martes, 17 de junio de 2014

Sociedad


Con las líneas que siguen se cierra el mini-ciclo iniciado hace quince días dedicado a la comprensión de uno de los  fenómenos más complejos del quehacer humano, aquel que conocemos bajo la denominación Arte. Obviamente con estos textos, Arte, Libertad y el de hoy, no pretendo satisfacer ni colmar el tema; no creo que a través de ellos nos hayamos acercado un poco más al entendimiento que requiere hoy día tal fenómeno, aunque sí espero, por lo menos, haber inquietado a alguien o llamado su atención, de ser así cobra sentido este diálogo que busco sostener con cada uno de los lectores, semana a semana.
         Hablo de fenómeno y no de Arte a secas, para tratar de comprender como es que ciertos objetos se convierten o asumen el valor Arte, y para hacerlo es necesario ir más allá del objeto, no basta con desarmarlo, sino que hay que ubicarlo en distintos contextos y condiciones hasta encontrar aquella o aquellas en las que mejor parece se lleva a cabo el fenómeno, estos es, en la(s) que un objeto cualquiera deviene en arte.
         Como fenómeno que es, como producto del quehacer humano, el arte se encuentra históricamente situado y socialmente determinado. Ningún objeto, material o inmaterial, escapa de estas dos dimensiones.
         Hoy día decir que entre arte y sociedad existe una íntima relación, o que el arte depende de su sociedad, e incluso que es un reflejo de ella, ha dejado de ser tema de discusión, es decir se da por un hecho. Pero si bien todos estamos de acuerdo con lo anterior (o casi todos), lo que no está muy claro, o en donde no todos coincidimos es en cuáles son los mecanismos, los procesos, la trama a través de la cual se manifiesta o se ejecuta esta relación.


         Al decir que el fenómeno que llamamos Arte se encuentra históricamente situado, lo que se quiere dar a entender es que esos objetos dependen de lo que en ese momento de la historia se conoce, se acepta, se hace. No existen objetos contemporáneos primitivos, como tampoco los hay que se adelanten a su tiempo como tantas veces se ha dicho. Socialmente determinado significa que son las diversas dinámicas sociales las que específicamente definen qué y cómo ha de ser el objeto de arte; debe ser obvio que ese qué y cómo, no son los mismos a lo largo de la historia, sino que mudan conforme pasa el tiempo y las sociedades se transforman.
         La semana anterior afirmé que la decisión de pintar un retrato con dos o tres ojos, no tiene nada que ver con el cuestionamiento del libre albedrío. Y así es, esa decisión pertenece al ámbito del individuo y es tan fuerte y se encuentra tan enraizada en nosotros que nos causa la ilusión de libertad, incluso hay quienes creen que sin esa libertad no sería posible la “existencia del arte”. A lo que se refiere la determinación social del arte, no es a lo que el individuo decide o deja de hacer, sino a su interacción social, su participación en una dinámica social particular en la que se desempeña como arquitecto, contador, comerciante o “artista”; todos y cada uno de ellos está determinado en su quehacer fundamental por su sociedad, y más allá de ella, por el momento histórico en el que le ha tocado vivir. ¿Después de haber pintado la serie de los Lirios Acuáticos, porqué Monet no proclamó la pintura abstracta o informalista? Simple y sencillamente porque ni social, ni históricamente, era posible hacerlo. ¿En algún momento Monet sintió que su libre albedrio corría algún riesgo? No lo creo. Todo lo contrario, tan libre se sintió de pintar lo que quiso, que llevó (junto con otros por supuesto) a la pintura hasta el borde mismo de la Modernidad.
         Todo lo anterior no es más que una pequeña rendija por la que podemos mirar al interior de este fenómeno, y constatar que lo verdaderamente complejo, como se ha dicho, se encuentra en dar con esa correa de transmisión a través de la que se pasa del terreno puramente social al individual. Esta “correa de transmisión” no es la misma en todo momento y sociedad, es más, hay que estar conscientes de que hoy pueden participar como medios de esa correa procesos y/o normativas, que ayer o mañana, ni serán los mismos, ni su influencia se sentirá de igual forma. Esto es lo que hace fascinante el estudio del arte, lo que lo convierte en fenómeno digno de analizar y en buen tema de conversación.

Publicado originalmente en Milenio Diario
Ver también: www.artes2010.wordpress.com
Imágenes: www.sobremalaga.com; www.coca-cola-art.com


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