Hace una semana comenté cómo
se pasa el tiempo y lo que dejamos de hacer por tratar de atender lo inmediato.
Y lo hice un poco para justificar porque en ocasiones no atiendo puntualmente
las exhibiciones de artes visuales que hay en la ciudad –de las que me llego a enterar,
que no son todas por supuesto-, pero también para permitirme retomar temas que
pudiera parecer han perdido su actualidad; pero actualidad es una cosa e
importancia otra, así que el criterio que intento aplicar en estas líneas se
refiere más a la importancia que pueda tener la presentación de un tema que no
su novedad, con sus inevitables excepciones se entiende.
Hace
una semana aborde una muestra que había abierto hacía un mes, ahora me voy un
poco más atrás, al 21 de agosto cuando fue inaugurada la muestra El Milenio
visto por el arte, en el Museo Metropolitano de Monterrey.
La
invitación indica que se trata de una muestra colectiva formada por 34 piezas
de igual número de productores, y así es, pero de hecho se trata de la
presentación de dos proyectos, este, el de la obras pictóricas, y otro, quizás
y hasta más interesante, el de la intervención de cada uno de los seleccionados
sobre una portada del diario Milenio, acompañada por la fotografía, el retrato,
de los mismos. Desgraciadamente no me puedo detener en este punto, pero vale la
pena señalar, uno, que es un acierto el que todas las fotografías vayan firmadas
(recordemos qué sucedía con la fotografía de prensa hace 15 o 20 años) y que
los autores sean fotógrafos del propio periódico; y, dos, si papel tan
importante se le concede a la fotografía (ocupa, este otro proyecto, toda la
sala central del segundo piso del museo), ¿por qué no se encuentra entre los 34
productores seleccionados, ningún fotógrafo?
Sin
lugar a dudas el que el Grupo Milenio se haya lanzado a crear su propia
colección de arte, es un gesto que debe aplaudirse y un ejemplo que ojalá
cundiera entre muchas otras empresas que tienen capacidad para llevar a cabo
acciones como esta. Aunque el proyecto es muy nuevo y habrá que ver cuál es su
evolución, quizás algo que podría esperarse es que también se fueran formando
colecciones regionales, de aquellas ciudades en las que el diario tiene
presencia, para que así la acción de fomento se diera en esa doble vía, la
nacional y la local, ambas, a no dudarlo, importantes y necesarias.
Ahora
bien, es claro que estamos ante una colección de solo pintura, y de un particular tipo de
pintura, y este es, desde mi punto de vista un problema, pues ¿de qué pintura estamos
hablando? No nos detengamos en discutir la vigencia del medio, o si conserva la
prerrogativa de seguir ejemplificando la producción de las artes visuales, no
digamos del arte en general. Analicemos la idea o ideas sobre las cuales se ha
llevado a cabo esta primer etapa de la colección.
En
lo personal no encuentro cuál es ese hilo conductor que me lleva no sólo de una
a otra obra, sino a ver la colección como un conjunto que me dice o demuestra
algo. No se centra en un naturalismo exacerbado (Víctor Rodríguez, Daniel
Lezama o Javier Peláez), o una abstracción de viejo cuño (Manuel Felguérez,
José González Veites, Blanca Rivera Rio), ni de otras tendencias figurativas
(Sergio Garval, Gustavo Monroy, Miguel Angel Garrido). Si acaso se trata de una
muestra, más o menos completa, de lo que se produce hoy día, pero sin distinción
de generaciones o tendencias, cuando ambas variables influyen en lo que se hace
y mucho.
No
veo mala pintura, pero tampoco nada sobresaliente o especialmente bueno (salvo
quizás la pieza de Beatriz Zamora que se aleja tanto de lo pictórico). Parece que
toda la colección descansa sobre la coincidencia de los productores acerca del
arte y su inclinación a él, pero bien sabemos que, por lo general, pintores,
escultores, o fotógrafos, no son exactamente, la fuente más confiable sobre su
quehacer, por lo que parece que su reunión más bien se debe a la voluntad de
quien los ha seleccionado y agrupado. Tanto haber luchado contra la siniestra
autoridad de los curadores, para acabar convirtiéndote en uno.
Con
todo, el cuidado puesto en la museografía, en la información complementaria, en
la difusión del proyecto, auguran que esta colección, la colección del Grupo
Milenio, podría pasar a formar parte, a mediano plazo, de las importantes
colecciones de arte privadas que se están formando en México en este momento.
Publicado originalmente en Milenio Diario.
Ver también: www.artes2010.wordpress.com