Con el fallecimiento de
Doña Márgara Garza Sada de Fernández, México pierde,
a nivel de patronazgo cultural, un elemento irremplazable.
Que en paz descanse.
Hace una semana expresé la
esperanza de que los comentarios que hacía no fueran mal interpretados, como
tampoco espero lo sean los que siguen a continuación, aunque para las alturas
del partido en que me encuentro, lo mismo me debería dar si me consideran grosero,
ignorante que inhumano.
Inhumano, es, por cierto y de
acuerdo a definición del diccionario, todo aquello falto de humanidad, y lo que
yo encuentro en la exposición que se presenta en el museo MARCO, inaugurada el
pasado 11 del presente, bajo tal encabezado, es precisamente lo contrario, una
humanidad, representada por sus productores simbólicos, preocupada por su
actuación en este único mundo que conocemos y que compartimos con otros tantos
miles de seres vivos. Quiero decir, de Inhumano la muestra a la que aludo no
tiene nada, por el contrario, presenta una serie de piezas a través de las
cuales podemos conocer distintas versiones de cómo el grupo de productores
seleccionados interpreta la relación o relaciones entre el hombre y su entorno
natural.
Ah! Pero no es este inhumano del
que habla la exposición sino del otro, el in-humano, y aunque no sé si
semánticamente haya alguna diferencia, tipográficamente sí que la hay y por
tanto debemos leer en in-humano algo así como la oposición entre el hombre y la
naturaleza, o su extrañamiento, y por tanto, las obras que se presentan como
expresiones del pensamiento, de la reflexión, que provoca esta situación.
Me he detenido en estas
anotaciones -que son un tanto ociosas- debido a que hoy día no basta con presentar
una exposición colectiva bajo un mismo tema, sino que tal colección de obras
debe servir de vehículo para otras tantas ideas que propone el curador de la
exposición. Luego entonces lo que hay que aprender a leer y apreciar son las
exposiciones completas y no las obras individuales, tal y como uno juzga un
libro por su contenido y no por las palabras empleadas para escribirlo.
Si esta el la situación –y estoy
de acuerdo si se piensa que es pura fantasía personal- entones,
desgraciadamente, lo que falla en este caso es la exposición y no las piezas
que la componen. Me explico. El tema de las relaciones (incluso si se quiere
pensar en la simple y llana oposición) del hombre con la naturaleza, con los
diversos entornos que ocupa, explota y condena, es tan basto, tiene raíces tan
profundas y consecuencias tan importantes, que difícilmente se agota en una
muestra, por más variada y amplia que sea. Es uno de esos temas que como hemos
visto ha ido ganando prioridad y sin duda, se volverá central en cualquier discusión
a nivel local, nacional e internacional, en el los próximos años, por lo que
todo o casi todo lo que implique o roce cualquier aspecto en que esté
involucrada esta relación, puede ser referido al tema del desastre ecológico en
que nos encontramos, al calentamiento global, el maltrato a los animales, los
alimentos transgénicos, el hacinamiento de las ciudades, el desplazamiento del
campo y las selvas por las zonas urbanas, el cambio climático, etc.
Y esto es lo que nos presenta la
muestra a la que aludo, los 17 productores que en ella participan, mal que bien
han hecho su trabajo, cada cual teniendo en mente una problemática particular,
la que a ellos en lo personal les preocupa pero que no forzosamente coincide
con la de la exposición. Yo me pregunto ¿qué tiene que ver un trabajo como el
de Claudia López Terroso con las fotografías de Alec Soth?, más aún ¿qué tiene
que ver Joseph Beuys en esta muestra? Su acto shamánico, si así se la ha de
llamar, en I like America and America Likes Me (1974) está tan lejos
de las intenciones y búsquedas de los demás productores como yo de la luna.
A veces a pesar de que todo quepa
en un jarrito, no significa que el contenido vaya a ser preservado
correctamente. Esta es la tercer exhibición en MARCO que se puede asociar al
mismo tema (Meso-cosmos y Ruta mística), no está mal, el estado de
salud del planeta lo amerita, pero empiezan a ser repetitivas y pueden llegar a
ser hasta aburridas.
Publicado originalmente en Milenio Diario
Ver también: www.artes2010.wordpress.com
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