Claude Monet. Gare Saint-Lazare. 1877-
Edouard Boubat- Estación San Lázaro. s/f
Hace una semana, al hablar de la
fotografía estenopeica, apunte, quizás muy de pasada, que uno de los problemas
que enfrenta en este momento la imagen fotográfica es el determinar si sigue
siendo un sistema de reproducción confiable para informar sobre el mundo
contemporáneo, por lo que ahora abundaré en el tema, tanto como el espacio nos
lo permita.
Las relaciones entre la
institución Arte, los objetos que la forman, y la sociedad son mucho más
complicadas y extensas, que lo que parece a simple vista. Decir que el arte es
producto de su sociedad, que el arte refleja a la sociedad o que el arte está
vinculado a la sociedad, no es, en verdad, decir mucho, ni explica en qué y
cómo es y/o cómo se genera esa relación y con qué consecuencias.
Cuando hablamos del trinomio
Arte-Objetos-Sociedad, quedan implícitos temas como el de los productores y su formación,
los circuitos de circulación, los métodos o procesos de legitimación, los
agentes responsables de la promoción, la exhibición, la difusión, y muchos otros.
De entre estos otros destaco el de la técnica o medios de expresión. Antes de
proseguir preguntémonos por la sucesión de
medios, de la pintura y escultura, a la
fotografía, al performance, a la instalación, al cine, al video, a la imagen
digital, ¿cómo explicarla más allá de la innovación técnica que cada una supone;
mejor aún, por qué aparecen las innovaciones; qué provoca la presencia de un
nuevo medio de reproducción?
No puedo detenerme en esta
explicación, pero digamos que cada sociedad, a lo largo de su devenir,
“selecciona” el medio que mejor funciona, que mejor informa sobre su
actualidad, y por actualidad me refiero tanto a lo más doméstico, como a lo más
apreciado por los grupos hegemónicos de la comunidad. Durante siglos la pintura
reprodujo con toda fidelidad una miríada de temas que fueron importantes todo
ese tiempo (de hecho la historia de la pintura es la historia del logro de tal
fidelidad, lo que no tiene que ver, forzosamente, con el naturalismo). La
aparición de la fotografía, al rayar el siglo XIX, no es causalidad, ni fruto del
destino o de la evolución de la propia pintura, la fotografía impone su
presencia porque la sociedad requirió en ese momento de un medio mucho más
dinámico y flexible para dar noticia de su realidad, que para ese entonces ya
era igualmente veloz y múltiple.
Podría, pues, parecer absurdo
preguntar por la vigencia de la fotografía, y lo sería porque como nunca antes
la imagen fotográfica se encuentra en todas y cada una de las fases de nuestra
vida diaria. No se trata únicamente de los millones de imágenes que nosotros
mismos generamos con los dispositivos móviles, sino de todas las demás –que
también suman millones- que igualmente se generan a diario vía cámaras de
seguridad, tránsito, reconocimiento, satelitales, etc., amen de las otras
tantas que genera la publicidad, la mercadotecnia, la medicina, la ciencia,
etc., ¿cómo podría entonces estar superada, cómo habría perdido su vigencia?
Me parece que la fotografía pudo
haber quedado rebasada, precisamente en este momento de sobreabundancia, por un
lado porque esta sociedad demanda otro tipo de imágenes que reproduzcan aún más
fielmente su actualidad, y por otro, porque la imagen fotográfica perdió esa
capacidad al abandonar su condición de medio reproductor de la actualidad, para
convertirse en productor de ella. En otras palabras, hoy día la imagen
fotográfica crea la realidad (en particular a través de los medios y las redes
sociales) en lugar de reproducir (con todo lo que implica esta acción) lo que
éstas son y representan en y para la sociedad.
Por más moderna que haya sido la
fotografía, creo que su estatuto siempre fue precario y ambiguo, pues desde muy
temprano tuvo que verse al lado de un incómodo vecino, que aunque le debe a
ésta su origen, fue más efectivo al mostrar la creciente dinámica del mundo
contemporáneo. A la imagen en movimiento que fue el cine, la rebasa hoy día la
imagen digital que reproduce, efectivamente, el movimiento y no sólo lo simula
como el cine. Son estas imágenes, las digitales en movimiento, las que por lo
pronto, me parece, nos dicen más de nuestra actualidad que cualquier otra forma
con la que tratemos de describir el mundo en que vivimos hoy día.
Publicado originalmente en Milenio Diario.
Ver también: www.artes2010.wordpress.com
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