martes, 30 de abril de 2013

Ver no es fotografiar

Hace una semana estábamos celebrando el día internacional del libro, por tal motivo y a fin de promover la lectura y el uso de sus instalaciones, entre otros objetivos, el personal de la biblioteca central de la UDEM organiza, desde hace tiempo, un concurso de fotografía entre colaboradores, alumnos de preparatoria, profesional y postgrado. Se trata de un evento interno, que no tiene otra pretensión que la de cumplir con los objetivos por los que se lleva a cabo.

         He iniciado con esta cita por ser la que me queda más cerca, pero también por ver en ella un ejemplo representativo de la creciente practica de re-producir imágenes a partir del uso de recursos electrónicos, asumiendo su resultado como si se tratara de fotografías. En el concurso de la UDEM como en muchos otros, incluso en los que se espera participen los profesionales “de verdad”, había muchas de estas imágenes y muy pocas, más bien casi ninguna, fotografía. Parece una necedad de mi parte tratar de distinguir lo que en general se llaman imágenes digitales de la “fotografía”; más allá de si es posible hacer esta clase de distinción la discusión puede llevarse a nivel de los resultados, es decir de los objetos que se nos  ofrecen como fotografías.  Si los  analizamos con cuidado encontraríamos con cierta facilidad esa delgada línea que separa la simple re-producción de  una imagen de una fotografía.

Digámoslo de una vez, tomar una fotografía no es lo mismo que registrar lo que estoy viendo. Tomar una fotografía, de inicio, requiere tener no sólo esa intención sino también la consciencia de qué es una fotografía, es decir un objeto que re-produce una imagen, bajo una serie de esquemas y preceptos, así como de una historia y sus representantes, que es menester conocer si no para rendirles culto sí para saber que se están violentando y por qué.

         La manera en que hoy día la inmensa mayoría re-produce imágenes a partir de los mecanismos electrónicos me parece es similar a como han ido substituyendo la plática real, cara a cara, en vivo, por mandar y recibir mensajes a través de estos aparatos. Creer que por estar enterados de quién se acaba de levantar, quién de insultar con sus pares, de qué estoy comiendo, o lo aburrido que me encuentro en el trabajo, es lo mismo que sostener una plática, es erróneo y substituye la experiencia real por su simulacro y la inmediatez de la información.

         Lo mismo sucede con estas imágenes, poner la cámara, el teléfono o lo que sea, frente a lo que estamos viendo y accionar el obturador, no es tomar una fotografía por más que la imagen resultante quede fija, permanente. La falta de “aseo” en estas imágenes, se justifica diciendo que si aparecen fuera de foco, mal compuestas, movidas, recortadas, etc., es por el poco aprecio que sus autores sienten por la “academia”, por su rechazo a toda norma o límite a su expresión. Supongamos que así sea pero ¿están tomando una fotografía o están tratando de reproducir una experiencia visual?

         Las facilidades que brindan los nuevos mecanismos digitales para la re-producción de imágenes, la calidad con que lo hacen (que es independiente de la voluntad del que los acciona), nos lleva a creer que toda imagen que fijan, que registran y conservan, son fotografías sólo porque conservan un parecido con ellas, cuando en realidad a lo que son semejantes es a lo que experimentamos visualmente, al caos de imágenes en el que vivimos cotidianamente, al desorden visual en que se ha convertido nuestra iconosfera. Esta experiencia y su registro nada tienen que ver con la fotografía que es exactamente lo opuesto a ella, es decir, son intentos, búsquedas, experimentos, que los fotógrafos llevan a cabo a fin de encontrar un orden, un sentido, una constancia, o un equilibrio en un medio ambiente de suyo inestable y en perpetuo cambio.

         A diferencia de lo que hoy día se genera por medio de la tecnología, la creación de imágenes de la cueva prehistórica a la fotografía, se llevó y lleva a cabo no para re-producir lo que vemos, sino aquello que tiene sentido observar.
 
Publicado originalmente por Milenio Diario.

 

lunes, 29 de abril de 2013

Libros y fotografía VI



Una de las variantes más interesantes que podemos encontrar en esta relación entre libros y fotografía, es la agencia fundada por el fotógrafo Sebastian Salgado y su esposa Lelia Wanick Salgado con la única finalidad de dar a conocer su trabajo. Amazonas Images es el nombre bajo el cual se asocian con distintas editoriales a fin de producir e imprimir los ensayos trabajados por el fotógrafo. Por ejemplo el libro que aquí vemos, Sahel the end of the Road fue publicado por la University of California Press en el 2004, no obstante ya había sido dado a conocer con el mismo título en francés con el patrocinio de la organización Médicos sin Fronteras en 1986, y dos años después, por la misma organización pero con título en español. Como se ve, hacer del libro el vehículo para difundir y promover la fotografía no sólo requiere la presencia de material que valga la pena llevar a las páginas del libro sino también de la existencia de los medios necesarios que hagan posible tan feliz encuentro.

domingo, 28 de abril de 2013

Libros y fotografía V

Una de las editoriales más importantes a nivel global dedicada en exclusiva a la difusión y promoción de la fotografía es la firma norteamericana Aperture fundada en 1950 (el primer libro que publicaron fue uno de Weston). Aquí un ejemplo reciente de una de sus ediciones más importantes, la historia del retrato mexicano coordinada por Pablo Ortiz Monasterio con más de 350 ejemplos de lo que ha sido el retrato en nuestro país desde la llegada de los primeros daguerrotipos a territorio nacional. Por cierto entre los fotógrafos y obras que presenta este libro se encuentra Juan Rodrigo Llaguno con lo que se confirma el alto aprecio internacional que se tiene por la trayectoria y trabajo del fotógrafo regiomontano.
 
(Imagen: www.aperture.org)

sábado, 27 de abril de 2013

Libros y fotografía IV

 
El famoso Hotel Palenque de Robert Smithson, en el formato que ahora vemos, es la reconstrucción de la conferencia que ofreciera en 1972 en la facultad de arquitectura de la Universidad de Utah, en donde comentó, en base a las fotografías que había tomado, sus impresiones sobre este hotel, sobre su construcción, y en general sobre el viaje que hiciera tres años antes en compañía de la también productora Nancy Holt y la galerista Virginia Dwan, por el sureste mexicano. La conferencia-libro se ha vuelto importante por ejemplificar la trayectoria del trabajo conceptual de Smithson, en el que claramente se expresa su interés por las transdisciplinas, y por la incoporación de la fotografía como parte de las "herramientas" expresivas de los productores visuales.
 

viernes, 26 de abril de 2013

Libros y fotografía III

 
Obviamente no se trata de un libro pero si hemos de mencionar el trabajo impreso como una forma de difundir la fotografía no es posible dejar de mencionar a revistas como LIFE, responsable, en mucho, de la fama y amplia aceptación que goza aún hoy día el fotoperiodismo. En ella participaron los más renombrados fotógrafos ya sea presentando proyectos propios o bien comisionados por la revista como es el caso de la imagen que aquí se presenta, la construcción de la Presa Fort Peck en Montana fotografiada por Margaret Burke-White. Desgraciadamente el éxito que llegó a alcanzar la revista se extinguió antes de llegar al fin del siglo, quizás una señal más que clara de cómo estaba y está cambiando tanto el fotoperiodismo, la fotografía en sí misma y lo más importante, la manera en que se da a conocer o se difunde.
 
 
 

jueves, 25 de abril de 2013

Libros y fotografía II

 
No deja de ser interesante que Henry Fox Talbot decidiera dar a conocer sus investigaciones y adelantos en la fijación de imágenes a través de un libro. Como se sabe este es el origen del famoso Pencil of Nature, publicado por Longman, Brown, Green & Longman de Londres entre 1844 y 1846 en seis fascículos que contenían 24 impresiones obtenidas de otros tantos negativos en papel. En ella Talbot explicaba a detalle el Calotipo y sus muchas y posibles aplicaciones. Más allá de si tenía o no otras opciones para dar a conocer su invención que no fueran en la forma de un libro (que incluso resultó no ser la mejor), lo cierto es que a partir de este momento la asociación de la que hemos hablado entre libro y fotografía, quedó sellada para siempre.
 
(Imagen: mfaeda2013.tumblr.com)

miércoles, 24 de abril de 2013

Libros y fotografia I

 
Parece que es inevitable que los libros vayan acompañados de ilustraciones. Aquí, por ejemplo, una de las ediciones más antiguas de un libro europeo de ajedrez del siglo XII. Este es el camino que conducirá, tarde o temprano, al empleo de la fotografía como substituto de las ilustraciones. Al hacerlo no sólo logrará satisfacer esa necesidad sino que la hará acompañar con una mejor apreciación de la fotografía, cerrando ambas pinzas que dan por resultado el desarrollo del Foto Libro.

martes, 23 de abril de 2013

Libros


Como sabrán o ya se han dado cuenta hoy es el Día Internacional del Libro, instrumentos o artilugios cada vez más extraños en especial entre la población más joven, dedicados al conocimiento y el entretenimiento. Pero hoy no hablemos de este tema, importante sin duda, sino más bien de la relación del libro con la fotografía, una relación que parecería natural, de siempre y sin ninguna complicación.

         Basta con entrar a cualquier librería para darse cuenta de que los libros más espectaculares, es decir lo de mayor tamaño, portadas más llamativas, y precios igualmente estratosféricos son los dedicados a la fotografía (moda, históricos, arquitectura, etc.) o que se valen de ella para ilustrar el tema en cuestión (por ejemplo los dedicados a viajes o lugares exóticos), son los llamados Coffee Table Books, o sea libros que funcionan más como decoración que por su contenido, por más generosas que sean sus fotografías; como sea, son y seguirán siendo uno de los mejores ejemplos de esta relación entre el libro y la fotografía.

         En medio de estas ediciones de súper lujo y los humildes libros de artista o artesanales, los fotolibros de artesa, hay una gama de opciones que si no es ilimitada, sí presenta varias opciones que curiosamente no son del todo explotadas ni por los editores ni por los fotógrafos.

         Aproximadamente hasta los  años ‘80 del siglo pasado, las  exposiciones de fotografía en galería  no eran comunes, no porque no se  exhibieran públicamente sino porque, entre otras razones, se consideraba que había otros medios más apropiados para darla a conocer, el libro por ejemplo (bien sabemos que hubo exposiciones de fotografía prácticamente desde que se dio a conocer oficialmente y que hubo galerías dedicadas al medio mucho  antes de la fecha que damos, por  ejemplo la célebre 291 de Alfred  Stieglitz, hablamos, más bien, de un  aspecto general en el que prevalece la idea que aquí exponemos). Por otra parte, la asociación libro-fotografía, pasó primero por el desarrollo de la industria de las artes gráficas que por la buena voluntad de dar a conocer la obra de un fotógrafo. No olvidemos que los primeros libros en mostrar fotografías (por ejemplo el célebre Pencil of Nature de Henry Fox Talbot) llevaban impresiones fotográficas originales en cada uno de los ejemplares que se imprimían y que no será sino hasta 1880, un 4 de marzo para ser exactos, que el periódico Daily Graphic de Nueva York logra imprimir y publicar una imagen fotográfica gracias al desarrollo de las técnicas de medio tono (antes de esta experiencia otros diarios ingleses ya había llevado a cabo pruebas en el mismo sentido) y que aun así pasarán algunos años más antes de abandonar la práctica de publicar fotografías a través de grabados. Luego entonces ha sido la evolución tecnológica en la industria editorial la que ha abierto las distintas posibilidades a través de las cuales se ha y se manifiesta esta relación.

         Con todo, no está por demás pensar en la difusión de la fotografía por otros medios que no fueran las exposiciones. El libro es una de tantas otras opciones; ya mencionamos a los libros de autor, entre los que hay una amplia variedad, pero también están los llamados hoy día On Demand, que se imprimen, como su nombre lo dice, según sea su demanda, lo cual resulta menos oneroso en especial cuando no se cuenta con una editorial que se haga cargo de estos gastos. Y también están los libros electrónicos que, guste o no, son una alternativa cuyo potencial aún no exploramos del todo. Además no sólo se pude recurrir al libro como medio de difusión de la fotografía, está la carpeta o dossier especialmente preparada para dar a conocer un tema, un foto-ensayo, la ilustración de un texto. Lo importante, en última instancia, es recurrir a distintos medios para difundir e incluso comerciar el trabajo fotográfico para no depender exclusivamente de la exposición.

         Por lo pronto celebremos este día y la asociación que se ha dado entre el libro y la fotografía. Demos gracias a que las grandes editoriales, como nosotros, hayan sucumbido al atractivo de la imagen impresa.
 
Publicado orginalmente por Milenio Diario
(Imagen: www.cienojos.org)
 

lunes, 22 de abril de 2013

Feria (6)

 
Ayer mencionamos a la Bienal de Dubai medio en broma y medio en serio como ejemplo de un evento que substituye su falta de tradición por dinero y mucho. Sin duda esta feria es la más importante de la región de oriente medio, norte de África y sureste asiático, mejor conocida como MENASA y que, como se comprenderá, representa un mercado potencial de muchos miles de dólares, tan es así que entre las acrividades que se realizan de manera paralela a la exhibición de las galerías y demás encargados del mercado, se encuentra el Global Art Forum, cuyo nombre lo explica todo y da una perspecriva de lo que que se persigue en eventos de este tipo tal y como lo hemos venido señalando.
 

domingo, 21 de abril de 2013

Feria (5)

 
Si ayer mencionábamos la relativa seriedad que le da la Bienal de Venecia a estas ferias de Arte Contemporáneo, no podemos pasar por alto a la llamada documenta, el evento que cada 5 años sucede en la ciudad de Kassel, Alemania, fundado o iniciado en 1955. Probablemente sea este, más que cualquier otro evento de esta clase, uno de los ejemplos de cómo es que en un intento por mostrar lo último de la producción visual, se acaba convirtiendo en una feria comercial. No obstante nadie se atrevería a confundir la documenta con la bienal de Dubai.
 
(Imagen: www.fotopark.at)

sábado, 20 de abril de 2013

Feria (4)

 
Antes que los chinos reclamen para sí este título también, mencionemos a la Bienale, quizás la feria de arte más antigua de todas ya que, como se sabe, se viene celebrando cada dos años desde 1895. Por supuesto que nos referimos a la Bienal de Venecia, que si no es la más longeva sí hasta ahora es una de las de mayor prestigio en el mundo. Curiosamente su fama va más allá de todas las otras ferias o encuentros de arte contemporáneo, será por su tradición, por la ciudad que la acoge o por el valor que le otorga a lo cultural antes que a lo comercial, por lo que sea pero la Bienale tiene eso que ninguna otra ha podido lograr.
 
(Imagen: www.archdaily.mx)

viernes, 19 de abril de 2013

Feria (3)

 
No creo que para alguien sea sorpresa ver como han ido creciendo, en tamaño e importancia, los eventos organizados en China, en particular los que se refieren al arte ontemporáneo. Tal y como es el caso de SH Contemporary, una de cuyas imágenes del año pasado vemos aquí. Al paso que se tiene, dentro de muy poco el mercado global del arte tendrá su centro de gravedad en esta ciudad. Lo que ahi se decida y lo que ahí circule se convertirá, a no dudarlo, en las tendencias de mayor vigencia y circulación, hasta no ser relevadas por las del siguiente año y así sucesivamente.
 

jueves, 18 de abril de 2013

Feria (2)

 
Aspecto general de Art Basel Miami Beach, 2012. Interesante que se encuentre la referecia a este evento en una página dedicada a negocios o al mundo financiero, que se presente, en la imagen, un aspecto más bien de tipo social, y que el contenido de la reseña hable de arte. Esa es la combinación, exactamente, que define al arte contemporáneo.
 

miércoles, 17 de abril de 2013

Feria (1)

 
Dada la fuente, en realidad no tiene mayor importancia quién aparece en la imagen. Lo que iremos subiendo a partir de este día, será una serie de imágenes que reflejen las visitas, los encuentros o aspectos generales de las ferias internacionales de arte. Iniciamos con ARCO, Madrid, de este año, con ella ya nos podemos ir haciendo una idea de cuál será el material que ilustrará el tema a lo largo de esta semana.
 

martes, 16 de abril de 2013

Zona Maco

 

La semana pasada se llevó a cabo en la Ciudad de México la llamada Zona Maco (Feria de Arte Contemporáneo) y a pesar de que la he seguido desde sus inicios, debo decir que poco de lo que ahí sucede me interesa. Aclaro, no es que no me importe a lo que dan lugar eventos como este, ahí, está claro, suceden cosas por demás trascedentes que afectan a todo el campo artístico por igual; más bien a lo que me refiero es que como evento no acaba por atraer mi interés, y aquí trataré de explicar por qué.

         Como nunca antes en la historia, el arte contemporáneo ha puesto en evidencia que por lo menos en los últimos 150 años, el campo artístico al que pertenecen los museos y las galerías, los productores, los estudiantes, las escuelas de arte y diseño, los historiadores, las obras, los curadores, los coleccionistas y muchos otros, se encuentra dividido en dos grande grupos, que por llamarlos de alguna manera, diré que son el comercial y el académico. Dos grupos que a pesar de tener una materia en común —el arte contemporáneo— y temas y otros intereses que los comunican permanentemente o los mantienen en contacto, no son lo mismo, siendo esta, quizás, una de las diferencias más hondas que mantiene la producción contemporánea con la de cualquier otra época.

         Zona Maco, como Art Miami, Arco, o Art Basel Hong Kong, logran congregar a lo más selecto e influyente del mercado del arte. Lo que presenten es lo que prevalecerá entre quienes comercian con el arte contemporáneo por lo menos hasta el siguiente año, es lo que pelearán los más importantes y reconocidos coleccionistas. En otras palabras, estas ferias, bienales o encuentros de arte contemporáneo que se suceden todo el año a lo largo y ancho del globo, son la maquinaria que hace y define qué entra en el comercio internacional del arte, pero son también, más importante aún, las que trasforman las obras en mercancía. Ahí toda aura cultural de la que pudieran estar dotados los objetos desaparece o mejor dicho se transforma en valor de cambio que es tras el cual van los inversionistas y los cientos de visitantes a estos eventos, que acuden, si no a adquirir sí a ser parte de la iniciación, como ir a atestiguar la trasmutación de la sangre de San Genaro en  Nápoles.

         Ahora bien, todo esto que resulta tan atractivo y que en muchos sentidos es lo que dicta las líneas que ha de seguir la producción contemporánea, tiene su contraparte en el que arbitrariamente he llamado el grupo académico. Sería equivocado pensar que a éste no le importa lo que sucede en el mercado del arte, por supuesto que sí pero desde una perspectiva diferente. Más que preocuparse, por ejemplo, por saber quién es el coleccionista más joven del momento, le interesan las direcciones que toma el flujo de las inversiones. Antes que preocuparse por la galería que presenta mejores instalaciones, se pregunta cuál es la que más vende en oriente y qué es lo que vende; ¿las inversiones en arte contemporáneo van a parar a instituciones formativas, asistenciales; es la inversión en arte contemporáneo realmente rentable o simplemente es una manera de evadir impuestos? Estas y muchas otras preguntas son las que se pueden hacer desde la otra cara de la producción contemporánea.

         El problema, si es que lo hay, es que en la actualidad y debido a la función de los medios, pareciera que sólo existe una de estas caras, la comercial y que a eso se reduce la producción, a su presencia en las ferias, a ser la adquisición más reciente en la colección X, o la última decoración en el departamento neoyorkino de fulano o fulana de tal; en salir en la portada de glamorosa revista o ser mencionado en alguna de sus reseñas, o haber sido invitado(a) a tomar unos tragos con el curador de moda, con eso basta para ser figura del arte contemporáneo cuando en realidad se trata tan sólo de su cara luminosa misma que no debemos confundir con el fenómeno total. No perdamos pues de vista que en el arte contemporáneo no todo lo que  brilla es oro.
 
Publicado originalmente por Milenio Diario


domingo, 14 de abril de 2013

Cuevas, José Luis (f)

 EL ORIGINAL
 
 
Autorretrato.1991
 

Cuevas, José Luis (e)

Una fotograía de Don José Luis de 1990 en su casa en Coyoacán obtenida por Ricardo Ramírez Arriola.Ya fuera ahí en su casa, de visita por acá en Monterrey, o en algún otro lugar, he tenido la oportinidad de convivir con Cuevas en más de una ocasión. Recuerdo que la primera vez que lo conocí, pensé que me encontraría con un dragón mínimo de tres cabezas escupiendo fuego por todas parte y mateniendo a distancia a propios y extraños. La verdad es que esa fue y me imagino que sigue siendo la imagen pública que a lo largo del tiempo ha ido construyendo Cuevas desde sus inicios como joven rebelde e impertinente hasta hoy día como el sabio que le debe todo al paso del tiempo. Sea la imagen que se tenga de Cuevas, sea lo que él quiera o no proyectar, nadie puede negar, ni pasar por alto, que es una referencia forzosa para el conocimiento y aprecio del arte contemporáneo en nuestro país, nos guste o no la imagen que proyecta.
 

sábado, 13 de abril de 2013

Cuevas, José Luis (d)

 
Aquí una feliz imagen de Rodrigo Moya; en el orden acostumbrado, o sea de izquierda a derecha, José Luis Cuevas, un poco más atrás, al centro, Carlos Fuentes, y a la derecha, en primer plano, Gabriel Figueroa, los reune la filmación, en 1965, de la película Las dos Elenas. Aunque parece de 20, Cuevas para este momento ya contaba con 31 años de edad y era lo suficientemente conocido y apreciado entre la intelectualidad más liberal del momento, como para invitarlo a participar en proyectos de este calibre. No fue esta la primera ni la última vez que en el cine nacional se intentó integrar a miembros de la plástica, pienso en este momento en Patsy mi amor de Manuel Michel si no me equivoco, con Felipe Ehrenberg, o en los Caifanes en la que participa no un pintor sino el escritor Carlos Monsivais. Sin duda fueron tiempos de cambio y de gran efervescencia creativa, tiempos que prepararon, sin saberlo o quererlo, el arribo de los que ahora vivimos.
 

viernes, 12 de abril de 2013

Cuevas, José Luis (c)

 
Si tuviéramos que ubicar sobre dos o tres puntos clave, el pecado cometido en su momento por José Luis Cuevas, yo me atrevería a decir que el más grave fue no su oposición al Muralismo o incluso a la Escuela Mexicana de Pintura, sino a la falta de libertad de expresión con lo que atacaba o ponía en entredicho a todo el sistema mexicano. Después, su resuelta renuncia a la pintura a favor del dibujo, que va por la misma línea, pues pone en evidencia los cortos alcances del sistema académico, y finalmente, la decisión de auto exiliarse y buscar primero que en su país, el reconocimiento internacional, con lo que igualmente ponía en entredicho la política cultural con que el estado mexicano arropaba a sus mejores productores. En síntesis, el pecado de Cuevas allá cuando iban terminando los '50 , fue hacer ver que, por lo menos en materia cultural, el gobierno de México ya estaba más que superado.
 
(Imagen: www.eluniversal,com.mx
fotografía: Archivo El Universal).

jueves, 11 de abril de 2013

Cuevas, José Luis (b)

No estoy muy seguro de a quién poner a la cabeza de la lista, pero sí que en ella ocupa un lugar, y relevante, José Luis Cuevas. Estoy pensando en este fenómeno del siglo XX (quiero suponer que fue de ese siglo, aunque como sabemos hay antecedentes que se remontan, quizás hasta el XVIII) en dónde la personalidad del productor termina por ser más atractiva e incluso más importante, que la propia obra (lo que no quiere decir que ésta carezca de méritos). Lo cual sería una más de las consecuencias con las que hemos tenido que aprender a vivir después del "efecto van Gogh", quien, efectivamente, también aparecería en nuestra lista. Le siguen, por ejemplo, Salvador Dalí, un vanishing point en la lista lo sería Andy Warhol y uno de sus miembros más recientes Damien Hirst. Entre los mexicanos que acompañarían a Cuevas quizás Rivera o la Kahlo, sin duda Julio Galán. En todos ellos, me parece, junto al duende de las artes visuales cohabitaba el del teatro, lo interesante, en última instancia, es que impidieron que uno dominara al otro, con lo que aprendieron a que juntos, lo hacían mejor.
 
(Imagen: Staff NTX/ACE. www.fotosmexico.lainformacion.com)

miércoles, 10 de abril de 2013

Cuevas, José Luis (a)


Hubo un tiempo en que al mencionar el nombre de José Luis Cuevas o al ver su imagen, sucedía una de dos cosas: Se entraba en estado de irritación profunda en el mejor de los casos, o se derretía cual paleta helada de limón, ahí mismo, en el lugar en que se manifestaba la diabólica imagen del terrible José Luis. De él se decía todos los días se tomaba una fotografía, o se hacía un autorretrato, a fin de llevar el registro puntual de su paso por esta tierra (hoy a los 79 años, ya no le debe parecer tan gracioso ver cómo, día a día, se hace más y más viejo). Tan seguro estaba Cuevas de su sex-appeal, que ofrecía a toda joven en verdad amante del arte, ambiciosa y de corto presupuesto, hacer con ella o junto con ella, un auténtico Cuevas, con certificado y toda la cosa, para que no hubiera problemas con los falsos. Entre puntadas como estas, grabados y dibujos, se le pasaba José Luis escandalizando las buenas conciencias de la culta burguesía nacional.
 
(Imagen:www.solucionpolitica.net.net)

martes, 9 de abril de 2013

Cuevas 80

 

Arrancaron por allá, por la capital, los festejos por el 80 aniversario de José Luis Cuevas que culminarán en febrero del próximo año, cuando llegue, precisamente, al mentando aniversario. Por lo pronto se inauguró la muestra Cuevas en el Cuevas, una amplia visión retrospectiva montada en el museo que lleva el nombre de quien fue considerado alguna vez, el “infante terrible” de la intelectualidad nacional. Como aún falta para el magno festejo y como probablemente no nos volvamos a ocupar del tema, dedicaremos las líneas de hoy a un par de comentarios sobre Cuevas y sus efectos en la cultura de nuestro país.

         Generalmente cuando se menciona su nombre, inmediatamente pensamos o lo asociamos con La Ruptura, el mítico movimiento que se opuso al ya muy deslucido nacionalismo revolucionario, transformado en Escuela Mexicana de Pintura, que había visto sus mejores días, como bien se sabe, en los murales de Rivera, Orozco y Siqueiros de los años ‘20 y ‘30, sin mencionar al grupo de los pre-muralistas, Alba de la Canal, Revueltas, Montenegro, Charlot, Fernández Ledesma, etc. Lo interesante de esta asociación es que La Ruptura representa más el triunfo de la abstracción sobre el   realismo —y más de tipo socialista o  revolucionario— que el retorno a un trabajo humanista-introspectivo-individualista-expresionista-neofigurativo, que era, es, el practicado y cultivado por Cuevas. Lo anterior quiere decir que, independientemente del valor de lo que hace e hizo Cuevas y por el cual es y ha sido ampliamente reconocido, su relación con La Ruptura (si la entendemos, insisto, como la introducción exitosa de la abstracción en México) tiene otros puntos de amarre pues antes estarían Felguérez, Lilia Carrillo, Mathías Goeritz, Vicente Rojo, Fernando García Ponce, Luis López Loza, etc., practicantes y exponentes de la abstracción en el México de aquel entonces. (De este batiburrillo de nombres, lo que podemos poner en claro es que no existía una  tendencia única y dominante sino más bien una serie de grupos, tendencias y productores que las representaban, buscando un lugar en la cada vez más ambigua realidad nacional que en ese entonces, finales de los 50’s se alejaba ya del llamado milagro mexicano).

         Así pues, la relación de Cuevas con La Ruptura —que tiene muchas otras aristas que aquí no podemos analizar— tiene que ver más con su figura y lo que ésta llegó a representar que con el trabajo gráfico que oponía a la decadente Escuela Mexicana de Pintura. En este sentido José Luis Cuevas, el personaje, es la versión nacional, de James Dean o Elvis Preasley, Jack Kerouac o, válgame la comparación, Brigitte Bardot, en tanto que representó y expresó el inmenso deseo de libertad que se había empezado a cultivar desde tiempo atrás y que culminaría trágicamente en los sucesos del ‘68 en México y Francia, el ‘71 en los Estados Unidos. La famosa Cortina de Nopal, no es otra cosa que un reclamo por la libertad de expresión y la denuncia de su represión o cooptación. El protagonismo de José Luis, su Cuevario, Cuevas por Cuevas,  no fueron más que brotes de la misma inquietud y de la terca afirmación del individuo frente a una sociedad rebasada, inmovilizada, sin saber cómo y con qué responder a las nuevas necesidades de su juventud.

         Son esas necesidades las que quizás los llevaron a abrazar un tanto acríticamente lo mismo los happening, que los excesos en las reuniones de la recién inventada Zona Rosa, los cockatils en las embajadas, su participación en el cine, los viajes al extranjero, el autoexilio, la solidaridad con los países de América Latina, las protestas en contra de la guerra de Vietnam y tantas otras causas por las que había que protestar, sacar la cara, manifestarse. Este es quizás uno de los aspectos más rescatables de Cuevas y su generación, su compromiso intelectual, político, social.

         Así pues, a sus casi 80 años de vida, lo único de lo que no se le podrá acusar es que lo que hizo, lo hizo siempre con la consciencia de que lo hacía bien.
 
Publicado originalmente por Milenio Diario
(Imagen: Octavio Gómez. www.proceso.com.mx)

 

 
 

lunes, 8 de abril de 2013

El gran catálogo


Entre los proyectos emprendidos para clasificar, identificar, localizar o catalogar, independientemente de los que desde el ámbito judicial, forense y antropológico se puedan llevar a cabo, el de August Sander es, a no dudarlo, uno de sus ejemplos más consumados. A fin de no alterar con su visión a quien retrató, les solicitaba hacer un alto en su quehacer, pararse frente a la cámara y dejarse retratar. El resultado siempre es semejante al que aquí vemos, Arista, de entre 1926-1932. Entre la solicitud de pose del propio Sander y la sensualidad natural de la chica, hay algo que al propio fotógrafo-catalogador se le escapa y hace encantadora esta como todas sus imágenes. Posiblemente porque en ellas vemos no lo que tenemos todos los hombres en común, sino lo contrario, lo que nos hace individuales, seres únicos.
 
(Imagen:www.photography-collection.com)

domingo, 7 de abril de 2013

La familia del hombre

 
Ayer hablábamos del sueño a color -Autochrome- del magnate Albert Kahn a fin de descubrir el espíritu original de nuestra especie. 20 años después volvemos a encontrar la misma pretensión a través de la no menos famosa exhibición La familia del hombre, muestra organizada por Edward Steichen entonces jefe del departamento de fotografía del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA). La exposición se abrió en el citado museo en enero de 1955, para después viajar por 7 años a través de 38 países, se calcula que en este tiempo fue vista por más de 9 millones de personas, lo que la convierte si no en la exposición de fotografía más vista de la historia, sí en una de las que más visitas ha recibido. La muestra no estuvo, ni está excenta de criticas serias y profundas, no se puede olvidar que fue organizada y puesta en circulación en plena Guerra Fría, cuando los Estados Unidos intentaban convertirse en los lideres mundiales de la cultura a través de la promoción del Expresionismo Abstracto, así que esta exposición formaría parte de la política del imperialismo cultural que tantos problemas acarreó principalmente en los países no centrales.
 
(Imagen: www.cienojos.org)

sábado, 6 de abril de 2013

Un sueño a color

 
 
No existen mayor misterio que el funcionamiento del cerebro, las motivaciones que empujan a uno hacia un lado y no otro, a llevar a cabo acciones que nadie más haría. Ese es el caso de multimillonario francés Albert Kahn (1860-1940) que enamorado de la magia de la película Autochrome (primer proceso para obtener fotografías a color) e imbuido de un profundo espíritu humanista, muy propio de la época, decidió poner parte de su fortuna al servicio de un proyecto faraónico, fotografiar las gentes y lugares más remotos de los cinco continentes, en el fondo, encontrar y fotografiar eso que a todos nos convierte en humanos y miembros de una misma especie. Aquí vemos una imagen que refleja los últimos vestigios de la Dinastía Quing en el centro de China continental. El proyecto de Kahn, para el cual contrató a más de 100 fotógrafos que recorrieran el mundo, arrancó en 1929 poco antes de la crisis de Wall Street, razón por la que en 1931 ya casi en bancarrota, tuvo que cancelar lo que fue el sueño de su vida. En ese par de años se reunieron más de 72,000 fotografías  que se conservan en el Museo que lleva su nombre.
 
 
 

viernes, 5 de abril de 2013

Pensarlo dos veces

 
Lo que aquí vemos es el resultado de un extraordinario proyecto de Ann-Christine Woehrl, intitulado simplemente Witches in exile. Aquí vemos el retrato de Habiba Abukan de Gambega, Ghana, en el 2009. No es difícil pensar en los objetivos de la fotógrafa y cómo es que estas mujeres que tienen un rol perfectamente definido en sus comunidades y que de eso viven, sufren el desarraigo al verse obligadas a abandonar sus aldeas y con ello las relaciones que mantienen con todos sus miembros. Es una verdadera pena lo que sucede en toda África y lo peor de todo es que sólo reparamos en ello cuando nos tenemos que enfrentar a imágenes como esta... como suele suceder.
 

jueves, 4 de abril de 2013

Cómo hemos crecido

 
 
No sé de otro proyecto que haya durado tanto tiempo, que siempre haya contado con la complicidad de los sujetos retratos, y que resulte tan encantador cada vez que se expone de nuevo. Como ya sabrán me refiero al extraordinario trabajo de Nicholas Nixon, Las hermanas Brown, aquí en la versión del 2011. Varios aspectos resultan interesantes y el paso del tiempo quizás sea el menor de ellos. Antes que el transitar de una edad a otra, está la fotografía misma y los cambios que ha sufrido, el retrato que se convierte en otra cosa cuando fotografía a estas 4 mujeres que cuando hizo lo mismo en 1975 al inicio del proyecto. Quizás eso sea lo asombroso, la visión que tuvo Nixon de haber dado con un filón casi inagotable y que si sabia cuidarlo, cultivarlo, le daría para muchos, muchos años. Aun sin quererlo hoy día las hermanas Brown son parte de la historia de la fotografía, como la fotografía es parte de su propia historia.
 
 

miércoles, 3 de abril de 2013

35 años y como si nada

 

Cualquiera pudo advertírmelo, no obstante fue más mi interés por ver fotografías, sobre todo si se trata de autores locales, lo que me llevó al Planetario Alfa, en donde se exhibe la muestra Radiografía: Un ícono a través de la lente, evento con que la institución festeja haber llegado a sus 35 años. En sí, las 40 fotografías que componen la muestra, difícilmente despertaron mi entusiasmo, en cambio lo que sí fue todo un viaje fue el regreso al Planetario.

         Tenía varios años sin visitar este que fue el primer museo privado dedicado a la ciencia y la tecnología, además de ser el primero en la ciudad con las espectaculares proyecciones IMAX. Desde sus inicios el Planetario, sin menoscabo de su misión, dio albergue a diversas manifestaciones de artes visuales, literatura y música, ¿quién no recuerda las presentaciones de Carlos Prieto, las Compresencias, la exposición de los antiguos mexicanos con museografía de Javier Meléndez? Así que visitar esta exposición me pareció un buen motivo para regresar al Planetario Alfa, tal y como tantas veces lo hice para ver otras exhibiciones.

         35 años puede parecer que no son muchos para una institución, pero si tomamos en cuenta de qué tipo de institución estamos hablando y la serie de avatares por  los que ha pasado la empresa que la  sostiene, entonces 35 años la  convierten en un sobreviviente, que  a pesar de todo, continúa con sus  labores como si se tratara de un  espacio recién inaugurado.

         La verdad es que desde la entrada el Planetario sigue siendo espectacular, sus enormes peceras, lejos de mostrar deterioro alguno siguen cautivando a chicos y grandes, los murales de Felguérez se ven mejor que nunca, sus salas de exposición, aunque incómodas, funcionan como si fuera el Guggeheim de Nueva York, la sala en donde se proyectan las películas está en perfectas condiciones, y más allá, el Universo de Tamayo luce como siempre, único e impresionante, por no hablar del cuidado y atención que se presta a los jardines y fuentes, así como al aviario que sigue siendo una curiosidad en medio de la ciudad.

         Sin embargo, lo más extraordinario del Planetario es la cantidad de gente que congrega. Parece mentira pero sigue llegando gente por todos los medios para conocer, interactuar, divertirse, e incluso para aprender. El día que estuve ahí parecía como si fuera el de la inauguración, las mismas expectativas, el mismo goce, la misma satisfacción, las mismas familias. Sin lugar a dudas estas son las inversiones que vale la pena hacer, por las que se debe pelear, las que hay que alentar, son lugares como este los que pueden poner un coto a la violencia, hablar de las funciones sociales de la educación, restituir el tejido social al acercar a las familias, al darles un hacer en el que todos aprenden.

         Respecto a la exposición de fotografía me gustaría decir algo más pero no encuentro qué. Son 10 fotógrafos los que participan en ella y al principio pensé que era todos mexicanos, pero creo que incluyeron a un par de norteamericanos porque los títulos de sus fotografías o descripciones están en inglés. Para haber tenido todas las facilidades de fotografiar donde les pareciera y lo que quisieran, las imágenes mostradas son limitadas, repetitivas y con poca imaginación. Y es que fotografiar no es sólo apretar un obturador o tener en las manos una súper cámara, para fotografiar se necesita algo más que no puedo explicar en este momento por tiempo y espacio.

         Hace unos meses falleció Dña. Carolina Sada de Viesca, fue directora del Planetario, a ella, como a tantos otros, desde Guillermo Schidhuber, hasta la actual directora que lo ha hecho y muy bien, les debemos el que siga abierta esta institución. En ella, también, se prepararon muchos de nuestros actuales directores y productores, Eliseo Garza, Carlos Velázquez, Mario Martínez, Roberto Ortiz Giacomán. Me parece que todos ellos estaría más que recompensados y más que satisfechos, si vieran que su trabajo sigue vivo, tal y como lo confirman los cientos de personas que entran al lugar cada fin de semana.
 
Publicado originalmente por Milenio Diario

 


lunes, 1 de abril de 2013

Turisteando VI

 
No importa cuál sea la razón o para qué se hace, cada quien sabe sus motivos, lo cierto es que no hay nada como las vacaciones y el poder tomarse unos días para no hacer nada más que descansar y pasarla bien con los amigos, y si de eso la fotografía puede ser testigo qué mejor, pues así quienes no lo hayan hecho podrán ver de lo que se perdieron. Aquí una imagen de Ricardo Martín de 1930 tomada en las playas de la Concha en San Sebastián, mejor, como se ve, no se podría pasar el tiempo.