A veces me pregunto si con la misma facilidad que calificamos a algo como "arte", "artístico", o incluso "estético", lo hacemos con otros temas, por ejemplo con el de la salud. Claro que hoy en día hay muchos obsesionados con el tema de la salud y no paran de dar recetas y remedios para evitar la enfermedad y llevar una vida sana, pero fuera de esta manía no los veo calificando u opinando sobre una intervención quirúrgica, el vendaje de un brazo, o la extracción de una muela. Quiero decir, mientras que hay áreas en las que reconocemos que para hablar de ellas se requiere mínimo de quien las haya estudiado medianamente, hay otras, como el Arte en la que todos nos sentimos capacitados para meter mano y santificar y descalificar a diestra y siniestra como si la reflexión de los especialistas no existiera o nos valiera un cacahuate. Lejos de sorprendernos esta situación, la debemos ver más bien con un reflejo de la importancia y lugar central que guarda en nuestra cultura occidental un tema como el de los objetos artísticos, tanto tiene que ver con cada uno de nosotros que por eso lo tratamos con tanta familiaridad, como algo nuestro que nos pertenece. Juntemos estos dos factores: la necesidad de expresión simbólica que todos tenemos, más este lugar privilegiado que ocupa la práctica de la pintura, la escultura, el dibujo o la poesía, y entenderemos porqué a la menor provocación calificamos cualquier acto como "artístico".
sábado, 31 de marzo de 2012
viernes, 30 de marzo de 2012
Diferencias (C)
En la línea de las aclaraciones, hay que inlcuir la siguiente. Esta serie de entregas, más la del martes pasado que es la que da origen a las demás, trata sobre prácticas culturales, concretamente de la pintura y la fotografía, no sobre el Arte, éste también es una práctica cultural pero contiene otros muchos elementos que no estamos abordando aquí. Una práctica cultural es una serie de conductas, físicas y psicológicas, que se llevan a cabo, se repiten, por costumbre bajo un patrón determinado y tienen por objeto la producción de un objeto (físico o inmaterial) a través del cual el grupo en el que nace, simboliza algo que le es importante y muy valioso. Ninguna de las prácticas sociales que en lo general compartimos con todo Occidente ha permanecido estática, inmóvil a través del tiempo, algunas de ellas conservan un núcleo original fuerte, duro (laa religiones por ejemplo), pero aún estas se han movido, se mueven y se moverán a lo largo de la historia a fin de adecuarse a los cambios sociales, geográficos y medioambientales en los que se llevan a cabo. Es por esta razón que los principios, los conceptos, que en un momento dado fueron válidos para una de estas prácticas en este momento ya no lo son, como los de ahora dejarán de serlo en el futuro próximo; en pocas palabras, no podemos juzgar una pieza contemporánea con los argumentos del siglo XIV.
jueves, 29 de marzo de 2012
Diferencias (B)
Al hablar de las diferencias que pueden existir entre objetos producto de la misma práctica, habría que aclarar, entre otras muchas, las siguientes dos cosas. En primer lugar, que el hecho de que existan tales difrerencias de ninguna manera invalida o devalúa a los objetos menos favorecidos, como tampoco es razón suficiente para que sea selectiva su exposición pública. Todos tenemos derecho a prácticar alguna forma de expresión simbólica, asi como todos los productos, sean los que sean, tienen derecho a ser exhibidos publicamente, aunque eso sí, no en cualquier lugar.
Y, segunda, que el valor que puedan llegar a adquirir estos objetos, ya fuera uno de carácter económico o bien artístico, no depende exclusivamente, ni siquiera mayoritariamente, de su ejecución. La adquisición de un valor económico es similar a la de cualquier otro producto y se sujeta a las leyes de la oferta y la demanda; la del valor artístico es mucho más compleja y en ella intervienen otras variables, la mayoría de ellas no son controladas y tal vez hasta sean desconocidas por el autor del producto. Dadas así las cosas, el ejercicio de cualquier práctica cultural debiera estar totalmente desprejuiciada y llevarse a cabo sin otra pretensión que dar paso o facilitar la expresión simbólica del individuo.
Y, segunda, que el valor que puedan llegar a adquirir estos objetos, ya fuera uno de carácter económico o bien artístico, no depende exclusivamente, ni siquiera mayoritariamente, de su ejecución. La adquisición de un valor económico es similar a la de cualquier otro producto y se sujeta a las leyes de la oferta y la demanda; la del valor artístico es mucho más compleja y en ella intervienen otras variables, la mayoría de ellas no son controladas y tal vez hasta sean desconocidas por el autor del producto. Dadas así las cosas, el ejercicio de cualquier práctica cultural debiera estar totalmente desprejuiciada y llevarse a cabo sin otra pretensión que dar paso o facilitar la expresión simbólica del individuo.
miércoles, 28 de marzo de 2012
Diferencias (A)
Creo que a pesar de todos los adelantos que tenemos gracias a la aplicación de los recursos electrónicos a las actividades más diversas, hay ciertas prácticas que nunca desaparecerán, el pintar es, no me cabe duda, una de ellas. Expresarnos por medio de formas y colores, o al menos intentar hacerlo, me parece tan humano como el caminar erguidos.
Como práctica cultural que es, la pintura está sujeta a lo que su cultura espera de ella. Para una buena parte del mundo occidental la pintura debe ser un sucedáneo de la mirada, o en otras palabras, mirar una pintura no debiera ser una experiencia diferente a mirar la escena real; de esta expectativa se derivan escuelas, tendencias, estilos, procedimientos, etc.
En la historia de esta creencia, hubo un momento en que se le atribuyo el máximo valor apreciativo a aquellas pinturas que lograban engañar de tal manera al ojo que lo que se veía en ellas se podría tomar por el objeto, la persona, el lugar, real. Este momento es en el que se considera a tales pinturas como Arte. Lo que hay que entender bien es que sólo esas pinturas, aquellas en que este logro está presente son las que merecen, en ese y sólo en ese momento, tal denominación. No obstante, como expectativa este logro depende de su tiempo,lo que quiere decir que es mudable, cambia con la historia. Ahora bien, conforme se fue fortaleciendo la práctica de la pintura, la presencia de este logro dejó de ser suficiente y se le agregaron otras expectativas a fin que pudiera seguirse denominando Arte. La presencia o ausencia de estas otras expectativas en una pintura es lo que hace, hoy día, la diferencia entre unas y otras, o mejor dicho entre una pintura y la que es Arte.
Como práctica cultural que es, la pintura está sujeta a lo que su cultura espera de ella. Para una buena parte del mundo occidental la pintura debe ser un sucedáneo de la mirada, o en otras palabras, mirar una pintura no debiera ser una experiencia diferente a mirar la escena real; de esta expectativa se derivan escuelas, tendencias, estilos, procedimientos, etc.
En la historia de esta creencia, hubo un momento en que se le atribuyo el máximo valor apreciativo a aquellas pinturas que lograban engañar de tal manera al ojo que lo que se veía en ellas se podría tomar por el objeto, la persona, el lugar, real. Este momento es en el que se considera a tales pinturas como Arte. Lo que hay que entender bien es que sólo esas pinturas, aquellas en que este logro está presente son las que merecen, en ese y sólo en ese momento, tal denominación. No obstante, como expectativa este logro depende de su tiempo,lo que quiere decir que es mudable, cambia con la historia. Ahora bien, conforme se fue fortaleciendo la práctica de la pintura, la presencia de este logro dejó de ser suficiente y se le agregaron otras expectativas a fin que pudiera seguirse denominando Arte. La presencia o ausencia de estas otras expectativas en una pintura es lo que hace, hoy día, la diferencia entre unas y otras, o mejor dicho entre una pintura y la que es Arte.
martes, 27 de marzo de 2012
Poder diferenciar
Recientemente tuve un par de experiencias que me empujan a escribir estas líneas; una de ellas tuvo que ver con la pintura, la otra con la mal llamada fotografía digital. No es nada nuevo, pero debería insistirse una vez más en que no debemos hablar de la Pintura, sino más bien de las pinturas, pues no existe el modelo perfecto al que se ajusten todas las piezas que se hayan obtenido o se obtengan por este medio. Puesto que existe una gran diversidad en esta práctica, la de la pintura, deberíamos ser capaces de diferenciar unas de las otras, entre las cuales se encuentran las que llegan a ser “arte”. Pintar, ya lo decía a fines del siglo XIX Maurice Denis, no es más que llevar pigmento a una superficie y distribuirlo ahí siguiendo un esquela previamente concebido. Esto lo hacemos todos, unos, por supuesto, mejor que otros. Que eso que pinto reúne características tales como simetría, equilibrio, profundidad, armonía en el color, etc. sirve para diferenciarlo de muchos otros, por ejemplo de lo que hacen los niños, pero no es suficiente para llegar a ser “arte”. Si al practicar la pintura nuestro deseo es lograr la simple reproducción de la realidad hay medios mejores para lograrlo más fácil y rápidamente; si lo que buscamos es una pintura “no objetiva” igualmente hay medios que nos permitirán obtener los efectos más extraños y bizarros que podamos imaginar. Si al pintar lo que realmente queremos hacer es una “obra de arte” entonces habrá que allegarse de muchos más recursos que el sólo pintar. En pocas palabras, una pintura por más naturalista, abstracta, surrealista, que sea, no se convierte en automático en “arte”.
Respecto a la generación de imágenes digitales, creo que habría que distinguir entre aquellas que obtengo como vehículo, como ilustración de un tema, y aquellas otras a través de las cuales me interesa comunicar, busco proponer, dar a conocer mi punto de vista, mi concepción de este o aquel asunto. Las primeras me permiten rápida e inmediatamente tener una imagen más o menos reconocible del tema que estoy tratando. Si digo, por ejemplo, que voy por el campo y genero una imagen de vacas en un pastizal es más que suficiente para dar a conocer el tema que estoy tratando. Pero si lo que me interesa es lo que sucede cuando voy a campo, cómo nos afecta su deterioro, qué me provoca, cómo lo veo, entonces es probable que necesite más tiempo para generar o hallar la(s) imagen(es) que case(n) con esas ideas. Estamos hablando, entonces, de dos diferentes tipos de imagen fotográfica.
¿Por qué es necesario tener presentes estas diferencias? Primero, creo, para evitar que la gente se frustre, no porque tu teléfono te permite capturar imágenes, te convierte en fotógrafo, como no por pintar, por más bien que lo hagas, transforma tu trabajo en “arte”. Insistir una y otra vez en esto haría, incluso, que las personas que practican con estos medios lo hicieran sin prejuicios, más libres y frescos.
Por otra parte, establecer estas u otras diferencias, sirve para poder valuar a cada cual según su lugar, no puedes juzgar de la misma manera la pintura que vez en el museo, que la que acaba de terminar la alumna de un taller de fin de semana; como no puedes decir que sea el mismo tipo de imagen la que se toma en ese momento para las redes sociales, que la que meditas para poder expresar algo más que la sola imagen.
Saber diferenciar pues, no implica, en ningún caso la creación de una escala de valor, en dónde una pintura o imagen digital, es mejor que las otras simple y sencillamente porque se diferencia de las demás o por pertenecer a otro tipo de uso.
El valor de una pintura o una fotografía es algo tan elusivo, tan cambiante, tan poco objetivo, que pertenece a otro campo por entero distinto al de la práctica en sí misma o al del “arte”, pertenece al del comercio y eso, eso sí es otro tema.
Publicado originalmente por Milenio Diario
Ver también: www.artes2010.wordpress.com
lunes, 26 de marzo de 2012
Mi imagen VI
Del impresionante portafolio que llegó a formar la fotógrafa norteamericana Vivian Maier, los autorretratos ocupan una buena parte de él y son de las piezas que más interés despiertan. Me parece que en ella hubo una especie de necesidad por generar autoimágenes en las que apareciera cámara en mano; es decir, con estas imágenes, muy posiblemente, ella, dados los avatares de su vida, disminuía su ansiedad y justificaba lo que fue más que una afición, la fotografía y su práctica. A través de estas imágenes, de verse a sí misma como fotógrafo, Maier podía entender mejor esta inclinación que la llevaba no sólo a invertir buena parte de su salario en la compra de película y cámaras, sino a ocupar su escaso tiempo libre en fotografiar la ciudad y sus habitantes, de andarse metiendo en sitios que supuestamente una señorita de su condición jamás debería visitar (estamos hablando de los años postreros de la década de los 50). Así pues la fotografía y en este caso el género autorretrato, funciona, ya lo hemos dicho, como un medio a través del cual no sólo se puede lograr una pieza "de arte" sino más valioso aún, un objeto que te permita exorcisar tus propios demonios.
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domingo, 25 de marzo de 2012
Mi imagen V
Crear una autoimagen es un trabajo de investigación personal a través del cual puedes llegar, no sólo a conocerte mejor fisicamente, sino también como una forma de explorar y enfrentar tus emociones, su expresión y manejo. Como dice la propia Cristina Nuñez, a quien vemos aquí en una de sus multiples autorreferencias, el trabajar sobre el autorretrato permite acercarte a conocer aspectos tales como tu identidad e iteligencia emocional. Nuñez, quien desde 1988 trabaja valientemente el autorretrato como una forma de terapia personal, nos cuestiona sobre los otros usos que puede llegar a tener la fotografía, pues independientemente del valor "artístico" que tengan o no estas imágenes, más importancia adquieren al convertirse en la objetivación de aspectos que difícilmente reconocerías en tí bajo cualquier otra circunstancia.
sábado, 24 de marzo de 2012
Mi imagen IV
No es inusual encontrar autorretratos o simplemente retratos en los que estén involucrados, y de manera preponderante, los espejo y las imagen que reflejan; no sólo por lo que ya hemos dicho de que se puede pensar en estos objetos como un símil de la fotografía, sino porque en la fotografía desaparece el efecto especular (o se oculta en la inmovilidad de la imagen fotográfica) y su lugar lo ocupa el doble exacto del sujeto retratado o autorretratado como puede verse en esta (1929), una de las muchas imágenes que de sí misma produjo, esa extraña artista francesa que fue Claude Cahun. Imagen inmejorable para representar la ambigüedad entre lo femenino y lo masculino que ocupó una buena parte de su obra. Este mismo interés de Cahun lo comparte con muchos otros de sus colegas surrealistas que ven en la fotografía el medio ideal para demostrar la presencia de otra realidad en medio de la que únicamente alcanzan a ver los ojos. Así pues, la autoimagen logra convertirse en el vehículo que nos lleva a multiplicar, transformar o mostrar las muchas personalidades que pudieran estar ocultas en nosotros mismos.
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viernes, 23 de marzo de 2012
Mi imagen III
De los tres o cuatro autorretatos que conocemos de Nadar, este que fue posiblemente autotomado entre 1854 y 1855, es el que me parece más complejo y el más dificil de creer. No se necesita ser un experto en la vida y obra de este extraordinario personaje para darse cuenta de que en el extraño nerviosismo y timidez que encierra la imagen en una primera lectura, hay más de lo que, incluso, el propio Nadar quisiera dar a conocer a través de su imagen. Me imagino que algo así es lo que quieren decir cuando se refieren a los retratos del francés como el inicio -o continuación según sea el caso- del retrato psicológico, es decir aquel que no sólo permite el reconocimiento de la persona sino que también, por medio de la misma imagen, se tiene acceso a parte del carácter, de la conducta, de los pensamientos del retratado. Para mí, en esta autoimagen Nadar certifica su seguridad y confianza en el nuevo medio que apensas empieza a abrirse paso entre un público que no es el masivo, sino que espera de las imágenes algo más, de ahí que tampoco quiera parecer demasiado asertivo sino más bien sólo dubitativo.
jueves, 22 de marzo de 2012
Mi imagen II
Una de las autoimágenes más curiosas que se hayan producido es la de Hipólito Bayar en 1840 haciéndose pasar por un hombre ahogado, más que eso, un hombre perseguido por las penurias económicas que no encuentra más remedio de el suicidio. La historia es bien conocida como para repetirla aquí y como se ve las implicaciones que tiene rebasan, y con mucho, las intenciones originales de su autor.Aunque el antecedente del autorretrato sea el espejo, tiene sobre éste la ventaja que, precisamente, dio origen a la fotografía, esto es, hacer permanentes las imágenes que a él se acercan o que en él se reflejan; así pues, cual Medusa la fotografía logra petrificar lo que hay de vida en el retratado, en este sentido la broma-denuncia de Bayard resulta ser más real que lo imaginado, surgiendo así otra metáfora, la de la fotografía como muerte.
(Imagen: wwwzonecero.com)
miércoles, 21 de marzo de 2012
Mi imagen I
La seducción por el reflejo de uno mismo es tan antigua, me parece, como el hombre mismo y es la responsable de una de las formaciones de la personalidad más complejas que hay y que el padre Freud supo bautizar acertadamente con el nombre de Narciso. Hoy día, entre los más jóvenes, los cibernautas permanentes, la auto-pix es un juego, una diversión, una manera de banalizar la propia imagen, de desprenderse de todo lo que no quieren ser. En este extraordinario autorretrato de Man Ray de 1947 podemos encontrar una de las preguntas más importantes de este momento ¿qué es lo que reconocemos cuando vemos una imagen, un retrato? la pregunta no es banal si consideramos que cada día más nuestro retrato se encuentra, a todas horas y en todo lugar, viajando por los difefrentes sistemas de seguridad y vigilancia que pueblan ya nuestras ciudades, oficinas y hogares. "Man Ray por cuatro" podría llamarse esta imagen y siempre seguiría siendo la misma persona, ¿es o no un autorretrato?
martes, 20 de marzo de 2012
¿Y si hubiera sido actriz?
Sin Titulo. Film Still #5. 1977
El gran evento de esta temporada en el MOMA, el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de Nueva York, es la retrospectiva de la fotógrafa norteamericana Cindy Sherman (1954), posiblemente una de las productoras mejor conocidas e identificadas de la escena artística desde la década de los 70’s y referencia forzosa cuando se habla de arte de género o mujeres dedicadas a la producción artística.
Sin duda la fama de la Sherman ha estado más que bien ganada y si alguien merecía una exposición como esta en este lugar precisamente, lo es ella, pero no es lo mismo ver tres, cuatro, veinte o treinta y cinco de sus imágenes que ver más de un ciento en una sola sentada; recuérdese que en su caso se trata permanentemente de un mismo sujeto, de ella, y en esta muestra es ella a través de los tiempos (de los 70's a la fecha) una sutileza que sin duda debió haberle causado gracia. El material que compone la muestra está organizado según las principales series en las que ha trabajado, de los famosos Film Still hasta los retratos de damas de sociedad en los que está trabajando actualmente, pasando por la serie de los payasos (la más pobre de todas) y las representaciones de pinturas famosas.
Desde un punto de vista estrictamente fotográfico, el trabajo de Sherman es impecable, amen que hay que sumarle el de modelo, maquillista, encargada de vestuario, iluminadora, escenógrafa y directora en el sentido de un director de cine o teatro que tiene que, además de cuidar todos los detalles, hacer que los actores -ella misma- interpreten a los personajes tal y como deben hacerlo (sentimiento, personalidad, carácter, psicología, lenguaje corporal, etc.).
Desde un punto de vista conceptual ya no estoy tan seguro de que estos trabajos, y me refiero a todos, no sean más que autorretratos, un enorme e interminable ensayo sobre la auto imagen. Mucho se ha discutido acerca de la naturaleza de los trabajos de Sherman y en principio se estaba o se está de acuerdo en que no son trabajos que explícitamente se puedan asociar a una postura feminista, de denuncia en contra de la(s) imagen(es) que la sociedad construye de la(s) mujer(es); como tampoco que son una reflexión sobre el género o mejor dicho los transgéneros; y, por supuesto, que no se tratan de simples autorretratos.
Pues bien, después de visitar y ver con detenimiento la muestra, como he dicho, ya no me queda tan claro esto último, que no sean sólo autorretratos y me atrevo a pensar esto, no sólo porque después de ver las primeas 50 imágenes todas las que siguen te empiezan a parecer repetidas (misma idea, misma realización) o variantes de una mismo esquema, sino porque incluso la selección de los personajes, íconos o estereotipos, en que se transforma la fotógrafa, tiene muy poca variación, y aunque se me diga que se trata de series y que por eso no hay grandes variantes, lo mismo sucede entre serie y serie, se repite, aún entre ellas, el mismo tipo de personaje. La distancia entre cualquiera de las chicas de la serie del Film Still a las damas de sociedad que ahora está representando es mínima, o mejor dicho, lo único que hay entre ellas son años, años no de la realización entre una y otra fotografía, sino los que tiene Sherman encima.
Me imagino a Cindy Sherman no como fotógrafa sino como actriz, una gran actriz que viene representando distintos personajes sin dejar de ser ella misma en todos los casos. La clave de su trabajo se encuentra más en su capacidad histriónica, que en buscar la imagen adecuada para representar tal o cual idea. Creo que de haber sido actriz tendría en este momento el mismo éxito que ha tenido como productora y tuviera varios Oscares en sus palmares. Así pues, irónicamente, las fotografías que vemos en esta muestra o cualquier otra dedicada a ella, son, efectivamente, stills, de películas que nunca fueron rodadas.
Publicado originalmente por MIlenio Diario
lunes, 19 de marzo de 2012
Viva la diferencia
No se necesita pensarlo mucho, Monterrey no será Nueva York, no tendrá sus calles, museos, edificios y rascacielos (en la imagen el Rockefeller Center), su vida agitada, estimulante, retadora, que no conoce el sueño, la cuna del melting pot, la puerta de entrada para los imigrantes europeos, la ciudad más destruida por toda clase de eventos, desde guerras intergalácticas hasta apocalípticas visiones que le predicen una vida bajo las aguas marinas. No, nada de eso somos, ni nada de eso tenemos; envidiable tal vez, motivadora sin lugar a dudas, antojable como todo lo que no se tiene, pero esta ciudad de las montañas que nos ha visto crecer, soñar y deseperar, tiene lo suyo, tan lo tiene que nos lleva a fantasear con esa otra orbe de acero, sólo que ahora de este lado de la frontera, y mientras no convertimos en una de ellas o en lo que vaya ser que nos transformemos, qué viva la diferencia pues gracias a ella es que aún tenemos aspiraciones que perseguir.
domingo, 18 de marzo de 2012
Aunque si de instituciones se trata...
Me parece que una buena parte de las diferencias que existen entre NY y MTY, son sus instituciones culturales, no hablo forzosamente de sus museos, sino por ejemplo de sus bibliotecas. En la imagen que vemos aparece la Biblioteca Pública de la Ciudad de Nueva York, aquí en la ciudad también tenemos nuestra biblioteca pública y es mucho más alta que esta, o sea, tiene más capacidad de almacenaje. Pero no es un problema de dimensiones ni de capacidad, sino de contenidos, mientras que la biblioteca neoyorkina guarda tesoros como la primer biblia imprensa por Gutemberg la nuestra muy trabajosamente guarda obsoletos libros de texto gratuitos para la primaria. En otras palabras, no sólo se trata de tener las instituciones sino tener claro para qué las quieres y cómo las mantendrás. La de NY es visitada por miles todos los días, la de aquí es probable que también lo sea, pero en un caso se se trata de alimentar al usuario balanceadamente mientras que en el otro los seguimos nutriendo con alimento chatarra.
sábado, 17 de marzo de 2012
¿Qué decir?
No existen ni han existido comunidades que sean refractarias a la cultura, lo que sucede es que cada cual desarrolla sus propias prácticas simbólicas que no tiene que ser compartidas ni apreciadas por los demás. Quizás en esta ciudad de Monterrey y más al rayar el siglo XX su cultura haya sido un tanto parsimoniosa por decir lo menos, otro tanto cursi y pretensiosa, pero la tenía y la cultivaba con esmero y puntualidad, tal y como nos lo deja ver esta extraordinaria fotografia de Dn. Jesús R. Sandoval en 1910 durante la celebración de los Juegos Florales de ese año, celebrados en el Teatro Independencia. ¿Cómo fue que no evolucionaron estas prácticas como en otros lugares? De haberlo hecho ¿en qué seríamos diferentes, cómo sería ahora nuestra ciudad, cómo nosotros mismos?
viernes, 16 de marzo de 2012
Aunque de pronto....
Uno de los cambios que más han llamado mi atención es la transformación de las certezas morales o científicas en percepciones. Hace años uno no se atrevía a pronunciarse sobre temas en los que no tuviera cierta competencia, en cambio hoy día te preguntan sobre las posibilidades de que haya vida en Marte y ni tardo ni perezoso dices la primer burrada que se te cruza por la nuez que tienes en lugar de cerébro, pues lo que importa es lo que opines al respecto, tu percepción "del problema", no sí sabes de lo que hablas. Así las cosas y como todo depende de su apariencia, de pronto el hotel Ancira de Monterrey, que sin lugar a dudas tiene lo suyo, podría pasar por una edificación de la 5ta. Avenida, por lo menos yo así lo percibo....¿o no?
jueves, 15 de marzo de 2012
De ciudad a ciudad
Vista áerea de la Ciudad de Nueva York en 1931. La imagen nos deja ver como en esta fecha la que hoy se conoce como la urbe de acero apenas empezaba a crecer verticalmente, una tendencia que no es sino hasta muy recientemente que en Monterrey busca echar raíces. Quizás en el futuro logremos tener también un perfil urbano de altura, lo cual tampoco es la panacea para ninguna ciudad, pero por lo menos facilita ciertas actividades. De ciudad a ciudad, como se observa, si hay mucha diferencia.
miércoles, 14 de marzo de 2012
No, pues no lo es
A fin de seguir con lo obvio, como puede observarse no hay manera de que Monterrey fuera Nueva York. De cualquier manera es divertido pensar que muchos se comportan como sí de verdad fueran similares. No es lo mismo marcar o definir lo que se cree diferencía a una y otra ciudad, que pensar y actuar en Nueva York como si estuvieras en Monterrey, o peor aún, comportarte en Monterrey como si estuvieras en Nueva York. Así que siguiendo el tema esta semana insisteremos en las diferencias entre uno y otro lugar.
martes, 13 de marzo de 2012
¿Por qué Monterrey no es Nueva York?
Por obvia que parezca la pregunta y su respuesta, reflexionar sobre ella quizás nos ayude a entender mejor la naturaleza de los fenómenos culturales contemporáneos.
Aclaro que no soy experto en los Estados Unidos de Norteamérica, menos de la Ciudad de Nueva York y su funcionamiento, ni siquiera en finanzas ya sean públicas o privadas; lo que sigue son simple y sencillamente, un par de consideraciones sobre cuestiones demasiado obvias que por tal motivo, generalmente las dejamos de lado.
Pareciera que insistir en que la principal diferencia entre una y otra ciudad se debe a la cantidad que en uno y en otro lado se invierte en actividades culturales, es una inocentada, pero lo que realmente debería llamarnos la atención es el porqué de esta diferencia. Inocente sería pensar que así porque los neoyorkinos son más cultos.
En torno a los años 20 del siglo pasado alguien o algunos lograron convencer a los grandes capitales norteamericanos que en ese momento se estaban formando, de que era una buena idea invertir en actividades culturales. Para garantizar la inversión, o sea, que hubiera ganancias, fueron importando y consolidando una serie de mecanismos, estrategias, instrumentos, que venían desarrollándose en Europa por lo menos desde el siglo XVIII. En otras palabras, a partir del siglo XX en los Estados Unidos se decidió hacer que la inversión en actividades culturales fuera un negocio redituable y para ello crearon un enorme aparato (campo cultural) que garantizara la inversión y su ganancia.
Este aparato y sus operaciones van de la prensa y demás medios a la creación de museos, de la fundación de carreras universitarias especializadas al circuito comercial de las galerías, de la formación de colecciones a acciones gubernamentales que favorecen la inversión privada, de productores más o menos talentosos a reporteros, entrevistadores y editorialistas, de publicistas y mercadotecnistas a críticos, historiadores, filósofos, etc.
Girando al derredor de estas instancias y/o operadores, hay un sinnúmero de trabajos que dependen de su correcto funcionamiento: museógrafos, diseñadores, cargadores, especialistas en transportación, en cuidado y seguridad, restauradores, conservadores, curadores, bibliotecarios, fotógrafos, especialistas en educación, en relaciones públicas, contadores, economistas, maestros, galeros, etc. Todo dispuesto, insisto, para garantizar esa inversión y asegurar que rendirá los frutos que de ella se espera.
Así, este campo cultural y todo lo que lo constituye se fue convirtiendo en una masa crítica cuya fuerza de gravedad atrae a los objetos que, precisamente, dieron origen a todo lo demás, los llamados objetos de arte. Pero ¿cómo asegurar que todo lo que caen dentro sea verdaderamente “arte”? Fue esta, me parece, la pregunta que dio paso a la creación de esa especie de escudo que sirve para proteger la inversión original y las que le han seguido. Quiero decir, el campo cultural de una ciudad como Nueva York, por la fuerza que tiene, inviste a los objetos que toma, exhibe y difunde, de una aura, el aura del “arte” que es la única que puede garantizar que ese objeto circule comercialmente, tenga un precio y garantice una ganancia (a largo o corto plazo eso no importa).
Por tanto, la diferencia entre Monterrey y Nueva York es una cuestión sí de inversión, pero fundamentalmente de qué se hace para garantizar que esa inversión lo sea y no resulte una pérdida de capital sin oficio ni beneficio. Es una cuestión de campos culturales y de su funcionamiento, de su fuerza y capacidad de atracción. Lo que se produce aquí en Monterrey puede ser tan bueno o malo como lo que se produce en Nueva York o cualquier otra parte del mundo, sólo que el camino para que se convierta en “arte” es más largo, mucho más largo aquí, que el que se camina en aquella ciudad.
Publicado originalmente por Milenio Diario
Ver también: www.artes2010.wordpress.com
lunes, 12 de marzo de 2012
Contando 2+2+2
Como todas las cuentas, largas o cortas, esta también llega a su fin y como dice el dicho colorín colorado esta cuenta ha acabado. Si de algo sirven las repeticiones, sean de lo que sean, es que nos llevan a contarlas para saber si son largas o cortas, si crean patrones o sólo son una diversión, si resultan necesarias o son fruto de la ociosidad. Somos, a fin de cuentas, el único animal que lleva la cuenta de lo que cuenta.
domingo, 11 de marzo de 2012
Contando 3+2
Así como hay sumas que no vale la pena llevar a cabo, hay otras que son casi imposibles por lo que también pierde sentido el siquiera tratar de iniciarlas. ¿Cuántos granos de arena hay en una playa?, ¿cuántas estrellas en el universo?, ¿cuántas gotas de agua en una fuente?, ¿cuántos puntos en una línea? Quizás para algunos hacer estas sumas no sólo resulta necessario sino hasta divertido, unos de esos placeres que afortunadamente son difíciles de compartir o de contagiar.
sábado, 10 de marzo de 2012
Contando 2+2
El sombrero hace al hombre dice el dicho de la misma manera que se intitula una pintura de Max Ernst (1920) y que forma parte de la serie de obaservaciones populares respecto a la apariencia y la aceptación social: "como te ves te tratan", "aunque la mona se vista de seda...", "pobre pero limpiecito", etc. No dudo que este haya sido el sentido que quizás quiso darle Ernst a su trabajo; el sombrero define la personalidad y lo que se está dispuesto hacer en ese momento, la suma de sombreros era algo así como la suma de tus personalidades.... claro, en otra época cuando usar sobrero era usual entre los hombres y las mujeres... hoy que nadie los usa ¿qué caso tiene sumarlos?
viernes, 9 de marzo de 2012
Contando 2+1
A la suma de uno más uno le sigue el siguiente y si se vuelve a repetir se va creando un patrón, la repetición del patrón propicia la sensación de orden y armonía.... aunque para otros es el principio del aburrimiento.
jueves, 8 de marzo de 2012
Contando 1+1
Cualquier congregación,aún una multitud, no es más que la suma de uno más uno y como dice el dicho, de poquito en poquito se llena el jarrito....
miércoles, 7 de marzo de 2012
martes, 6 de marzo de 2012
Fotobocho
Además de lo exhibido, que comentaré en un momento, hay varias cosas que me gustan de la Alianza Francesa, entre las principales, el estar conscientes de que su función no es la de ser galería sino más bien un espacio desde el cual se difunden manifestaciones culturales, productos, objetos artísticos. Que por tanto su compromiso es más con la comunidad y con sus propios alumnos que con los productores. El que sin tener obligación o necesidad alguna, habilitaran un espacio de exhibición en la primer oportunidad que tuvieron; y que éste, su espacio de exposición, sin ser de las dimensiones que estoy seguro hubieran deseado los propios funcionarios de la Alianza, o tener el mejor equipamiento museístico de la ciudad, cumple, más que satisfactoriamente, con la función expositiva que se espera de él, incluso mejor que otros espacios que se supone sí están destinados a la exhibición profesional; por último, que teniendo todo lo anterior en mente, seleccionan bastante bien sus exposiciones, o sea, sin pretender ser ni de vanguardia, ni de retaguardia, ni descubridores, ni legitimadores; la mayor parte del material que ha pasado por esta sala es de una calidad (conceptual y material) envidiable por muchos otros que sí presumen tener el último alarido de la producción artística. Toca la coincidencia de que una buena parte de sus exposiciones la ocupa la materia fotográfica, así que cumplen —como también Drexel— mi sueño, que es también el de muchos otros, de tener un espacio dedicado a la promoción y difusión de este medio.
Publicado originalmente por Milenio Diario
Ver tabimbién: www.artes2010.wordpress.com
lunes, 5 de marzo de 2012
Vidas (F)
Son millones de adolescentes los que a través de un uso exhaustivo de las redes sociales, más han contribuido a la disolución entre lo público y lo privado. En el afán de ser aceptados, de mostrarse parte de un grupo o de haber logrado hazañas que sus pares celebran y admiran, jóvenes de ambos sexos, de entre los 14 y 20 años de edad, inundan el cyberespacio con imágenes a través de las cuales se juran amor eterno. La diferencia entre el Werther de Goethe y estos escúalidos chicos es que mientras que el siglo XIX se empezaba a explorar la subjetividad como algo desconocido y base de lo estético, hoy en día sus inquietudes no guardan ningún secreto por lo que hasta eso ha perdido su atractivo.
domingo, 4 de marzo de 2012
Vidas (E)
De los acercamientos a la vida privada de las personas que nos ha provisto la fotografía, algunos de los más memorables han sido, me parece, las imágenes que Dorothea Lange captó como parte del famoso programa de la Farm Security Administration. De pronto, las páginas de las principales revistas del tranquilo y rico noreste de los Estados Unidos empezaron a poblarse de familias pobres, abandonadas y abatidas por el hambre, desesperadas por no contar con un trabajo, golpeadas por la sequía, los tornados y las inclementes temperaturas. Así se conoció la desgracia de gente como esta abuela y su nieto enfermo, sin otro recurso que posar para la fotógrafa con la esperanza de obtener algún beneficio, uno que, posiblemente, nunca le llegó o no lo hizo cuando más se necesitaba.
sábado, 3 de marzo de 2012
Vidas (D)
Nicholas Nixon. Las hermanas Brown. s/f
Entre los muchos proyectos fotográficos que exploran o trabajan borrando la distinción entre lo público y lo privado, uno de los más famosos, no sólo por su propuesta, resultados y difusión, sino por su longevidad lo fue el emprendido por el fotógrafo norteamericano Nicholas Nixon en 1975, cuando empezó a fotografías a su esposa "Babe" y sus tres hermanas, las ahora mundialmente conocidas como "las hermanas Brown". Treinta y cinco años duró el proyecto y a través de el, Nixon, va exponiendo al escrutinio público el paso del tiempo en un sentido mucho más amplio que sus efectos en el rostro y cuerpo de las cuatro mujeres, puesto que también constatamos su paso a través de la moda, sus actitudes, su relación interpersonal, el pasisaje, la manera de posar y hasta cómo fotografiarlas, y en este sentido es que las hermanas Brown son más que el registro documental de una parte de la familia de Nixon, se han convertido en la punta del Iceberg que su vida pública, mas lo que se oculta bajo el agua, su vida privada, es, precisamente, lo que el marido de "Babe" ha puesto al descubierto a través de su trabajo.
viernes, 2 de marzo de 2012
Vidas (C)
El haber perdido la distinción entre lo público y lo privado, o mejor dicho, el haber convertido el campo privado en un espectáculo -en cuanto que se exhibe públicamente- al que cualquiera tiene acceso, ha traído como consecuencia un incremento en algo que yo llamaría provisionalmente hambre antropológica pues no se trata de simple curiosidad o morbo que se despierta al tener acceso a lo que antes estaba vedado, sino de un auténtico interés por conocer los torcidos renglones sobre los cuales se va escribiendo la vida de cada uno de nosotros.
En este deseo por conocer y reconocer íntimamente a quien antes habíamos tratado pero dentro de las reglas de etiqueta, las minorías o los marginados ocupan un sitio preponderante, pues anteriormente habían sido casi invisibles para el resto de la sociedad. Descubrir que tienen alma como todos los demás, en muchos casos, ha resultado toda una revelación y ha movido a acciones sociales importantes (tómese el caso de Jacob Riis o Lewis Hine, por ejemplo). Así pues, el intercambio entre lo público y lo privado no siempre termina por alimentar al vouyerismo, e incluso, en ocasiones hasta llega a adquir el status de símbolo universal.
En este deseo por conocer y reconocer íntimamente a quien antes habíamos tratado pero dentro de las reglas de etiqueta, las minorías o los marginados ocupan un sitio preponderante, pues anteriormente habían sido casi invisibles para el resto de la sociedad. Descubrir que tienen alma como todos los demás, en muchos casos, ha resultado toda una revelación y ha movido a acciones sociales importantes (tómese el caso de Jacob Riis o Lewis Hine, por ejemplo). Así pues, el intercambio entre lo público y lo privado no siempre termina por alimentar al vouyerismo, e incluso, en ocasiones hasta llega a adquir el status de símbolo universal.
(Imagen: Nan Goldin. Roomie con taza de té. 1973)
(www. artespain.com)
jueves, 1 de marzo de 2012
Vidas (B)
Cindy Sherman. Sin título. Film Still #10. 1978
Es dificil precisar en qué momento se empieza a borrar o diluir la frontera que separa lo público de lo privado, a fin de cuentas otras prácticas artísticas como la literatura, siempre se han valido de la vida privada para llevar a cabo su trabajo. Escenas como las bodas de la Virgen y San José ¿no son acaso eventos privados que hemos hecho públicos? No digamos los cientos y tal vez miles de películas que se han rodado con idéntica finalidad. Por otra parte, ya decíamos que la fotografía y su difusión masiva han colaborado más que otro medio a derribar esta barrera y convertir en espectáculo público cualquier evento de alcoba. Parecería que da lo mismo trátese de la imagen que se trate, por ejemplo estas mujeres anónimas de Cindy Sherman (ahora que está de moda por su expo en el MOMA). No obstante, me parece que la diferencia entre estos montajes y cualquier otra joven ama de casa norteamericana captada al momento de llegar del súper a su casa, se encuentra en el carácter universal de una y otra imagen. En la de la fotógrafa están simbolizadas todas las demás mujeres en similar situación, en cambio en nuestro celular sólo hay imágenes de nuestra esposa, madre, hija, compañera, amante, o como se le quiera decir que difícilmente tienen otro interés que no sea para uno mismo...y eso por un momento.
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