Como ya es tradicional en Arte, A.C. una vez que da por concluida su exposición colectiva de fotografía, la hace seguir de una individual; este año tocó a Eduardo González ser quien, a parir del día 15 de este mes, ocupara las salas de esta institución con una muestra intitulada lacónicamente Fotografía.
La exhibición la componen 40 trabajos en Blanco y Negro provenientes de distintas series: Domingos de baile, Santa Lucía, Macroplaza, Calle Morelos, etc., obtenidos, si no me equivoco, entre el 2007 y este mismo año. Como lo denuncia el nombre de cada serie, las fotografías que presenta González son paseos, excursiones, por estos lugares a fin de hallar en ellos los motivos que, a su juicio, sean lo suficientemente interesantes o importantes al grado de merecer una fotografía, o sea, de ser destacados, separados, del continuo espacio temporal en que vivimos, y así ser, no sólo mostrados, sino también preservados casi eternamente.
Al describir de esta manera el trabajo de González, me surgen dos preocupaciones. Una se refiere al grado de libertad con que actúa, o si se prefiere, al control que tiene —y la consciencia de ese control— sobre la selección de sus motivos. La segunda se refiere, igualmente, a qué tan consciente está de que al oprimir el obturador y luego imprimir el resultado de esa acción, estará preservando una imagen que quizás ni siquiera cuestionó su importancia o relevancia. En otras palabras, me preocupa saber qué tan consciente está Eduardo González de la responsabilidad que tiene como fotógrafo de estas escenas o de este género (y no solamente él, sino cualquier fotógrafo que realice trabajos semejantes).
El diccionario de la Real Academia de la Lengua define tic, como una contracción muscular involuntaria y repetitiva. Creo yo que podemos descubrir en muchos fotógrafos trabajos realizados por un tic. Quiero decir, no que opriman el obturador sin poder detenerse, sino que ante ciertas escenas, como por reflejo o por un tic, tienen la convicción de estar frente a un motivo que vale la pena ser fotografiado y, sin más dilación hacen la foto. Este tic que efectivamente debe ser involuntario, es provocado, entre otras cosas, por haber hecho suya la creencia en que la finalidad de la fotografía es salir a la calle y captar esos momentos que son irrepetibles, insólitos, fuera de lo común, irónicos o de plano graciosos y que si no fuera por la “magia” de la fotografía y el bien entrenado ojo del fotógrafo, el resto de los mortales nos perderíamos de estos “regalos”, de estas “sorpresas” que la vida esconde a la visión común (esta idea no sólo campea entre los fotógrafos sino que igual hace de las suyas entre el público espectador).
A mí, como creo que a muchas otras personas, me parece un buen fotógrafo Eduardo González, tiene trabajos realmente destacables, algunas de sus escenas de la Macroplaza son verdaderas revelaciones de este espacio. Sus jóvenes de la calle Morelos son un buen ensayo tipológico de un subgrupo que por lo general preferimos pasar por alto o de plano no queremos tener presente, dígase lo mismo de los adultos mayores que domingo a domingo van a divertirse bailando en los bajos del palacio municipal de Monterrey.
No obstante, creo que para acabar de consolidarse, es necesario que se quite el tic del momento decisivo, único e irrepetible, no porque éste no exista o no aporte imágenes verdaderamente importantes, sino, precisamente porque existe, no es posible que se banalice con, por ejemplo, la fotografía de un niño con los dedos en las narices o con la que retrata a un pobre charro o algunas otras que también están presentes en esta muestra.
Cuando expreso mi preocupación por saber si hay consciencia sobre la responsabilidad que implica fotografiar dentro de éste como de cualquier otro género fotográfico, lo que quiero saber es hasta qué punto están dispuestos los fotógrafos de sacudirse de esas ideas preconcebidas para empezar a trabajar sobre intereses concretos que tengan que ver más con su manera particular de ver y comunicar el mundo, que, en última instancia, debería ser esta una de las preocupaciones centrales de la fotografía.
(Publicado originalmente por MILENIO DIARIO el 27 de octubre del 2009)
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