Como todo su trabajo, esta fotografía de Sherie Levine (1947- ), Después de Walker Evans, 1981, cuestiona aspectos tan apreciados por el arte occidental como la autoría, la originalidad, el talento. En nuestro caso interesa porque al apropiarse del trabajo de Evans, nos lleva a preguntar por cuál es la esencia del proceso fotográfico y si en él caben ideas como la de las influencias. Hacer suya una imagen de Evans significa ¿qué ha sido inlfluida por él, por su trabajo, al grado de repetir la obra del maestro?, ¿o no podría funcionar como una especie de exorcismo, es decir, hacer suyas las imágenes canónicas de Evans para sacudirse finalmente de su influencia?; ¿cada que reproducmos una imagen -propia o no- se trata de una aceptación tácita de su influencia tal y como lo planteamos ayer en el artículo de la semana?
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