Tenía gran interés por ver la exposición Realidades alternativas de Luz María
Vales, inaugurada el pasado 3 de diciembre, en el Museo Metropolitano, no sólo
por ser ella una activa y exitosa miembro de la comunidad de fotógrafos de la
ciudad, sino además porque, según se anunciaba, su trabajo presenta, en sus
términos, una realidad alternativa al emplear como soporte, y quizás más que
soporte como materia, al (los) espejo(s), lo que convierte al trabajo, o así lo
suponía, en un riquísimo campo conceptual en el que se puede trabajar desde la
similitudes entre el espejo y el espejo de plata como se llamó también a la
fotografía, hasta cuestiones referentes a la memoria y el inconsciente (según
creo recordar Lacan emplea el espejo para explicar la construcción de la
identidad).
El siguiente
fin de semana después de la inauguración, ustedes lo recordarán el día 8
concretamente, fue el nefasto desfile de navidad que cerró las vialidades del
centro de la ciudad prácticamente todo el día, así que ni cómo acercarse. El domingo
pasado, al llegar al mentando museo, me encuentro con que al subir a la planta
alta, en la sala principal, hay otra exposición, y el pasillo, a su vez, está
ocupado por otras piezas; por fortuna encuentro que en las salas del lado
izquierdo, se encuentra la deseada muestra, y es que se trata de una exhibición
más bien íntima formada apenas por una veintena de piezas.
Me parece que como pocos, el
espejo es de esos objetos de remoto e incierto origen que desde la noche de los
tiempos no ha cesado de alimentar la imaginación de los hombres: de la Medusa y
Edipo, por mencionar sólo dos personajes relacionados con los espejos, hasta
los convexos y/o cóncavos que divierten en las ferias, pasado, por supuesto,
por la Venus de Velázquez, los
espejos de los surrealistas, los de Eugenio Granell o Joseph Cornell. En cuanto
a la fotografía existe la curiosa atracción de fotografiar imágenes reflejadas,
en particular, en los aparadores; igual figuran, los espejos, en la llamada fotografía
pictorialista, me viene a la mente un hermoso desnudo de Steichen. Otros
fotógrafos que se valen de los espejos serían Brassai, Michaels, Kertesz,
Alvarez Bravo. Ahora que menciono a Alvarez Bravo recuerdo unos enigmáticos
retratos, de él y otros fotógrafos, de Frida Kahlo asomándose al interior de
los espejos. Recuerdo también, como no, a uno de los más célebres espejos, el
de Alicia de Lewis Carroll, y el de la Bella Durmiente ilustrada por los
estudios Disney.
Esta última
imagen, precisamente, es la que me queda al ver estos trabajos de Luz María
Vales incluso los más logrados, por ejemplo
Sin título (2013), en el que del
fondo del espejo parece surgir un rostro espectral que no se alcanza a
manifestar completamente, de él sólo percibimos jirones. Uno de los principales
problemas que tiene el trabajar con espejos como soporte, materia, o lo que se
quiera, es que el espectador no puede ver simultáneamente la imagen impresa y
la imagen reflejada; en el momento en que fija su atención en alguna de las dos
la otra se vuelve una mancha, una aberración, un obstáculo.
Los espejos de
Vales, no sólo están trabajados para poner en marcha el juego de reflejos a que
dan lugar, sino también para que funcionen como objetos: grandes y elaborados
marcos completan la obra, no se trata únicamente de la superficie reflejante,
sino también de lo que la circunda, su presencia es tal que no puede ser
evitada u obviada, por lo que deja(n) de ser imagen(es) para convertirse en
objetos, luego entonces la pregunta obligada es ¿qué es lo que presenta la
exposición —materialmente hablando—, fotografías (cualquiera que sea su destino)
u objetos que en su elaboración incluyen lo que fueron primeramente imágenes
fotográficas? Creo que contar con una respuesta clara al respecto, en mucho
auxiliaría a la evolución de estos trabajos.
En este
sentido más valdría, creo, olvidarse de la fotografía —estos trabajos no pueden
verse como tales— y elaborar desde el territorio de la imagen nuevos
acercamientos a estas obras. Quizás así se podría obtener una crítica más justa
o cercana a las intenciones de Vales, que dejarla morir sola como si se tratara
de fotografías.
Publicado originalmente por Milenio Diario.
Ver también: www.artes2010.wordpress.com
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