Por diversas razones y a través de diferentes recomendaciones,
he tenido la oportunidad de ver recientemente dos películas similares, no sólo
porque sus argumentos sean semejantes sino porque el tema que abordan lo hacen
desde la misma perspectiva. Se trata de la argentina El artista y la norteamericana Untitled,
ambas del 2009, a un año de haber iniciado una de las crisis económicas más
serias de Occidente, lo que explica, me parece, por qué se realizaron. Ambas cintas
las encuentra fácilmente en Internet, y no está por demás advertirle, que aunque
ninguna de ellas ganará un Oscar u obtendrá algún reconocimiento internacional,
sí le harán pasar un buen rato y, lo más importante, le harán meditar sobre lo
que llamamos arte contemporáneo, algo sobre lo usted mismo se habrá preguntado,
y puede que dé, a través de ambas cintas, con algunas respuestas que le
permitan disipar sus dudas.
El punto
central, o mejor dicho, aquel que me interesa destacar aquí, es la
caricaturesca imagen que en las dos películas se hace de esos agentes
comerciales que en el campo del arte llamamos galeristas, y la sobredimensión
que hacen acerca de lo que venden. A fin de justificar a los productores que eligen
y los precios en que los ofrecen, van elaborando un discurso cada vez más confuso e incomprensible, incluso para los propios creadores que no tienen más opción que seguir el juego so pena de perder el único apoyo económico con el que cuentan. Las películas, a pesar de que hacen una blanda denuncia de esta situación, o vuelven evidentes los intereses extra-artísticos
que se persiguen, terminan volviendo a
poner las cosas en su lugar: siempre
habrá productores dispuestos a dejarse llevar por sus vendedores; siempre habrá galeristas que creen descubrir al próximo genio del siglo XXI en los balbuceos de cualquier alienado, y siempre
habrá quienes, por cualquier razón, están dispuestos a gastar sus millones en
lo que les presenten como la última maravilla del arte, por supuesto,
contemporáneo. Un final feliz puesto que todo sigue, a pesar de los pesares,
igual, y más importante aún, todos los involucrados terminan beneficiándose de la situación, aún aquellos que estuvieron en su contra.
Que se rueden
películas de esta naturaleza no me sorprende, de hecho creo que deben existir
muchas otras con el acento puesto en estos u otros personajes de la escena
cultural. Lo mismo apunto respecto al tratamiento que hacen del tema, ¿cuándo
ha sido comprensible el arte que es contemporáneo al que juzga? Giotto debió
parecer a sus contemporáneos, además de incomprensible, un sacrílego, y lo
mismo le sucedió a Turner y a Delacroix, a Gauguin y a tantos otros que a juicio
de sus coetáneos no merecían mejor suerte que la de ser atados al palo mayor.
No obstante,
el que aparezcan películas como estas, documentales o cortos en los que se
exponga, de manera irónica o cínica, la
situación del arte actual (cualquiera que sea esta, o mejor dicho, cualquiera
que creamos es la que mejor lo caracteriza) debe ser una llamada de atención
para quienes estamos involucrados en este medio. Antes que criticar (y no es
crítica en su mejor sentido, lo que hacen estas películas) hay que explicar,
antes de condenar hay que revisar los juicios que se aplicarán, antes de ver la
paja en el ojo ajeno hay que ver la viga en el propio, más que descalificar se
trata de educar.
Pero parece
que nadie está preocupado por hacer esta tarea, quizás porque es más difícil
construir que destruir, o tal vez porque la naturaleza del arte actual es tal
que somos más los confundidos que los iluminados y, por desgracia, los que
dicen saber sólo desconciertan más. Da la impresión, efectivamente, de que a
nadie le interesa esta situación, que todos nos encontramos cómodos con ella, y
que si no nos esforzamos por educar y orientar al gran público no sólo es
porque carece de interés hacerlo, sino porque a nadie conviene.
Hace un
momento mencioné a Gauguin y compañía, hoy día nos son totalmente
transparentes, ojalá no tengamos que esperar tanto para reconocer, hoy, a quienes
realmente lo merezcan.
Publicado originalmente en Milenio Diario.
Ver también: www.artes2010.wordpress.com
Imagen: http://desmotivaciones.es
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