domingo, 28 de febrero de 2010

Referencias múltiples


Hay obras en las que se conjugan influencias, referencias, coincidencias, gustos y hasta motivaciones, y el resultado, a pesar de todo, sigue siendo una visión intensamente personal. En el trabajo que aquí vemos, Visionis Montanea. Topo Chico. 2009 de Roberto Ortiz Giacomán, su genealogía se remonta, por supuesto, a Ansel Adams, pero también hay rastros de Hugo y Arno Brehme, Armando Salas Portugal y Eugenio Espino Barros, entre otros tantos, asimilados a través de una verdadera pasión por la naturaleza. Las imágenes que surgen de esta combinación nos dejan ver la belleza y monumentalidad de nuestro medio circundante, pero también son una advertencia, un llamado de atención a lo que estamos haciendo con lo que heredamos, al tiempo que se convierten en un atisbo, una visión apocalíptica que nos advierte que, tarde o temprano, habrá que pagar la cuenta.

sábado, 27 de febrero de 2010

Doble vía

L'âge mûr. c 1899-1913

Un personje casi olvidado injustamente, marginado los últimos días de su vida, hoy, gracias la investigación moderna, ha sido rescatado para la gloria del arte francés. Camille Claudell (1864-1943) escenificó en vida un caso de doble influencia: por una parte es innegable la potestad que su obra tuvo sobre la concepción misma que de la escultura tenía Auguste Rodin (1840-1917) considerado por muchos el padre de la escultura moderna. El ejemplo que aquí presentamos (La edad madura) es más que elocuente en este sentido; en otras circunstancias, en otro momento, estaríamos hablando de Claudell y no de Rodin. Pero por su parte, el escultor francés ejerció una triste y nefasta infuencia sobre Claudell al grado de llegar a firmar con su nombre las obras que ella producía y facilitar su internación a un sanatorio mental lo que puso fin a la trágica vida de esta gran artista.
(Imagen tomada de www.bluetravelguide.com)

viernes, 26 de febrero de 2010

Influyente

Joseph Beuys. 1971

En esta imagen de Lothar Wollen (1930-1979) vemos al famoso Joseph Beuys (1921-1986), quizás el productor artístico más influyente de y en la segunda mitad del siglo XX. Cuando se afirma esto se quiere decir que entre los productores contemporáneos hay muchos que se sienten en afinidad con sus ideas y forma de prácticar el arte; que su trabajo teórico y práctico "forzó", llevó, a nuevas interpretaciones que cambiaron el rumbo de las artes; que una parte de la producción artística del siglo XX no se entiende sin la figura y enseñanzas de Beuys; e incluso que la misma fotgrafía de Wollen que aquí vemos, de alguna manera representa esa capacidad de influencia que tuvo Beuys y más sobre artistas como él que proceden de Alemania. Esta concepción del artista, casi shaman, influyente ¿es semejante a cuando decimos que fulano o sultano son influyentes?, ¿en qué es diferente?, ¿hay diversas formas de ser influyente?, ¿se escapa la influencia a la resposabilidad moral, social? Algunas cuestiones que tendríamos que tomar en cuenta al momento de analizar el mundo de las influencias.


jueves, 25 de febrero de 2010

¿Cita o infuencia?

Untitled Film Still #21. 1978

La obra temprana de Cindy Sherman (1954- ), como la que aquí se muestra, la lanzó a la fama internacional por la serie de implicaciones que tiene respecto a temas canónicos del arte: el autoretrato, la representación, la autoría, etc., así como otra serie de lecturas e interpretaciones que sobre ella pueden y deben llevarse a cabo. En nuestro caso lo que interesa sería definir si al momento de realizar estas obras Sherman cita su relación con el cine o más bien representa la influencia de este medio en la definición de la vida cotidiana de los Estados Unidos y por consiguiente en su propia concepción de su imagen y su trabajo. Independientemente de la respuesta que se pueda dar o de cualquier otro planteamiento que se haga, lo cierto es, nos parece, que resulta impensable el arte contemporáneo sin tomar en cuenta, sin considerar su genealogía, sea que esta influya o no en el resultado final.
(Imagen obtenida de www.masters-of-photography.com

miércoles, 24 de febrero de 2010

¿Infuencias?


Como todo su trabajo, esta fotografía de Sherie Levine (1947- ), Después de Walker Evans, 1981, cuestiona aspectos tan apreciados por el arte occidental como la autoría, la originalidad, el talento. En nuestro caso interesa porque al apropiarse del trabajo de Evans, nos lleva a preguntar por cuál es la esencia del proceso fotográfico y si en él caben ideas como la de las influencias. Hacer suya una imagen de Evans significa ¿qué ha sido inlfluida por él, por su trabajo, al grado de repetir la obra del maestro?, ¿o no podría funcionar como una especie de exorcismo, es decir, hacer suyas las imágenes canónicas de Evans para sacudirse finalmente de su influencia?; ¿cada que reproducmos una imagen -propia o no- se trata de una aceptación tácita de su influencia tal y como lo planteamos ayer en el artículo de la semana?

martes, 23 de febrero de 2010

Las influencias

Thomas Hart Benton. America hoy. 1931
(Entre los muchos artistas norteamericanos que fueron influidos por el muralismo mexicano, se encuentra Benton, artista poco difundido, conocido y apreciado en su propio país. Quizás lo notorio de sus "influecias" ha sido demasiado para la historia y la crítica norteamericanas).

Debe ser más o menos obvio que hoy día, en términos generales, nadie queda exento de las influencias. Desde la presión de los grupos de pares hasta cuestiones más sofisticadas como las prácticas artísticas, pasando por el mundo de la piratería, es un hecho que lo que sabemos, hacemos, conocemos, comentamos, proponemos, etc., se lo debemos a alguien más, a menos, claro está, de que estemos frente a un fenómeno cosa que no se da desde Aristóteles (384-322 a.C.) o si le parece muy exagerado, desde Leonardo da Vinci (1452-1519).



Usamos el término “influencias” de manera genérica; influir en sentido estricto es tener algún efecto sobre otra persona (si hablamos en este terreno), un predominio o fuerza moral sobre los otros, llevar a otro u otros a hacer lo que a uno le interesa. Sin negar esta opción, cuando en el campo de las prácticas artísticas o en el mundo intelectual se habla de influencias más bien se quiere decir que hay una fuente, un origen del cual se toma o simplemente se repite un concepto, una forma, una acción.


Ya en otras ocasiones me he referido al papel de las influencias y cómo es que éstas son importantes en el quehacer artístico, ya por lo recomendado por Picasso (“el plagio está permitido si va acompañado de inmediato por el parricidio”), como porque en cualquier situación de este tipo siempre hay quien influye y quien es influenciado, el establecimiento de esta relación lleva consigo una aceptación voluntaria; así pues, dejarse influenciar implica querer hacer las cosas de una manera en particular y el inicio en la definición de un estilo, y sólo se influye al que busca esa afinidad, nunca a los contrarios o detractores. Sin este compromiso que lleva a aceptar ambos papeles, sería muy complicada la educación artística, pues como sabemos no existe la creación espontánea o in nuce.


Por otra parte, una de las actividades que debe llevar a cabo la crítica de arte, consiste, precisamente, en poder establecer, digamos, las líneas genealógicas —vulgo influencias—, de donde proceden las imágenes, pictóricas, escultóricas, dibujísticas o de cualquier otro tipo que tengamos en frente. Otra tarea es, una vez establecida la genealogía, detectar de donde proceden las formas, el tratamiento, el uso de esas y no otras. Esto es, el trabajo de la crítica en este sentido, tiene como primer asignación el trazar los antecedentes del tema y de la forma, al hacerlo devela las influencias de tal o cual productor y pone en evidencia el acuerdo al que nos hemos referido líneas arriba.


La segunda encomienda de la crítica respecto a las influencias, consiste en que una vez que haya logrado establecer la procedencia de los temas y las formas, hay que mostrar qué se hace con ellas: si sólo se repiten, si han sido mal interpretadas, si se emplean con fines diferentes a los históricos, si se enriquece con nuevas fuentes, etc. Trazado así el panorama tendríamos a la vista las influencias y lo que con ellas se hace al aceptarlas. Si nos fijamos bien, este incompleto y brevísimo análisis sobre las influencias nos lleva al centro mismo de la transmisión y renovación de las tradiciones o si se prefiere, de la cultura en general, en donde la correa de transmisión sería precisamente el acuerdo entre influenciar y ser influenciado.


Podría haber un caso más en esto de las influencias y que también involucra los quehaceres de la crítica de arte. Me refiero a evidenciar la inexistencia de las influencias. Así como es posible encontrar los antecedentes, también es posible demostrar una falsa línea familiar y dar una atribución correcta. Muchas veces se dan casos en que se dice tener influencias de tal o cual productor, escuela o corriente y en realidad, no sólo no se encuentran presentes en la(s) obra(s) del que se dice influenciado, sino que en su trabajo se reconocen otras por completo distintas. No se trata simplemente de tratar de falsificar con fines diversos, sino, por desgracia de algo peor, de la ignorancia con que actúan muchos productores.


Por último, más que seguir hablando de influencias, quizás debiéramos poner en el centro de la discusión algo más importante, la honestidad de reconocer que así como somos iguales a los demás, también dependemos de ellos para lo que hacemos.
Publicado originalmente por Milenio Diario

lunes, 22 de febrero de 2010

Semana de las influencias

Ritmo de otoño (número 30), 1950

Ya que de abstracción hablamos en la nota del día y hemos decidido iniciar el tema de las influencias, nos ha parecido esta obra tardía de Jackson Pollock (1912-1956) un buen punto de arranque. Quizás no sea tan correcto hablar de influencias en su caso, posiblemente lo adecuado sería hablar de una guía, un ejemplo, una enseñanza, que fue lo que Siqueiros representó para el norteamericano en los inicios de su carrera. Sin los experimentos de Siqueriros con las nuevas lacas y demás pinturas automotivas, el trabajo de Pollock, queremos suponer, habría tomado otro camino.

domingo, 21 de febrero de 2010

De regreso


Después de una semana cuestionando el concepto del "momento decisivo" que pregonaba Henri Cartier-Bresson, regresamos al origen. Ni que duda cabe que en esta interesante imagen, Sevilla, de 1933, se encuentran todas las indicaciones del maestro francés, pero también las observaciones que le hemos hecho; quizás sea por eso que su trabajo se emparenta con todos los que en esta página hemos venido citado. No importa si ha sido pintura, video o escultura actuales, modernas o del pasado, todas tienen algo en común que va más allá del "momento decisivo" y que nos permite entender mejor nuestro mundo en toda su complejidad y contradicciones. No resta nada más que agradecer que haya quienes, como Cartier-Bresson, nos den tanto de qué hablar y tantos "momentos decisivos" que ver.

sábado, 20 de febrero de 2010

¿Y el video?

Difícilmente uno pensaría en el cine o el video como medios a través de lo cuales se podría representar el "momento decisivo", toda vez que su naturaleza es por completo opuesta al congelamiento del movimiento que suponen las otras prácticas que aquí hemos visto. No obstante, encuentro en algunas de las obras del norteamericano Bill Viola (1951- ) los elementos necesarios para concluir que también en este medio es posible la representación de una serie, una sucesión, de momentos decisivos. Manipulando, precisamente, esa naturaleza móvil del video, es capaz no sólo de llevarnos a percibir perfectamente ese conjunto de momentos desisivos de los que está compuesta nuestra capacidad visual, sino de crear en nosotros la ilusión de un permanente momento decisivo en movimiento, o sea de su anulación. En otras palabras, Viola en trabajos como Two Woman (2008) una de cuyas imágenes aquí reproducimos, es capaz de llevarnos a la idea de que lo que observamos se encuentra suspendido en el tiempo aún y cuando, de hecho, se estén moviendo. (La imagen está tomada de www.billviola.com)

viernes, 19 de febrero de 2010

Un instante moderno


La idea del "momento decisivo", desde la perspectiva de otros medios que no fueran la fotografía, la podemos rastrear, por ejemplo, a través de las diferentes vanguardias, cada una, obvio es, con su propia interpretación de qué es y cómo debe ser representado ese momento. Una de las posturas más radicales posiblemente la podamos encontrar no en la pintura futurista, sino en su escultura. Qué mejor ejemplo que esta pieza de Umberto Boccioni de 1913, la famosa Formas únicas en el espacio continuo. Boccioni con piezas como esta no se conforma con reproducir el momento decisivo tal y como está ocurriendo sino que busca dar con las formas previas y posteriores a ese momento y que son las responsable de que, por un instante, se hagan visibles al ojo. Así pues el "momento decisivo" no sería más que una disección no de las formas sino de su continuidad en el espacio y el tiempo, independientemente de cuales sean estas.

jueves, 18 de febrero de 2010

Momentos petrificados

He venido insistiendo en que la fotografía no es la única práctica de reproducción que capta o genera imágenes que sean esencialmente el "momento decisivo", aquel en que se realiza una acción o toma lugar un acontecimiento. Por el contrario, creo que recoger esos momentos ha sido uno de los objetivos de las artes visuales en general. Ya he mostrado, creo que con largueza, como la pintura occidental lo ha venido haciendo a lo largo de su historia, pero ¿qué decir, por ejemplo, de la escultura? Pareciera un sinsentido esta pregunta puesto que bien sabemos que una de las cualidades de la escultura, la clásica en este caso, es su firmeza, su peso, la contundencia de su volumen ocupando permanentemente, inmóvil, un espacio. No obstante, la imagen que aquí presentamos, el  famoso Moises (1545) del no menos famoso Miguel Angel, representa, exactamente, un "momento decisivo" tal y como lo sabemos gracias al punzante y minucioso análisis que de este mármol hiciera otro gigante de la cultura occidental, Sigmund Freud.

miércoles, 17 de febrero de 2010

En el momento exacto

Después de reflexionar sobre la posibilidad de que otros medios, que no la fotografía, representen el famoso "momento decisivo", creo que este es un privilegio no sólo del invento de Daguerre y compañía sino de cualquier otra práctica visual. Véase por ejemplo la pintura de Rafel, La transfiguración (1518-1520), que es la representación justa, exacta, del momento en que Jesús resucitado, se eleva a los cielos. ¿Habría otro "momento" más "decisivo" que el atestiguar milagro semejante? Pues esto es de lo que se han encargado las artes visuales desde hace mucho, mucho tiempo.

martes, 16 de febrero de 2010

Los otros momentos

Pieter Brueghel. Juegos de niños. 1560

Hay un sinnúmero de factores que hicieron de la fotografía la práctica más popular, más extendida, para la reproducción de imágenes. De entre ellas menciono dos: el abaratamiento del aparato en sí mismo, la película y el proceso de revelado, y la portabilidad de la cámara, a lo cual contribuyó la aparición de la película de 35 mm (1892, William Dickson y Thomas Alva Edison la desarrollaron tomando como punto de partida material proporcionado por George Eastman). Del mundo de las ideas, me parece que el personaje más influyente en este sentido —la popularización de la fotografía— lo ha sido Henri Cartier-Bresson (1908-2004) al exponer y difundir su filosofía de trabajo. Básicamente insiste en un puñado de ideas entre las que destacan dos. La primera de ellas la convicción de que todo vale la pena ser fotografiado o, en otras palabras, el mundo que nos circunda y por el cual transitamos nos ofrece un sinfín de tomas fotográficas que ahí están a la espera del fotógrafo con ojo bien entrenado. La segunda de estas ideas es que de todas esas imágenes que potencialmente pueden convertirse en fotografía, las más importantes, las más valiosas, son aquellas que se hacen justo en el “momento decisivo”, esto es, las que logran captar un segundo, el instante en que se congela el tiempo, en que deja de ser pasado y no se convierte aún en futuro, en que es sólo presente.



Independientemente de que estas ideas, junto con otras más, sean las responsables de tanta y tan mala fotografía que tenemos, me gustaría reflexionar sobre esta propiedad o capacidad de la fotografía de convertir en discontinuo algo que de hecho es un permanente devenir. ¿Será que hasta el advenimiento de la fotografía pudimos tener acceso visual a este tipo de información?, ¿qué hay de la pintura, del grabado, del dibujo e incluso de la escultura, nunca concibieron esta clase de ideas, no se interesaron por estas posibilidades?


Veamos, la intención primaria de desarrollar la fotografía no fue, ni cercanamente, la que hemos expuesto aquí, su meta más bien estuvo encaminada a lograr la permanencia de las imágenes que la cámara obscura arrojaba y, posteriormente, a la reproductibilidad, teóricamente sin fin, de esas imágenes. No creo que tampoco haya estado esta búsqueda entre los objetivos de Muybridge o Marey por contradictorio que parezca, pues en sus análisis del movimiento su selección de temas que lo ilustran es más bien banal y tendiente a la seriación, no a retratar un momento único. Tampoco los Futuristas pudieron estar interesados en él porque es la antítesis del dinamismo, del movimiento que deseaban representar. Quizás entre los Surrealistas pudiéramos hallar apuntes que sugieran la recuperación o reconstrucción de esos momentos, pero por fines muy diferentes a los del maestro francés.


Pareciera entonces que en verdad es gracias a la fotografía que podemos pensar en la existencia de estos momentos fundamentalmente porque nos los muestra y al hacerlo hace comprensible que nuestra realidad está compuesta por un número infinito de “momentos decisivos” como si de una película de cine se tratara (una sucesión interminable de fotogramas). En lo personal no me parece así pues estas ideas o similares ya las encontramos en filósofos griegos como el famoso Heráclito, luego entonces no es por la fotografía que hemos tenido acceso a ellas. Tampoco creo que sea el primer medio en haber mostrado esos momentos, ni que sea el único interesado en ellos.


Me parece que al hablar de la fotografía y de sus logros, dejamos a un lado la tradición visual que le antecede. Supongamos por un momento que en efecto se haya logrado independizar de la pintura u otras formas de representación visual, pero eso es una cosa y otra muy distinta el que no tenga la misma herencia, el mismo DNA que esos otros medios y que, por tanto, comparta sus objetivos, ¿qué no la pintura ha sido desde sus más remotos orígenes una plasmación de esos momentos, los decisivos? De no ser así ¿qué importancia podrían tener los millones de imágenes previas a la fotografía, para qué haberlas generado? Porque sabemos del valor de estos momentos es que desarrollamos las artes.

Publicado originalmente por Milenio Diario

lunes, 15 de febrero de 2010

Desde la pintura

Al insistir en el "momento decisivo" me detengo para pensar qué se tiene que decir al respecto desde la pintura. Veamos por ejemplo esta pintura de Pierre-Auguste Renioir (1841-1919) Baile en Bougival (1882-1883) ¿acaso no se trata de uno de estos momentos? ¿cuál srería la intención del maestro francés?, ¿qué nos diría sobre las ideas de Cartier-Bresson?

domingo, 14 de febrero de 2010

Uno entre miles


Por último este, de entre miles más de momentos decisivos que pudieran servir para ilustrar la idea de Cartier-Bresson del "instante decisivo" y nuestra terquedad de que para esos momentos la fotografía de deportes sirve inmejorablemente. En la imagen se observa como el jugador francés Zidane golpea de un cabezazo al defensa italiano Materazzi; jugada de la que el delantero salió expulsado y, para muchos, decisiva para que Italia se alzara con el triunfo en la final de Alemania 2006.

sábado, 13 de febrero de 2010

El único y verdadero


Imagen que por desgracia muestra el único y verdadero "momento decisivo". Se trata del instante mismo en que el deportista georgiano Nodar Kumaritashvili, choca contra una de las bardas de la pista del  Wistler Sliding Center en Vancouver, Canada, previo la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno 2010. No está por demás apuntar que Nodar era el favorito para ganar la prueba de Luge en la que perdió la vida. Descanse en paz. (imagen: http://www.tabascohoy.com/)
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viernes, 12 de febrero de 2010

Otro momento decisivo


Liberado de toda culpa, y siendo necio, vuelvo a insistir en que para momentos decisivos nada mejor que la fotgrafía de deportes, un género bastante despreciado aunque de amplia aceptación popular. Aquí el "momento decisivo" en que Nate Robinson de los New York Nets gana, en el 2006, el concurso de clavadas previo al Juego de Estrellas de la NBA. (foto: protectnewyork.wordpress.com)

jueves, 11 de febrero de 2010

Restitución

Detras de la estación de San Lázaro. 1932

Como ayer me atreví a poner una fotografía de deportes y la califiqué (según yo correctamente) como el "momento decisivo" (haciendo juego entre esta tendencia en la fotografía y la frase común en deportes), no puedo evitar sentirme culpable. Así que hoy he decidido regresar las cosas a su lugar y presentar al "verdadero" "momento decisivo", esto es, la fotografía que hizo, difundió y defendió Henri Cartier-Bresson (1908-2004) el mítico fotógrafo francés fundador de la no menos famosa agencia de fotografía Magnum. La imagen que vemos creo que ilustra, mejor que cualquier otra explicación, qué es eso del momento decisivo. Con esto, espero, queda expiada mi culpa.

miércoles, 10 de febrero de 2010

El momento decisivo

(Imagen: Getty Images)

Uno de los dos o tres momentos decisivos que tuvo el XLIV Súper Tazón el domingo pasado en el que resultó ganador el equipo Santos de Nueva Orleans: La intercepciÓn y posterior anotación de Tracy Porter que prácticamente selló el resultado final (31-17).

martes, 9 de febrero de 2010

Fotografía y belleza

(Perdón por la repetición de la imagen, pero sin ella no tendría sentido el texto que sigue a continuación).

Decidí utilizar este título porque la fotografía a la que me voy a referir es una de las más bellas que he visto recientemente. El pasado domingo puse en mi blog una imagen de la que dije no tener mayor información y prometí que en estas líneas intentaría revertir mi fallo.



A pesar de que aquí no aparezca, creo que puede ser conocida ya que se trata de una imagen que a lo largo del año pasado fue muy difundida, es más se utilizó como imagen institucional de la promoción que acompañó el lanzamiento de la remasterización de todas las piezas ejecutadas y compuestas por el grupo inglés The Beatles. Se trata de una de las tantas fotografías que se tomaron para acompañar y publicitar el llamado Álbum Blanco de 1968. Es pues, una de las fotografías que se tomaron en el estudio de Thomson House, el 28 de julio del ’68, durante el llamado Mad Day Out. Para esta ocasión y buscando proyectar una imagen distinta del conjunto, se contrató al también inglés Don McCullin, un destacado fotógrafo de guerra que había cubierto conflictos como los de Biafra, Vietnam o Irlanda del Norte. Con él estuvieron los fotógrafos Tom Murray, Tony Bramwell, Ronald Fitzgibbon y Stephen Goldblatt. McCullin cobró por la sesión completa 200 libras esterlinas que incluían, además de las tomas en el estudio, locaciones en el teatro Mercury, en el cementerio de Highgate, en la estación del metro Old Srteet, en la iglesia de San Pancras, los muelles y la casa del propio Paul MacCartney.


La fotografía a la que me refiero es una imagen del grupo, de busto, en la que los cuatro miran hacia la izquierda aunque las direcciones no sean las mismas. Hay un ventilador que les revuelve el cabello hacia atrás. Ringo está en primer plano, mientras que John, Paul y George (en ese orden) se encuentran un poco más atrás. Ringo tiene entrecerrados los ojos así como la boca entreabierta y es el único que parece estar viendo un punto fijo. La mirada y el gesto de los otros tres miembros del grupo se encuentran perdidas en el infinito y hay un halo de melancolía en su rostro, ensimismados no están atentos a lo que pasa y sus pensamientos divagan lejos de ahí. ¿Qué tiene de especial esta imagen?


Al tratar de contestar a esta interrogante me doy cuenta de que más allá de la descripción que he hecho y a la que podría agregar que se trata de una fotografía en blanco y negro, plata sobre gelatina y que habiendo sido tomada en estudio es muy probable que el formato del negativo sea de 8x10”, no hay mucho más que aportar en cuanto a su “ser” fotográfico. Es decir, lo que diga sobre ella será producto más de mi subjetividad que de mi lectura sobre la fotografía en particular, y si pudiera hacer mención a aspectos como su composición, el manejo de los planos y la profundidad, más se lo debería al conocimiento que tengo de la pintura que a lo que como fotografía me puede enseñar. En resumen, al tratar de hablar de esta fotografía, una vez agotados los datos y descripciones técnicos, me encuentro con que no hay un lenguaje específico a través del cual pueda referirme a la fotografía en cuanto fotografía y no como un excedente de la pintura o como un conjunto de signos que demandan mi saber semiótico.


Esta deficiencia —que por supuesto se puede deber a mi ignorancia sobre el tema— me indica algo sobre la propia fotografía. Me revela la ambigüedad de su estatuto entre las formas de reproducción de imágenes. Qué distinto resulta si hablamos del cine o del video que sí tienen su propia manera de hablar sobre sí mismos; se puede hablar de un video sin necesidad de echar mano a conocimientos de cualquier otro sistema de imágenes. La fotografía es tan cosa de todos los días que no nos hemos dado cuenta de lo desconocida que resulta, de lo poco que hemos hecho por comprenderla.


Respecto a la belleza de esta foto quiero tomar prestado de Susan Sontag (Un argumento sobre la belleza, 2003) el derecho de juzgar y expresar pública y libremente el resultado de mis juicios. Esta imagen de los Beatles, me parece bella precisamente porque es una fotografía y sólo como fotografía sería capaz de permitirme ver exactamente cómo es un instante irrepetible, eso es la belleza.
Publicado originalmente por Milenio Diario.

lunes, 8 de febrero de 2010

La experiencia

Franz Marc. El tigre. 1912 (Fotografía: Efe/Rolf Haid. Tomada de www.artdaily.com)

Una extraordinaria imagen que nos recuerda que no hay nada que substituya, en este campo como en cualquier otro, la experiencia de enfrentarse en "vivo" a las pinturas o cualquiera de las llamadas obras de arte. Ojalá y esta acción pudiéramos asegurar perdurará, especialmente entre las generaciones más jóvenes, y que no se verá rebasada por los medios electrónicos.

domingo, 7 de febrero de 2010

La dominguera

Al llegar al final de este recorrido por la fotografía de retrato, presentó esta imagen del famoso grupo inglés The Beatles. No tengo mayor información sobre ella, ni sé quién la tomó, en qué año, ni por qué motivo. Sin embargo, tiene una presencia, un encanto, que la convierte en una de mis favoritas. De no pasar nada extraordinario, este pròximo martes volveré sobre esta imagen.

sábado, 6 de febrero de 2010

Referencia obligada

En este rápido e incompleto recorrido que hemos hecho esta semana por la fotografía de retrato, no podía faltar la mención a Juan Rodrigo Llaguno (1964), fotógrafo avecindado en Monterrey que vino a darle una nueva perspectiva a la fotografía profesional en el norte del país. Proyectos como Retratos de Espinazo, Retratos de domingo o Retratos en el parque (su más reciente libro), ponen en evidencia su buen gusto para generar este tipo de obra, el análisis profundo que ha hecho de productores famosos (Penn, Avedon, Newton, entre otros), y la renovada visión con que aborda temas que quizás parecieran ya agotados o no tan interesantes. Sin duda, Llaguno es una referencia obligada cuando se habla del retrato contemporáneo en México.

viernes, 5 de febrero de 2010

Uno en chino

Un interesante retrato del fotógrafo chino Quentin Shih (1975), quizás uno de los más conocidos y solicitados ya para trabajos de publicidad como para las principales revistas de moda. Avencindado en la ciudad de N.Y. desde hace tiempo Shih ha logrado llamar la atención de la prensa y crítica especializada sobre los fotógrafos chinos. No obstante y a pesar de reconocer la calidad y profesionalismo con que trabaja, así como lo fresco que resultan algunas de sus propuestas, es difícil pensar, por lo menos en Shi, que estamos frente a un fotógrafo oriental, más bien habría que reconocer que su "exoticidad" se debe a los clichés occidentales sobre China, que a su "identidad" de nacimiento.

jueves, 4 de febrero de 2010

La dimensión de la percepción

Un retrato del alemán Thomas Ruff (1958) C. Pilar, de 1988. Recreación, paso a paso, de una imagen que nos es totalmente familiar, la fotografía de nuestro carnet de identidad. La hemos visto, la hemos empleado, la hemos comparado y hasta nos hemos quejado de ella ("salí my mal") sin darle otra importancia que la que nos proporciona su uso práctico. No obstante, cuando esa misma fotografía adquire una dimensión que no es a la que estamos acostumbrados -la diminuta del carnet- la situación cambia por completo. Los retratos de Ruff se caracterizan precisamente por llevar a otra escala lo ordinario, lo banal, lo que deja de ser contemplado. El retrato de Pilar mide 210x165 cms. unas medidas que exigen no sólo atención especial a lo que se observa sino un tipo particular de percepción.

miércoles, 3 de febrero de 2010

No sólo la belleza es bella

Dentro del género del retrato, sin duda uno de los fotógrafos más influyentes y conocido lo es Richard Avedon (1923-2004). Creador de un estilo que se ha convertido en ley para las generaciones más jóvenes, Avedon se concentra tanto en aspectos formales como en la psicología de sus retratados, de ahí que prefiriera aislarlos. En la imagen que aquí publicamos, William Cosby, de 1963, se puede constatar lo complicado y contradictoria que puede ser la fotografía pues sin tener un bello modelo (que sí los tuvo y muchos) Avedon logra una muy bella fotografía.

martes, 2 de febrero de 2010

El triste caso del retrato caro

Andreas Gursky. 99 cent II Dipthychon. 2001

(Nota del editor: La inserción de este día debería ir ilustrada por un retrato, dado que ayer mismo anunciábamos que esta semana la dedicaríamos a este género fotográfico. Como verán, el texto que sigue a continuación trata sobre el retrato, pero ustedes comprenderán que no podía encabezarlo poniendo la fotografía del gobernador, no la podìa poner por ser un pésimo retrato y porque tampoco él tiene méritos suficientes como para aparecer aquí. Así que tenemos dos opciones. Una, nos conformamos con conocer la fotografía más cara de la historia, que es la imagen que aquí aparece, o, dos, seguimos recreándonos con la imagen de Debbi Harry que estará aquí por un buen rato.)

En su momento lo dije, lo que empezó como una nota de prensa, terminó convirtiéndose en una mala comedia bufa. Me refiero a la denuncia que dio a conocer que se había pagado por la fotografía oficial del gobernador de Nuevo León, un costo que pareció inmoderado —algo más de $400,000.00 pesos—, y las secuelas que tuvo: declaraciones que fueron y vinieron, un gobernador que negó, amenazó, advirtió, prometió, mas pese a quien le pese su retrato ahí permanecerá hasta que termine su administración.



Sabemos que hay temas mucho más importantes, pero aún así hay tres puntos que quisiera destacar como enseñanza de tan triste evento. En primer lugar, que aún y cuando hay un departamento que se ocupa de este tipo de encargos (comunicación social), no se consulte al CONARTE al respecto. Me parece que no se entiende que una cosa es la fotografía del gobernador en público o en cualquier evento y otra la imagen que presidirá las distintas dependencias del gobierno estatal. Segundo, que ni el mismo gobernador se dio cuenta de qué clase de fotografía le estaban tomado y cuál fue el resultado. O sea, no hay discriminación por parte del equipo del gobernador entre uno y otro tipo de imagen. Y, tercero, inadmisible que se quejen del precio ¿a poco no les pareció excesivo cuando presentaron la cotización?


El problema no es si el servicio prestado fue oneroso o no, como tampoco la solución es que se restituya el dinero pagado, el problema radica en que se actúa en medio de la más absoluta ignorancia (política, económica, social, cultural) y no hay conciencia de ello sino hasta que se les exhibe públicamente, lo cual, francamente, deja mucho que desear.


Desde el ámbito estrictamente fotográfico tomemos en cuenta lo siguiente: Las tres fotografías que han rebasado todas las expectativas de precio en las subastas se encuentran en el rango de entre más de tres millones de dólares, la más cara, y millón y medio de dólares, la tercera más cara (99 cent II Diptychon, 2001 de Andreas Gursky y Untitled (cowboy) 1989, de Richard Prince, respectivamente), así que 400,000.00 pesos en ese contexto no representan nada.


Antes de los romanos no hay evidencia de retratos tal y como los entendemos hoy día, esto es, imágenes que representan los rasgos de una persona que culturalmente han sido definidos como aquellos que permiten hablar de la imagen como si fuera la persona de carne y hueso. Hay, entonces, una identificación de la persona por medio de la imagen, identificación que ha venido haciéndose más precisa a partir de la difusión de la fotografía. Su origen y desarrollo, unen al retrato a las estructuras de poder y de control que cualquier estado necesita ejercer para hacer saber quién es el que está a cargo del gobierno, así como para conocer quiénes son y qué hacen los que están bajo su dirección. Luego entonces se debería aprender a distinguir entre un retrato para la cédula de identidad, un retrato para la novia(o), y un retrato para darse a conocer como el todo poderoso.


El retrato fotográfico fue la primer aplicación comercial que tuvo la fotografía, es, muy posiblemente, el género fotográfico con el que estamos más familiarizados e incluso el que, quizás, más practiquemos. Fue un retrato lo que llevó a Roland Barthes a escribir su brillante ensayo La cámara lúcida, como retratos son también las fotografías que más nos conmueven o fascinan (recordemos el rostro de la joven afgana en la portada del National Geographic, o los ojos sin vida de los cientos de cadáveres que hemos visto a raíz del terremoto de Haití). Luego entonces, la gente menuda, la gente común, es mucho más sensible a estos temas porque entiende de qué le están hablando.


Finalmente, cuando quiero comprar alimentos voy al mercado, cuando quiero un banquete voy al gourmet, lo mismo sucede con los retratos, cuando este va a ser el oficial, no voy con el que me provee de andamios sino con un verdadero fotógrafo que tenga experiencia y reconocimiento en este género. Aquí en Monterrey los hay, muy buenos y mucho más baratos.

lunes, 1 de febrero de 2010

El Retrato

Como desde hace dos semanas, puesto que el tema del artículo más amplio que aparece los martes en este espacio y Milenio Diario, estará dedicado al retrato, toda la semana nos ocuparemos de este género. Qué mejor manera de empezar que con esta excelente imagen: Debora Harry, cantante y líder del entonces muy famoso grupo Blondie, retratada en 1978 por Robert Mapplethorpe. Un ejemplo en donde en este género llegan a coincidir la belleza de la retratada (en este caso) con la pulcritud, cuidado y exquisitez de la fotografía.