martes, 10 de noviembre de 2009

Pintura abstracta

Hace ya casi un mes, el 15 de octubre para ser precisos, se abrió al público la exposición denominada Abstracto 02, en la Galería CONARTE, ubicada, como se sabe, en los bajos del antiguo palacio federal. La muestra se compone de una treintena de piezas de la Colección ING, que ya en otras ocasiones, con otros temas, se ha podido apreciar en este mismo espacio. Como su nombre lo indica, en esta ocasión (que es una segunda parte), se presentan trabajos que ejemplifican la transición del arte nacionalista que imperó por décadas en nuestro país, hacia la abstracción, que terminó, también, convirtiéndose en arte oficial.



De entrada hay que mencionar que es una exposición que no se puede dejar de ver, tanto por la calidad de algunas de las piezas que la componen (por ejemplo los Mérida, Pedro Coronel, o Fernando García Ponce) y que son una extraordinaria oportunidad para ver diferentes tratamientos de la superficie pictórica, cuando aún este aspecto era importante hasta para los pintores abstractos, como por representar la posibilidad de conocer físicamente las tendencias que hicieron que el arte en México fuera girando hacia lo que en ese momento (a partir de los años 50) se consideraba el arte más moderno. Posibilidad que dicho sea de paso, no tenemos en ninguno museo de la ciudad, por lo que bien vale la pena, sólo por conocer la historia, ir y contemplar estas obras.


De hecho, extendiendo el comentario, yo subrayaría que vale la pena darse la vuelta por esta galería del CONARTE, pues en las salas frente a esta que ocupa la colección ING hay una muestra de fotografía producto del concurso sobre el Patrimonio Cultural de Nuevo León y una más de René Almanza de gráfica y pintura. Quizás el espacio no sea tan glamoroso como otros, quizás lo que aquí se exhibe no sea tan publicitado como lo que se presenta en otros espacios y aún así, nada quita que la visita al vestíbulo convertido en sala de exposiciones, colme cualquier expectativa.


Ahora bien, quisiera dedicar el resto de estas líneas y de cara a esta exposición, a cuestionar la vigencia de la pintura abstracta. Quiero decir, sé que existe una explicación más que plausible, más que estudiada, reflexionada y difundida sobre el cómo y el por qué la pintura y el arte occidental en general fueron, digamos, haciéndose abstractos, de dicha historia pues, no hay nada que cuestionar, más bien me refiero a cómo se ve esta tendencia, estilo, escuela o práctica hoy en día, a la luz, del trabajo que se lleva a cabo en este momento al derredor del mundo. Dos preguntas más ¿se podría alentar a alguien e ser un artista abstracto?, ¿cómo entender una obra abstracta hoy día?


Cuando pregunto cómo se ve el arte abstracto hoy día, no estoy preguntando cómo se ven las obras históricas —como las que están en esta muestra—, sino las que se producen hoy día, las que, por ejemplo, acaban de descubrir que en lugar de plantear un tema y un contenido pueden simplemente dejar que el pigmento y su medio actúen sobre una superficie. En el panorama internacional se habla de una nueva abstracción o neoabstraccionismo, obras trabajadas bajo la óptica de lo no figurativo u objetual que se suman y conviven con las muchas otras tendencias que caracterizan a la producción artística en tiempos de la globalización.


Y quizás sea esto último lo que distingue este regreso a la abstracción; esto es, la de hoy no deja de ser una más de entre otras tantas maneras a través de las cuales se asumen el hecho artístico, y su valor depende de lo que ella misma, obra a obra, sea capaz de realizar, en tanto que lo que hemos llamado la abstracción histórica se imponía por hegemónica, por ser la representante de las corrientes internacionales, por ser la que presumía del aprecio de los conocedores, la que se difundía desde los centros de poder.


Hoy día vemos a la abstracción histórica, en unos casos, como una renovación, en otros como una evolución consecuente, y en otros como imposición. A la abstracción actual como un recuerdo incómodo, como un revisionismo casi ocioso, como la repetición de viejas fórmulas, como una, de muchas otras formas que puede tomar la producción artística contemporánea.
Publicado originalmente por Milenio diario

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