Juan Rodrigo Llaguno. José Emilio Amores.
Así como una jornada
bien empleada produce un
dulce sueño, una vida
bien usada causa una
dulce muerte.
Leonardo Da Vinci.
El pasado
viernes 27, después del medio día, empezó a circular la triste noticia del
deceso de José Emilio Amores (1909-2014). No voy a decir, como otros tantos en
otras tantas ocasiones, que fui su gran amigo, que conocía sus confidencias, no
lo fui como un Gerardo Puertas, Sylvia Vega, José Javier Villarreal o Minerva
Margarita Villarreal, como Rubén González Garza, Jorge Elizondo, Gerardo
Azcúnaga o Ida Rodríguez Prampolini. Lo que sí puedo decir y con mucho orgullo,
es que cada que me topaba con él me daba un enorme gusto, lo mismo si sólo
cruzábamos un par de ideas que si compartíamos una reunión en su casa.
Mi relación
con José Emilio quizás sea mucho más antigua que la que pudiera haber sostenido
con él cualquier otro de estas tierras, pues bien recordaba a otro Moyssén, a
un condiscípulo suyo en la Escuela Nacional Preparatoria de la Ciudad de
México. Yo lo conocí hace menos tiempo, cuando trasmitíamos por televisión las
obras que componían el programa de los célebres e importantes (aunque no
recordados) Festivales de Música y Danza, que anualmente y por un lapso de seis
o siete años se llevaron a cabo desde el ya también desaparecido Cine-Teatro
Reforma. De ahí en adelante, y hasta ahora, nos volvimos a ver con frecuencia,
siempre con el mismo gusto, atención y camaradería.
Mientras fue
director del Centro Cultural Alfa –cito estas anécdotas no cronológicamente
sino como me vienen, más que a la mente, al corazón- me invitó a participar en
un extraordinario grupo reunido una vez por semana por las noches, para
conocer, revisar y comentar distintos momentos, obras y acontecimientos
relacionados con la historia del arte. Desconozco qué tanto habrán aprendido
mis contertulios pero para mi fueron veladas y compañeros inolvidables.
El hambre que
tenía por aprender de todo y la permanente inquietud de hacer algo útil y
constructivo con su tiempo libre, lo llevaron a cursar la Maestría en
Humanidades de la Universidad de Monterrey, ahí tuve el privilegio de ser su
“maestro” a lo largo de los 4 semestres que duran los estudios, sólo para
después acompañarlo en la producción de la tesis con que se gradúo. Me detengo
un momento es este punto ya que se trata de un valioso documento que por
desgracia no se conoce. En resumen, José Emilio buscaba sostener o refutar la
idea del arte como inversión, si es o no rentable. Lo interesante de su trabajo
es que con base en datos objetivos pudo llegar a una conclusión que en su
momento resultaba la opinión más autorizada sobre el tema. Es además, un buen
ejemplo de cómo un hombre formado en el campo de las ciencias exactas, puede
hacer una importante aportación al estudio de las humanidades.
Como todos los
que lo conocieron, estrecha o circunstancialmente, podría seguir encontrando
anécdotas con que retratar qué clase de hombre fue el Ing. Amores (por ejemplo
la amistad que tenía con Sergio de Osio que también EPD), pero prefiero dedicar
las líneas que faltan a tratar de contestar qué es lo que pierde la ciudad con
su partida.
Obviamente los
tiempos son distintos y son muchísimas las variables que nos separan ya irremediablemente
del siglo pasado, pero creo que una de las grandes diferencias entre las
generaciones de hoy día y las que actuaron a lo largo de la segunda mitad del
siglo XX, es el inmenso cariño, respeto y orgullo que sintieron por esta
ciudad. En su horizonte siempre estuvo presente qué hacer, cómo lograr, a quién
convencer, a quién invitar, para que Monterrey, diera otro paso adelante, para
que culturalmente se hiciera más fuerte, para consolidar sus logros, no había
otro fin, otra meta. Esto es, me parece, lo que se ha estado yendo de la ciudad
cada que un José Emilio se nos adelanta. El espíritu de comunidad, de amor a la
tierra que te da de comer, es el que va languideciendo con la partida de otro
buen hombre como lo fue, sin duda alguna, José Emilio Amores.
Publicado originalmente por Milenio Diario.
Ver también: www.artes2010.wordpress.com
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