martes, 27 de mayo de 2014

Todo lo sólido...


22 de diciembre de 1989, en presencia del canciller de Alemania Occidental, Helmut Kohl y el de Alemania Oriental Hans Modrow, oficialmente se vuelve abrir la Puerta de Brandenburgo en la ciudad de Berlín con lo que termina la absurda división del país. Desde un mes antes, se había iniciado la destrucción del llamado “Muro de la vergüenza”, o como preferían llamarlo del otro lado, el “Muro de protección antifascista”; para el resto del mundo, “el muro de Berlín”. Terminaba así una historia iniciada 28 años antes, en 1961, como también se daba punto final a la llamada Guerra Fría caracterizada por los constantes enfrentamientos entre los países aliados en el Tratado del Atlántico Norte, OTAN, con los del Tratado de Varsovia.
         Pertenezco a una generación que creció en un mundo dividido por dos fuerzas en constante lucha por la hegemonía mundial, de hecho e ideológica, y la mejor prueba de la verdad que encerraba tal situación era la solidez del Muro de Berlín; no se trataba de una cuestión meramente simbólica o de geopolítica, uno podía llegar hasta sus píes y tocarlo, comprobar que era de verdad, tan sólido, frio e inerte como la piedra con que fue construido, como las historias de terror que lo cubrían desde su misma construcción. No sólo todos olvidamos la famosa frase de Marx y Engels en el Manifiesto del Partido Comunista, en que afirman que todo lo que en el pasado nos parecía tan sólido ante el empuje de la historia termina por desvanecerse en el aire, sino que la caída misma del muro significó para todos el inicio de una nueva época, del siglo XXI si se gusta, para lo cual quizás no todos estábamos igualmente preparados.


         Comisionada originalmente por el diario alemán Frankfurter Allegmeine Zeitung, la fotógrafa Bárbara Kleem, a través del Instituto de relaciones Culturales Exteriores de Stuttgart (IFA), presenta la extraordinaria exposición Claroscuro en el Museo Metropolitano de Monterrey, inaugurada el pasado 15 de mayo. Una crónica en 124 imágenes en blanco y negro que narran los aspectos más significativos de aquellos días. Armada y puesta en circulación con motivo del vigésimo quinto aniversario de la caída del Muro de Berlín, nos ofrece la oportunidad no sólo de recordar o acercarnos a uno de los momento más importantes en la historia contemporánea, sino también conocer otros aspectos del trabajo, los momentos de ocio, de la industria, de las relaciones interpersonales, de la vida cotidiana pues, a ambos lados del muro antes y después de este momento. Como importante también es el darnos acceso al trabajo de esta fotógrafa que sin duda es digna representante de la fotografía de su país.
         Lo anterior es tan cierto que no en vano, tal y como se ha promocionado la muestra, muchas de las imágenes que ahí vemos se han convertido en los íconos más conocidos del suceso histórico y sus representantes. Por las fotografías exhibidas desfilan no solamente el canciller Kohl y su contraparte Modrow, sino también vemos al ex dirigente Erich Honecker, al ya casi olvidado a pesar del importante papel que jugó en todo este proceso, Mijaíl Gorbachov y su lamentable sucesor Boris Yeltsin, pero principalmente la gente, los habitantes de la ciudad de Berlín del este y del oeste, los miles de otros alemanes que se concentraban en torno al Muro a protestar o calladamente a llorar a sus familiares caídos, desaparecidos, injustamente separados.


         La obra de Kleem posee todos los atributos de la fotografía de su país, una cuidadosa composición, una precisa nitidez, absoluta convicción en la objetividad y capacidad testimonial de la fotografía, y un muy exclusivo manejo de la iluminación. Digo exclusivo manejo de este recurso porque este parece ser un elemento que nos permite identificar cierto tipo de fotografía como alemana (si es que tal cosa es posible), y al decirlo me vienen a la mente imágenes de Sander, pero también de Erich Salomon,  Alfred Eisenstaedt, o Stefan Moses, especialmente en sus fotografías de grupo en interiores.

         Ya fuera por recordar lo sucedido, para conocerlo o para ver el trabajo de Bárbara Kleem, me parece que esta es una de las exposiciones de fotografía más importantes en lo que va del año.

Publicado originalmente en Milenio Diario
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martes, 20 de mayo de 2014

Fue más que lo que ves

Pinacoteca de Nuevo León

El pasado día 14, la Pinacoteca de Nuevo León abrió al público la muestra Momentos de inflexión. Antes de continuar es conveniente hacer un par de apuntes para evitar explicaciones innecesarias más adelante.
         Enfrentarse a muestras como esta entraña una enorme dificultad. De acuerdo a su intención va inscrita en el deseo por señalar (por haberlo encontrado) en qué momento el siglo XX –por lo menos en términos de producción simbólica- empezó a moverse o a transformarse en el siguiente, en el XXI. Esfuerzos así siempre serán bien recibidos y aplaudidos, pues arrojan luz sobre nuestra historia y aunque fuera un solo rayo, es suficiente para atisbar sobre lo que pudo haber acontecido.
         Si recorremos la muestra pieza por pieza, nos toparemos con que una buena parte de ellas son más que interesantes. Y aquí habría que abrir un nuevo paréntesis, pues las obras pueden resultar interesantes ya sea por lo que muestran, lo que ilustran (como las fotografías cuyo valor puede ser histórico), como por su constitución como objetos plásticos o performativos (el caso de Juan José González). Así que decir que son interesantes puede ser por una u otra razón, e incluso por su coincidencia en un mismo objeto. Así que, por estos motivos, la exposición es aceptable, vale la pena visitarse, asomarse a ella para ver qué es lo que propone.
         Si juntamos lo anotado hasta aquí, se concluiría que ésta es una buena exposición, y sin embargo, desde mi punto de vista, no lo es.
         De manera general, la exposición pretende ilustrar, a través de la obra de los productores convocados, el momento de inflexión, es decir de cambio de rumbo que la ciudad de Monterrey tuvo entre las décadas de los 80 y 90 del siglo pasado. Por alguna razón que no queda del todo clara se asocia una de las muchas transformaciones urbanas que en ese entonces se empiezan a dar (la destrucción y posterior construcción de la Gran Plaza en el centro de la ciudad), con la obra de estos productores (lo cual es más que obvio en el caso de las fotografías de Roberto Ortiz Giacomán, y menos en el de Juan José González, aunque es en las calles de la ciudad, el sitio en que ejecutó sus obras).
         Creo que así como en torno a los años 50’s del siglo XX hubo un primer momento de inflexión para las actividades culturales y artísticas de la ciudad bajo la tutela de la entonces UNL (el taller de Artes Plásticas, Armas y Letras, la Escuela de Teatro, etc.), hacia su final debió haber otro, mas no sabría ubicarlo con precisión, pues las décadas que señala la muestra son tan ricas que es difícil calcular hasta qué punto influyeron en las artes plásticas, por ejemplo, el cierre de Fundidora o la creación de la Macroplaza, cuando tenemos en esos momentos acontecimientos tan importantes como el auge de las galerías privadas, la formación de colectivos como la Casa Ediciones, el importantísimo Concurso de Arte Vitro, la formación de asociaciones profesionales, los antecedentes del CONARTE, y la fundación del MARCO.

Juan Caballero. Sin título (detalle). s/f

         Creo en la importancia del trabajo de Juan José González; la obra de Juan caballero, ya sea la de carácter abstracto o figurativo, ha sido apreciada y valorada por propios y extraños en más de una ocasión; la fotografía de Aristeo Jiménez ha ganado un lugar dentro del movimiento fotográfico nacional por su calidad, como también destacan por su calidad técnica las imágenes de Roberto Ortiz Giacoman, además de su pertinencia y oportunidad para registrar su medio. Pero ninguno de ellos, ni todos juntos, son suficientes para ejemplificar un punto de inflexión en la ciudad; quizás sean producto de lo que estaba sucediendo, pero como ellos hay otros tantos dentro de un marco más amplio que abarca, incluso, las relaciones entre Monterrey y ciudades como la de México, Oaxaca y Guadalajara.
         Estamos de acuerdo en que a fines del siglo XX, como todo en el país, esta ciudad empezó a tomar rumbo hacia la siguiente centuria (conste que incluso digo tomar no cambiar de rumbo);  en lo que diferimos es la identificación de aquello que provocó el fenómeno. Y qué bueno que así sea, pues entre más voces se sumen a este diálogo más sencillo será en el futuro encontrar esos puntos de inflexión (si los hay) que nos han traído hasta la actualidad.

Publicado originalmente por Milenio Diario
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Imágenes: CONARTE

martes, 13 de mayo de 2014

Las colecciones


Desde el día 8 se presenta en el Centro Cultural Plaza Fátima la muestra intitulada  Interacción, objeto abstracción, proveniente de la Colección FEMSA. En un par de días más, sólo que ahora en Chetumal, Quintana Roo, en el Museo de la cultura Maya, se abrirá al publico de por allá la exposición Diálogos contemporáneos, también de la colección FEMSA.
         Y es que lo que conocemos genéricamente como Colección FEMSA, ha alcanzado tal tamaño, prestigio, solidez e importancia, que a partir de ella es posible armar dos, tres, cuatro, exposiciones simultáneas, o mejor dicho y explicado, puesto que uno de sus objetivos es alcanzar su mayor difusión, ha logrado tal flexibilidad y eficiencia en su administración que al mismo tiempo puede presentarse, por ejemplo, en un museo como el MARCO y en el centro estudiantil del Tecnológico. No olvidar, por otra parte, que esta colección carece de una sede propia en la que pudiera estar permanentemente expuesta.
         Pero no se trata de tener o no un espacio de exhibición, ningún museo del mundo, ni el Metropolitano de Nueva York, el de Orsay, el MUNAL o el MUAC de la ciudad de México,  exhiben su colección completa, lo cual sería prácticamente imposible pues bien se sabe que hay más piezas en sus bodegas que en las salas de exhibición. Así que no es cuestión de espacio sino de aprovechar oportunidades para presentar lo que se tiene a públicos más diversos. Sin duda, sería interesante conocer cuánta gente es la que visita estas muestras, es casi seguro que la de FEMSA ha de ser una de las colecciones más vistas en el país.
         Con un tamaña, prestigio e importancia distintos, la Colección de la Pinacoteca de Nuevo León, lleva a cabo otras estrategias para su difusión. Como en la de FEMSA también se invita a curadores y/o especialistas, para que, en función de sus piezas, organicen diversas exhibiciones, con lo que provocan la circulación de su material con cada relectura. Lo que la distingue es que en estas muestras siempre se agregan piezas y productores que no forzosamente son parte de la colección. Este es el caso de Momentos de inflexión I. Apertura hacia el arte contemporáneo en Monterrey la exposición que este próximo jueves inaugura en sus propias instalaciones. Este empleo de su colección como punto de partida para la planeación y ejecución de las exposiciones, le ofrece a la Pinacoteca la posibilidad de tener una versión siempre renovada de su Colección.
         Existen, por supuesto, otras tantas colecciones públicas en la ciudad, la del MARCO, las de los Tres Museos (Museo de Historia Mexicana, MUNE y Museo del Palacio, cada una con su colección), la de la Fototeca de Nuevo León, así como la del Tecnológico de Monterrey, por mencionar las que quizás sean más destacadas. Bien se sabe que hay importantísimas colecciones privadas, pero poco se conoce de ellas y por su carácter privado se manejan bajo otros criterios sobre los que hay poco o nada que opinar. Sin embargo de las públicas sí que se puede decir algo más, aunque no mucho pues su administración y funciones son las tradicionales, cuando no únicamente están a disposición por medio de la consulta, como sucede en la Fototeca del CONARTE (muy pocas veces se tiene oportunidad de ver expuesta su colección, ni de ella en sí, ni participando en otras muestras. Una excepción es la exposición Mujeres detrás de la lente).
         Es tan complicado armar, mantener, administrar y difundir una colección que hoy día la tendencia mejor apunta a abrir centros culturales o multifuncionales en lugar de Museos. Estos centros, es probable que al paso del tiempo lleguen a contar con su propia colección, pero no es un requisito de inicio, como sí se espera lo sea para un Museo, el cual es casi inconcebible sin una colección permanente. Pero  también parece que seguir pensando en colecciones, por lo menos como las que aquí hemos mencionado, es cosa del pasado, hoy días las obras conservan su valor en tanto cotizan en las subastas fuera de ese momento se vuelven irrelevantes. Ante esta creciente mercantilización del arte hay que agradecer que aún hoy día haya colecciones y que estas se difundan tan generosamente como las de Monterrey.

Publicado inicialmente en Milenio Diario.
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martes, 6 de mayo de 2014

¿Es suficiente?


Claude Monet. Gare Saint-Lazare. 1877-
Edouard Boubat- Estación San Lázaro. s/f

Hace una semana, al hablar de la fotografía estenopeica, apunte, quizás muy de pasada, que uno de los problemas que enfrenta en este momento la imagen fotográfica es el determinar si sigue siendo un sistema de reproducción confiable para informar sobre el mundo contemporáneo, por lo que ahora abundaré en el tema, tanto como el espacio nos lo permita.
Las relaciones entre la institución Arte, los objetos que la forman, y la sociedad son mucho más complicadas y extensas, que lo que parece a simple vista. Decir que el arte es producto de su sociedad, que el arte refleja a la sociedad o que el arte está vinculado a la sociedad, no es, en verdad, decir mucho, ni explica en qué y cómo es y/o cómo se genera esa relación y con qué consecuencias.
Cuando hablamos del trinomio Arte-Objetos-Sociedad, quedan implícitos temas como el de los productores y su formación, los circuitos de circulación, los métodos o procesos de legitimación, los agentes responsables de la promoción, la exhibición, la difusión, y muchos otros. De entre estos otros destaco el de la técnica o medios de expresión. Antes de proseguir preguntémonos por la sucesión  de medios, de la  pintura y escultura, a la fotografía, al performance, a la instalación, al cine, al video, a la imagen digital, ¿cómo explicarla más allá de la innovación técnica que cada una supone; mejor aún, por qué aparecen las innovaciones; qué provoca la presencia de un nuevo medio de reproducción?
No puedo detenerme en esta explicación, pero digamos que cada sociedad, a lo largo de su devenir, “selecciona” el medio que mejor funciona, que mejor informa sobre su actualidad, y por actualidad me refiero tanto a lo más doméstico, como a lo más apreciado por los grupos hegemónicos de la comunidad. Durante siglos la pintura reprodujo con toda fidelidad una miríada de temas que fueron importantes todo ese tiempo (de hecho la historia de la pintura es la historia del logro de tal fidelidad, lo que no tiene que ver, forzosamente, con el naturalismo). La aparición de la fotografía, al rayar el siglo XIX, no es causalidad, ni fruto del destino o de la evolución de la propia pintura, la fotografía impone su presencia porque la sociedad requirió en ese momento de un medio mucho más dinámico y flexible para dar noticia de su realidad, que para ese entonces ya era igualmente veloz y múltiple.
Podría, pues, parecer absurdo preguntar por la vigencia de la fotografía, y lo sería porque como nunca antes la imagen fotográfica se encuentra en todas y cada una de las fases de nuestra vida diaria. No se trata únicamente de los millones de imágenes que nosotros mismos generamos con los dispositivos móviles, sino de todas las demás –que también suman millones- que igualmente se generan a diario vía cámaras de seguridad, tránsito, reconocimiento, satelitales, etc., amen de las otras tantas que genera la publicidad, la mercadotecnia, la medicina, la ciencia, etc., ¿cómo podría entonces estar superada, cómo habría perdido su vigencia?
Me parece que la fotografía pudo haber quedado rebasada, precisamente en este momento de sobreabundancia, por un lado porque esta sociedad demanda otro tipo de imágenes que reproduzcan aún más fielmente su actualidad, y por otro, porque la imagen fotográfica perdió esa capacidad al abandonar su condición de medio reproductor de la actualidad, para convertirse en productor de ella. En otras palabras, hoy día la imagen fotográfica crea la realidad (en particular a través de los medios y las redes sociales) en lugar de reproducir (con todo lo que implica esta acción) lo que éstas son y representan en y para la sociedad.
Por más moderna que haya sido la fotografía, creo que su estatuto siempre fue precario y ambiguo, pues desde muy temprano tuvo que verse al lado de un incómodo vecino, que aunque le debe a ésta su origen, fue más efectivo al mostrar la creciente dinámica del mundo contemporáneo. A la imagen en movimiento que fue el cine, la rebasa hoy día la imagen digital que reproduce, efectivamente, el movimiento y no sólo lo simula como el cine. Son estas imágenes, las digitales en movimiento, las que por lo pronto, me parece, nos dicen más de nuestra actualidad que cualquier otra forma con la que tratemos de describir el mundo en que vivimos hoy día.

Publicado originalmente en Milenio Diario.
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