Justo cuando terminé de escribir Relevos, un artículo aparecido aquí mismo (abril 12), se inauguró la exposición Alfileres en la burbuja (Eugenie Scrase es mi amiga en Facebook) en la Pinacoteca de Nuevo León. Un par de días después siguió la Semana Santa y como el espacio en que se encuentra la Pinacoteca es un recinto universitario pues se tomaron dos semana de merecido descanso, interrumpiendo el diálogo que me pareció se podía establecer entre lo que había escrito y lo que esperaba ver en dicha muestra y que no me fue posible hacer sino hasta el pasado fin de semana. Así las cosas, me olvido de mi primer objetivo y mejor paso a concentrarme en la muestra.
Aunque hay un punto en el que me pierdo (a lo mejor lo que perdí fue la explicación) y no entiendo que tiene que ver Eugenie Scrase, el Facebook y los alfileres en la o las burbujas, la muestra compuesta por 12 productores individuales y un colectivo, Los contratistas, me parece sorprendentemente bien trabajada por su montaje, selección de trabajos, e idea o guión curatorial. En otras palabras, creo que es un buen ejemplo de lo que hoy día es el quehacer de la curaduría: se tiene una idea y se argumenta a favor o contra a partir de una selección de productores y obras, que es exactamente lo que vemos en esta exhibición.
Hasta aquí muy bien, no obstante tengo serias dudas respecto a si compartiría o no la visión que sobre la pintura contemporánea tiene Marco Granados, el curador de la muestra. Cito: “[con esta muestra se pretende presentar]... cómo, de qué forma y quiénes son algunos artistas que usando la pintura como base, como sustrato, o hasta como pretexto hermenéutico, están proponiendo otras formas de aproximación a esa praxis, a esa que de tanto que la hemos querido matar terminamos por volverla un zombie indestructible. Puntillas filosas que en ráfagas se aproximan a la gran burbuja.” (Abro este paréntesis para aclarar que la cita está tomada del texto de sala que introduce la exposición, y que reconozco que un tema tan complejo sólo puede argumentarse debidamente en un texto más largo. Por desgracia el que estas manifestaciones se lleven a cabo sin catálogo o que este no salga a tiempo, impiden que se pueda ir más allá de lo que expresan estas líneas, que puede ser algo apresurado e informal).
Así como yo me confundí con el título tan chistoso que tiene la muestra, así creo que hay una confusión en los conceptos que se manejan en esta introducción. Quiero decir, salvo tres casos, que por supuesto son igualmente debatibles (Los Contratistas, Jameresh y Raúl Mirlo), no encuentro en todo lo demás un intento por subvertir, por alterar y mucho menos por proponer nuevas formas de pintar. Lo que sí encuentro son nuevas temáticas (unas, la verdad, nada nuevas), nuevos soportes, aproximaciones casi conceptuales al acto pictórico (los trabajos de Adriana Garza), aplicaciones diversas de la pintura (Laura Conde), e incluso pulcras, interesantes y fuera de lugar pinturas-pinturas (Baldomero Hernández).
A lo mejor es un efecto del Facebook y es a lo que se refiere el título, pero en todos los casos es posible rastrear muchas otras obras semejantes a las que aquí vemos, lo cual tiene un lado positivo pero también uno negativo. Bueno porque significaría que nuestros productores están plenamente globalizados, pero malo porque no están proponiendo nada diferente (¿alguien lo está haciendo en algún lado? Ni Eugenie Scrase me parece).
Podríamos seguir argumentado y discutiendo sobre la pintura, sus muertes como bien dice Granados y sus muchas resurrecciones, sobre nuestros productores, sobre su relación con la historia, con su historia, etc., etc. Mi comentario aquí no tiene el ánimo de polemizar o crear controversias, al contrario, quiere ser una demostración de que sobre un mismo tema se puede tener visiones diferentes ya que al fin y al cabo eso es lo que nos enriquece a todos.
Publicado originalmente por Milenio Diario
Ver también: www.artes2010.wordpress.com
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