A Times Goes By (variación). 2003
Sólo cuando se
tiene consciencia de esta situación es posible visitar satisfactoriamente
exposiciones como la inaugurada el pasado 28 de noviembre en el Centro de las
Artes del Parque Fundidora. Aunque
primero pensé que se trataba de una exhibición internacional por el título, Possibility of Disaster, al llegar me
topé con que en realidad es una “medio retrospectiva” del tapatío Gonzalo
Lebrija, aunque parece que lo más importante es que se trata de un proyecto
curado por un señor de nombre Humberto Moro. (Sigo sin entender por qué emplear
títulos en inglés, como si el español no fuera lo suficientemente rico como para poder expresar —y quizás mucho
mejor— cualquier concepto. Si de universalidad se trata, creo que esta viene en la obra y no se obtiene por el título, y si para el mercado es más sencillo leer en inglés que en cualquier otro idioma, entonces son trabajos más apropiados para una galería que para un centro como el del CONARTE).
La muestra de
Lebrija está compuesta por 32 piezas y según se dice es la más completa o una
de las más completas que se hayan montado hasta ahora. Se trata de trabajos que
el productor ha emprendido desde los años 90 del siglo pasado hasta la
actualidad. A lo largo del recorrido –que ocupa toda la planta baja y una parte
del mezzanine del segundo piso— es inevitable percibir, aquí y allá, guiños de
Pistolleto, Manzoni, Ferrari y hasta Warhol, por no mencionar a los mexicanos
Mario García Torres, Cruzvillegas, Ortega, Cueva, Ismael Merla, entre otros tantos
que engrosan el contingente de productores más preocupados por la exposición y
difusión de ciertas ideas o posturas que por las formas o los medios a través
de los cuales los dan a conocer.
No soy yo
quien va a definir qué es arte o qué no lo es, es más no creo que haya en este
momento alguien capaz de hacerlo; lo que sí creo y es algo que todos deberíamos
poder hacer, es expresar libremente nuestros juicios acerca de lo que vemos,
finalmente es a nosotros, al público, a quien debe complacer la obra y/o la
exhibición, no a los mercaderes, no a los curadores, no a los coleccionistas. Y
este sentido, creo que el llamado arte contemporáneo empieza a ser repetitivo,
cuando no aburrido. Los dadaistas ya lo sabían, cuando repites un gesto pierde
su fuerza y significado. Seguir produciendo obra para demostrar cómo se han
gastado esos gestos o el proyecto Moderno si se prefiere, me parece falto de
imaginación.
Con todo, hay
por lo menos 4 piezas de Lebrija que me resultan interesantes por estar más
cerca del trabajo alegórico que enriquece al concepto, que de la idea desnuda, As Time Goes By (variación), del 2003, Asterion del 2006 y del 2013 Who Knows Where the Time Goes, y 750,000,000 de años.
Sin duda, el
tránsito de un siglo a otro modificó en más de un sentido nuestras vidas y
creencias acerca de ellas. En este tiempo se ha venido elaborando una nueva
idea acerca de cómo ha de ser la producción simbólica (el arte) que le de
significado tanto a los cambios sufridos como a los escenarios que van
surgiendo de ellos. Sin duda, también, trabajos como los de Gonzalo Lebrija son
indispensables en la formación de estos nuevos conceptos, apuntan hacia ellos,
pero únicamente una pequeña porción de estas obras será la que llegue a ocupar un
sitio al lado de la producción de
antaño. Mientras tanto, demos al público las herramientas necesarias para que se acerque es estas obras y exprese su parecer.
Publicado originalmente por Milenio Diario.
Ver también: www.artes2010.wordpress.com
Imagen: Centro de las Artes, CONARTE, Mty. N.L.
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