera de la piedra clave que permita la reconstrucción del otrora edificio de las nobles artes, del productor auriga que guie la producción a buen puerto, del genio de nuestra época que el porvenir reconozca como tal. A esta situación sumémosle la avidez del mercado, la frialdad de su lógica, la despersonalización de su operación, y su perene necesidad de novedades, y podremos contestar más adecuadamente a quién le importa lo que están produciendo en este momento los más jóvenes.
(Imagen: www.aebisu.com)

sábado, 15 de enero de 2011

El trauma de van Gogh

Autorretrato con oreja herida. 1889


El siglo XIX y en particular su segunda mitad son un momento de esplendor para la civilización Occidental. Hablo de esplendor sin desconocer los muchos males que tienen su origen en ese momento y cómo es que sus efectos nocivos alcanzan hasta nuestros días; no obstante, la creatividad, la inventiva, la motivación, la curiosidad y la iniciativa de hombres y mujeres de ese momento no tuvo límites y si los tuvo luchó para ir sobre ellos sólo para conquistar nuevos horizontes. Si el siguiente siglo, el XX, pudo ver más lejos, ser más fuerte, más intrépido, ir más rápido, lo fue gracias a que lo hizo sobre los cimientos y herencia que recibió del siglo precedente. Pero no sólo recibió dones, también heredó sus pecados y sus traumas. Menciono dos de ellos, el sexo y lo que hemos llamado aquí el “trauma de van Gogh”. Sobre el tema del sexo no me extiendo más, remito a quien esté interesado a las obras completas de Dr. Freud para comprender de qué hablo, pero sobre el triste caso de Vincent van Gogh (1853-1890) sí podemos alargar una o dos líneas más.
            El trauma de van Gogh no es otra cosa que el vivir atormentados por no haber reconocido a tiempo y en su tiempo a uno de los más grandes pintores del siglo XIX. Saber que el artista holandés cambió por comida y habitación, por atención médica y sentimental, sus mejores telas y aun así vivió pensando que le hacían un favor, haber pintado las escenas más personales y emocionantes, poner al descubierto el uso expresivo del color y jamás haber conocido el éxito a pesar de haberlo deseado como nunca antes nadie lo había hecho, haber vivido sin recibir la justa y merecida recompensa por su hacer, nos ha empujado a la autoflagelación y la expiación de una culpa que no termina por  pagarse. Si hoy en día estamos tan preocupados por lo que hacen los jóvenes en buena parte se lo debemos a esta carga, no queremos, no deseamos, volver a repetir tal injusticia; descubramos a los talentos del presente y del mañana desde sus inicios, cuando apenas dan sus primeros pasos, cuando empiezan a deslumbrar con su talento, si no.... cuando al fin lo hagamos quizás sea demasiado tarde y hayamos vuelto a perder, a no comprender, al genio del siglo.

viernes, 14 de enero de 2011

La fuente de la eterna juventud


Vamos a ver. Decíamos ayer y en otros momentos, que aproximadamente a partir de mediados del siglo XX, la opinión pública empezó a moverse hacia conceptos relacionados con la juventud y a hacer esfuerzos por encontrar los medios que pudieran, eventualmente, prolongar ―idealmente al infinito― la juventud, o mejor dicho, las bondades de la juventud (vigor, energía, salud, fuerza, firmeza, etc.). Esta tendencia que pudiera parecer favorable, esconde una doble motivación que no es tan loable o noble como lo puede dar a entender la primera impresión. Por un lado se pretende cautivar a un público, y por tanto a un mercado, que puede tener todo lo que quiere, menos una cosa, juventud, por lo tanto se le hace creer que si usa ciertas cremas, come ciertos alimentos, viste a la moda, se divierte en los lugares recomendados y tiene las actividades prescritas (tenis, gym, jogging, etc.) logrará, si no la eterna juventud, por lo menos la apariencia de lo que un día fue, la de un joven, apariencia que por cierto, demanda un continuo y constante mantenimiento a riesgo de perder para siempre tan preciado tesoro. Por otra parte, los verdaderos jóvenes han ido modificando su estatus dentro del cuerpo social, desde su posición y rol dentro de las familias, en la escuela o universidad, hasta en el mundo laboral, lo que ha ido poniendo a su disposición cantidades económicas crecientes, hasta convertirse en un mercado de lo más atractivo, por lo que cada vez hay más productos y servicios destinados a este segmento de la población, que además se muestra veleidoso e irracional por lo que son fácil presa del comercio más salvaje y despiadado.
Aunque parece que evito o estoy haciendo de emoción el tema de lo que hemos llamado el “trauma de van Gogh”, creo que es mejor dejarlo para la entrega de mañana, en lugar de alargar innecesariamente la presente.

jueves, 13 de enero de 2011

El fin del mundo Moderno

Auguste Rodin. El pensador. 1880



Al componente económico, especulativo, que se ha encontrado en las actividades culturales y artísticas, debemos sumarle algo más, mucho más. Los cambios que se han experimentado en la concepción, apreciación, formación y producción de los objetos artísticos, son parte de la transformación que el episteme occidental empezó a experimentar a partir de los años 70’s del siglo XX y que terminaron por desmontar la racionalidad sobre la que se había levantado el mundo Moderno; mejor aún, a partir de la década de los años 70’s las bases, los pilares sobre los que se sostenía la concepción del mundo tal y como se comprendía hasta entonces, fueron desmoronándose hasta dejar de ser operantes, hasta perder toda autoridad, todo atractivo, toda importancia, sobra decir que uno de estos pilares lo era el concepto de Arte tal y como fue creado a partir del Renacimiento y se fue perfeccionando hasta mediados del siglo XX. Por tanto, es hacía estos cambios que debemos dirigirnos para dar respuesta a las preguntas que hemos planteado. Pero antes de hacerlo, es menester contestar los dos puntos que habíamos dejado para más adelante, lo que denominamos "el trauma de Van Gogh" y el direccionar el interés del público en general hacia lo joven; ambos aspectos los abordaremos en la siguiente entrega.

miércoles, 12 de enero de 2011

Continuamos

Pablo Helguera


Después de la pausa de los martes (cuyo tema, si se mira bien, no fue tan ajeno a estos), retomamos la discusión que hemos venido sosteniendo desde la última semana. Ya hemos dicho que una buena parte de los cambios que ha experimentado el objeto artístico se debe a que se han convertido en mercancías codiciadas por el mercado y como sabemos éstos, los mercados, se alimentan de novedades, por lo que para mantenerlos activos y atractivos económicamente hablando no es extraño que se busquen en todos lados los insumos que requiera, aka, las obras qué sea y de quién sea. Pero ya hemos dicho también que no es verdad esto último, puesto que para que estos objetos sean atractivos para el mercado deben reunir una serie de requisitos y resulta que tales requisitos se encuentran ahora en la obra de los más jóvenes, así que la pregunta es ¿por qué ha sucedido esto?

martes, 11 de enero de 2011

Gran historia (un ejemplo del mismo tema)

Vivian Maier. Autorretrato. s/f


De los millones de historias que han de circular por el Internet, sólo unas cuantas resultan de interés para quien anda a la caza de temas específicos. Como se ha dicho, tener acceso a la red no garantiza que se obtendrá la información, los datos, las cifras, la ubicación de lo que se desea, sólo el que sabe buscar, aquí o el cualquier otro medio, encuentra, tal y como lo dijera Picasso.
Esta inconmensurable cantidad de información que es la base misma del Internet, ha dado lugar a que de vez en vez se produzcan “hallazgos” que deslumbran por ser “garbanzos de a libra”, verdadera joyas enterradas en el más vil de los estercoleros; así hemos conocido barítonos que sólo se dan el lujo de cantar en la ducha; sopranos que tararean en la cocina de algún tugurio, genios de la música que han perdido la memoria, coleccionistas que guardan obras inéditas y hasta locutores de tersa voz que reciben una segunda oportunidad.
Si reunimos ambos aspectos, la búsqueda adecuada de temas a través de la red y los descubrimientos maravillosos, no tendría por qué sorprendernos que en una de esas cyber-exploraciones aparecieran pintores, escultores, dibujantes, o como es el caso del tema de estas líneas, fotógrafos. En efecto, sólo un ávido internauta como Oscar Estrada de la Rosa pudo haber dado con la historia de Vivian Maier (1926-2008), quien a su vez es producto de otro descubrimiento, el que llevó a cabo John Maloof, historiador local de Chicago, Ill, al adquirir, sin saberlo a ciencia cierta, los archivos de esta mujer que está llamada, a no dudarlo, a ser una de las grandes fotógrafas norteamericanas de mediados del siglo XX. No replicaré aquí la historia y méritos de la Maier, que ciertamente, tiene tras de sí una gran historia y como tal llena de misterio, incógnitas y sorpresas que se irán despejando conforme se siga investigando su obra y vida. Quienes estén interesados en ella puede consultar en http://oscarestrada.info para acceder al video de la PBS en que se da a conocer la historia.
De los muchos ángulos de interés que tiene esta historia, ― ¿quién fue Vivian Maier; por qué nunca mostró su obra; dónde y con quién aprendió fotografía o fue autodidacta; por qué no donó sus archivos, o por el contrario, por qué no los desechó; etc.?―, uno de los que más llama mi atención es el de la investigación; por un lado el trabajo de Maloof quien se topó con la Maier gracias a que estaba realizando un trabajo de investigación, de investigación local; por otro, la tarea que tiene ahora ante sí, investigar sobre este enigmático personaje, ubicar, clasificar y difundir su obra; y por último, las decisiones que tendrá que tomar a fin de preservar y conservar para la historia el material que práctica e involuntariamente le legó Vivian Maier.
Ahora que la fototeca de Nuevo León, ha dicho que una de sus tareas inmediatas es la de la investigación qué mejor que tomaran en cuenta este y otros ejemplos semejantes. Es decir, más que andar descubriendo talentos contemporáneos para luego convertirlos en monstros insaciables, habría que favorecer la indagación cauta, respetuosa, diligente y constante, en sus archivos, en la búsqueda de otros acervos, en la recopilación de ciertos autores, en su clasificación, en su difusión e incorporación a una selecta colección de fotógrafos de esta tierra.
El valor de la historia de Vivian Maier radica en que surge a partir de lo que en el oficio se llama la pequeña historia, la que Don Luis González y González llamó la historia matria, pero es su confección, su lenta y trabajosa elaboración hecha con retazos de historia oral, recortes de periódicos, fotografías, cartas y grabaciones de audio, que termina por convertirse en la piedra angular de la gran historia. No olvidarlo equivale a ponernos a trabajar desde ya, antes que se nos vayan entre las manos materiales tan valiosos como los que hoy nos cuentan la historia de esta gran fotógrafa.
Publicado originalmente por Milenio Diario

lunes, 10 de enero de 2011

Lo que se entiende I

Lunes, continuamos. En las últimas entregas he venido repitiendo la pregunta de ¿a quién demonios le puede interesar el trabajo de los jóvenes productores (sean o no reconocidos; tengan o no habilidades; puedan o no significar algo a través de su obra; etc.)? Y la he hecho acompañar de esta otra ¿qué es lo que ha sucedido que a partir de la segunda mitad del siglo XX empezó a surguir con más fuerza este interés, o bien que a partir de entonces se empezó a desplazar el interés del mundo del arte hacía este otro tipo de trabajo?
Antes de continuar, quisiera dejar para más adelante dos aspectos: primero que, efectivamente, a partir de los años 50's del siglo XX aproximadamente, se empieza a dar un paulatino y creciente interés por lo joven (que no los jóvenes forzosamente), que va acompañado de una genuina preocupación por la salud (o por estar saludable que no es lo mismo). Segundo, que, tal y como lo comentaban los amigos con los que inició este tema, el siglo XX es el heredero de algo así que, por lo pronto, llamaremos "el trauma de Van Gogh".
Ahora bien, antes de tocar estas y otras aristas del tema general, simplemente apunto que mucho de este interés por la obra de los jóvenes productores, interés creado gracias a la participación de muchos (productores, galeristas, vendedores, coleccionistas, críticos, funcionarios del estado, corporaciones privadas, nuevos públicos, etc.), es producto del reconocimiento del valor (en términos de pesos y centavos) de las actividades culturales para la economía (generalmente la privada, pero también la pública). En otras palabras, a partir de que se empezó a ver en las actividades culturales y artísticas un medio que podía traducirse en términos de ganancias económicas concretas o en elementos simbólicos que terminaban capitalizándose en prestigio social y este a su vez en aumentos en las cuentas de cheques, se fue generando y generalizando este interés por la obra de los jóvenes productores; es más, podríamos decir que el aumento en el interés por este tipo de obra es directamente proporcional al interés material, económico que las actividades culturales representan para una(s)capa(s) de la sociedad.
Así pues, este cambio de un desinterés genuino por parte de los antiguos patrones del arte a la explotación comercial de las actividades artísticas, sería una primer explicación o respuesta a la pregunta planteada.

sábado, 8 de enero de 2011

Ahora una precisión

A fin de continuar con el tema que he planteado en las últimas entregas, ahora he de hacer una precisión a lo que he dicho. Ya explique que no hay nada en contra de los jóvenes productores, lo que yo veo como un problema, o mejor aún, como un tema a debatir, es que el llamado Arte Joven se ha convertido en el motor del arte contemporáneo, pareciera que se nos hace tarde por exhibirlos, circularlos, coleccionarlos, a lo que he preguntado ¿a quién le puede importar estos trabajos en detrimento del trabajo maduro, fruto de la experiencia y del hacer continuado?
Precisemos pues, que cuando nos referimos a la obra de los jóvenes productores, nuevos valores, recién descubiertos o como quiera llamarlos, no se trata de un trabajo cualquiera o de cualquiera. Al rededor del mundo hay miles, tal vez millones, de chicos intentando hacer algo con sus vidas en estos campos, en la pintura, en la fotografía, en la literatura, en la escultura, en las artes performativas, el mundo audiovisual, y de ellos únicamente una muy pequeña parte logrará apenas exponer y menos aún el éxito cualquiera que sea el baremo que empleemos para medirlo. Así pues, el Arte Joven se sostiene por los productores y trabajos que siguen representando, que siguen significando valores que, al menos una parte de la sociedad, considera interesantes, dignos de conservarse y difundirse. En otras palabras joven o viejo si no tienes nada qué decir, ni cómo decirlo, más vale que dejes en paz los pinceles, el ordenador, la cámara o las gubias porque nunca, o difícilmente lograras sobresalir más allá de tu ámbito familiar.
Finalmente, la pregunta que hemos planteado no sólo se sostiene sino que se aclara al asociarla a: ¿qué pasó que ahora lo que dicen los jóvenes -ciertos jóvenes- resulta valioso para nuestra sociedad?

viernes, 7 de enero de 2011

Aclaración


Antes de continuar parece que se es necesario hacer un par de aclaraciones. En primer lugar no tengo nada en contra de los jóvenes y menos de los que intentan asumirse como productores; la mayoría son serios, bien intencionados, con ganas de trascender, y uno que otro -los menos he de confesar- con ganas de aprender, de estudiar, de prácticar y de ir haciendo conforme van avanzando. Creo que, en medida de lo posible, hay que ayudarlos en estas tareas, apoyarlos en sus propósitos, guiarlos en su andar y correguirlos cuando así parezcan merecerlo. Segunda aclaración. Si no tengo nada en contra de los jóvenes productores, menos aún con Alejandra Laviada, o mejor dicho, con su trabajo el cual me parece interesante, imaginativo, atrevido, joven en pocas palabras. Si una muestra de él usé en la entrega de ayer fue, indebidaente, para situarlo al lado del de Alvarez Bravo y así hacer más evidente mi punto, pues por más bueno que sea aún le falta un rato para estar a la altura del de Dn. Manuel. (La foto de hoy sí es de pura joda).
En resumen, el problema -si es que lo hay- no es que haya jóvenes tratando de convertirse en productores (todos, o mejor dicho casi todos, empezaron igual), ni el trabajo que hacen, el problema, desde la óptica que estoy tratando de elaborar, es que estos trabajos hayan tomado el lugar de lo que llamamos, por lo pronto, Arte; dicho de otra manera, gracias a una serie de sucesos y operaciones de todo tipo, el trabajo producido, creado, por jóvenes en los albores de sus carreras, se ha convertido en el motor, en la pieza central alderredor de la cual gira el mundo del arte contemporáneo. En virtud de tal maravilla alquímica yo me pregunto, ¿pero a quién demonios le interesa el arte joven?

jueves, 6 de enero de 2011

Arte joven ¿a quién importa?

Alejandra Laviada. De la serie Foto esculturas. 2009

Manuel Alvarez Bravo. Niño maya de Tulum. 1942


Trataré de ser breve a fin de que este tema pueda extenderse por varias entregas sin perder su interés. Después de la entrada de ayer, en la que "critiqué" que aún se siguieran haciendo exposiciones de Cartier-Bresson por más inéditas que fueran las obras que se mostraran, me sentí mal, creo que fuí injusto y si hay un Cartier-Bresson para rato, qué decir de nuestro Manuel Avarez Bravo (1902-2002), que aparece, inédito o no, en cuanta muestra sobre la fotografía de y en México se monta en cualquier lugar del país y/o del mundo, y no por eso deja de ser interesante ver y reveer su trabajo, lo mismo que pasa con el del francés.
Mucho de mi comentario estuvo animado por hacer ver que en lugar de dar espacio a nuevos valores, como es el caso del trabajo que presentamos aquí mismo de Alejandra Laviada (1980), seguimos exponiendo y promocionando a los mismos de siempre. Sin embargo, y comentando de otros temas, me quedo reflexionando en lo siguiente: Hoy día se habla mucho más del mal llamado Arte Joven que del Arte a secas, ¿por qué? Hasta hace menos de un siglo ¿a quién le importaba lo que podía producir un joven prospecto? ¿no es verdad que lo que siempre nos interesó fue el trabajo maduro, fruto de la experiencia, de los años en el camino?, ¿a qué se debe que de pronto se hayan movido los valores?
(Imágenes: Para Laviada www.todayandtomorrow.net
Para Alvarez Bravo www.witkimgallery.com)

miércoles, 5 de enero de 2011

Sin fondo

Natchez, Mississippi. 1947

Dentro de las actividades que llevará a cabo la décimo sexta edición de Los Angeles Art Show, que inicia ahora este próximo 19 de enero, se encuentra una exposición de fotografía intitulada Rarely/Unseen, misma que se presentará en el centro de convenciones de esta ciudad. Y aunque pueda parecer increíble  la muestra se armó, una vez más, con trabajos de Henri Cartier-Bresson (1908-2004). Por supuesto no se trata de los mismos de siempre, sino de obras que nunca antes se habían exhibido o extrañas al corpus de trabajos de este incansable ícono de la fotografía moderna que parece ser un barril sin fondo o, quizás mejor, un cofre del tesoro que al abrirlo siempre te tiene una sorpresa preparada. En fin, quien tenga oportunidad de ver la muestra podrá decir qué tanto aporta a la mejor comprensión y aprecio del fotógrafo o qué tanto es sólo la publicidad en torno a una exposición que sin este recurso podría pasar desapercibida. Habrá que estar atentos a las notas de prensa, sobretodo la especalizada en el tema.
(Imagen: www.artdaily.com)

martes, 4 de enero de 2011

Propósitos

Rodney Graham. Light Keeper with Light House model 1955. 2010


Por alguna razón, que no puede ser otra que la costumbre, nos gusta llevar a cabo listados de buenos propósitos siempre que inicia un año o, mejor dicho, cada vez que iniciamos un nuevo ciclo, sea este de la naturaleza que sea; coincide, ahora, justo cuando acabamos de empezar nuestro recorrido de 365 días en torno al sol. Así que para no ser menos, hagamos nosotros también nuestra lista de intenciones que podrían cambiar al mundo.
            Como dicen que el que mucho abarca poco aprieta, es preferible presentar únicamente cuatro propósitos para este año que inicia, esperando, sinceramente, que alguien los recogiera y se pudieran llegar a cumplir. El primero de ellos tiene que ver con uno de los temas que nos han ocupado recientemente, el de los presupuestos. No se trata de abrir la bolsa y dejar que fluya sin ton ni son el recurso económico, sino todo lo contrario, que se aplique inteligentemente ahí donde realmente se necesite, pero una vez que se haya comprobado que se trata de proyectos valiosos que no se les sacrifique o limite por falta de recursos.
            El segundo propósito debiera ser la profesionalización y capacitación de todos los involucrados en el terreno de la administración, promoción, difusión y creación de las actividades culturales y artísticas, desde los cargos más importantes y de mayor responsabilidad, hasta los “chimales” encargados de mover y colgar y/o disponer las obras en exhibición, lo mismo que los propios productores. Si se cumpliera el primer propósito una muy buena inversión sería precisamente en la profesionalización de este sector.  En tanto esta medida fuera desarrollándose sería posible concebir proyectos de otra naturaleza, más complejos y atrevidos y no las tristes y aburridas muestras en donde todo se limita a estar colgado de un clavo en una museografía más propia del Teatro Fantástico que de una institución cultural.
            Supongamos que se cumplen los dos primeros propósitos, ¿y luego qué? ¿De qué nos servirían si a nadie le interesaría lo que se estuviera proponiendo o mostrando? Así pues, el tercer propósito va destinado a todos nosotros, es decir, a todos lo que no participamos directamente en la dirección de la cultural, pero sí las consumimos. Debe der propósito de toda la ciudadanía el colmar, el abarrotar cuanta actividad cultural se nos presente en la ciudad. No es que solicitemos que de manera acrítica se vaya a todos los eventos, pero sí que hagamos el propósito de ir haciendo parte de nuestros hábitos visitar una exposición, ir al cine, acudir a la presentación de un libro, escuchar un concierto en vivo, etc., etc. Sólo si hay público y este se muestra interesado, es exigente y preparado, cobra sentido invertir en el área y profesionalizar a sus administradores.
            El público sin lugar a dudas es importante, pero de nada sirve si una parte de él no se especializa por decirlo de alguna manera. Me refiero a que el cuarto y último propósito para este año, bien podría ser el convertirnos poco a poco en compradores, en coleccionistas. Lo mismo, no vamos a competir con los grandes coleccionistas del país o de la ciudad, con los corporativos u otras instituciones que han tenido el buen tino de ir formando una colección (de los objetos que sea), sino de ir adquiriendo en la medida de las posibilidades de cada quien, obras originales que siempre serán mejor que tener un poster de un lugar que no conocemos o una obra que jamás hemos visto o tiene que ver con nosotros.  Cumpliendo con este propósito contribuiríamos a aligerar un poco, a distribuir de mejor manera los presupuestos oficiales.
            Como todos los propósitos estos tampoco son la gran cosa (dejar de comer, de fumar, hacer ejercicio, estudiar, etc.), pero como todas las listas que se hacen al empezar estos ciclos si se cumpliera tan sólo la mitad de ellas, qué distinto sería nuestro presente y futuro.
Publicado originalmente por Milenio Diario.

lunes, 3 de enero de 2011

Revisiones necesarias

Mathías Goeritz. Serpiente.

En ocasiones no puedo menos que sentir, no sé si envidia o admiración, de la actividad cultural que se despliega en otros lugares. Por ejemplo el espacio cultural de la Fundación Juan March, en su sede de Madrid,España,inaugura el año con la muestra América fría. La abstracción geométrica en Latino América (1934-1975), montada con más de 130 obra de 50 productores de esta parte del continente. Independientemente de que en México ya sa había hecho una revisión similar con la abstracción geométrica de casa en el 2009 y que la muy famosa Era de las discrepancias, del 2007, tambíén tocó el tema, siempre he creido que este tipo de ensayo son más que necesarios para poder empezar a ver con otros ojos lo hecho no en los centros de poder, no en las metropolis internacionales, sino en los espacios particulares de cada país sin que intervenga su importancia política, militar o económica. Quizás haciendo estas revisiones vayamos aprendiendo a revalorar no sólo lo nacional, sino también lo estatal, lo municipal, lo que se produce en cada bario, en cada taller, en cada escuela, se trata pues, de revalorar lo local.

domingo, 2 de enero de 2011

Tarea por hacer

Adiantum pedetum. Maiden Hair ferm. 1900-1930

De entre los asuntos que requerirán mayor atención este año y el futuro próximo está la naturaleza, nuestro medio ambiente; ello a fin de empezar a revertir parte del daño que hemos causado, así como para poner en práctica más acciones tendientes a no repetir los errores que desde hace mucho hemos cometido en su contra, o mejor dicho en contra de nosotros mismos. Las microfotografías de Karl Blossfeldt (1865-1932) nos recuerdan la belleza, la elegancia y serenidad que las formas naturales tienen y que nosotros aspiramos a copiar como sería en este caso con el Art-Deco. Esto ya sería motivo más que suficiente como para preocuparnos por cuidarlas, cultivarlas y difundirlas mejor que hasta el momento. Esta es pues la tarea por hacer a lo largo de este nuevo año.

sábado, 1 de enero de 2011

Empezamos (tarde pero seguro)

Elliot Erwitt. Ernts Hass, San Fracisco, Cal. 1955

Primer día del año y con el queremos iniciar esta nueva página. Estará dedicada a los temas de siempre, la fotografía, las artes visuales, nuestra cultura contemporánea y los cambios que representa. Algo de lo aprendido en los blogs que anteriormente hemos publicado es que no hay ruta que se pueda seguir plenamente, así que por lo pronto continuaremos presentando los textos semanales más largo y en torno a ellos o lo que vaya surgiendo aparecerán las siguientes entregas. Como siempre cualquier aportación, comentario o critica son bienvenidos. Empezamos pues.