Xavier Moyssén L.
A la memoria de Sergio
de Osio S.
La muerte es una vida vivida.
La vida es una muerte que
viene.
La pregunta es
¿cómo plantear un comentario con sentido, que tenga alguna utilidad, ante una
exposición como Mujeres detrás de la
lente? Se recordará que esta muestra fue abierta en la Fototeca del Centro
de las Artes en el Parque Fundidora, el pasado día 8 de marzo y que presenta un
extenso panorama de la producción fotográfica en México de 1910 al 2010
realizada por mujeres. La muestra en sí es extraordinaria pues reúne el trabajo
de más de 100 de ellas, y ese es, precisamente, el problema al que aludo al
principio.
Adela Goldbard
Me gustaría
apuntar, por ejemplo, el muy digno papel que juegan las fotógrafas de Monterrey,
en especial el trabajo de Ruth Rodríguez
que sale beneficiado por el sitio en que fue dispuesto. O bien de la
satisfacción que da el volverse a topar con la pieza de Adela Golbard que ganó
un primer lugar en la antepenúltima bienal FEMSA si no me equivoco. O de lo
mucho que me gustan los trabajos de Adriana Calatayud y de Tatiana Parcero. Y así podría seguir citando los nombres de las fotógrafas que de siempre me han llamado la atención, Lourdes Almeida y Grobet, Maya
Goded, y ni qué decir de las glorias nacionales, Graciela Iturbe, Mariana
Yampolski y en particular con la que me quedó Flor Garduño.
Y si se trata
de citar autoras históricas habría que empezar con la Baquedano, los retratos
de María Santibáñez, o las modernistas composiciones de Aurora Eugenia Latapí. Pero
igualmente importante es encontrarse con las fotografías de Gertrude Duby
Bloom, Ruth Lechuga, Bernice Kolko o Frida Hartz que recogen el rostro, las
costumbres, los lugares del México profundo, del México indígena; y la lista y
recuento se pueden volver interminables pues cada fotógrafa tiene algo
importante que mostrar, lo mismo si se trata de Sara Castrejón, una de las primeras
que se presentan, que de Eugenia Vargas o Patricia Martín, de las generaciones
más jóvenes.
Aun siendo
histórica la exposición, no se empeña en parecerlo o insistir en este carácter,
más bien ha sido armada a partir de ejes temáticos, “La persistencia de la
mirada”, “Una nueva concepción de la imagen”, “Otras miradas”, etc., y a través
de ellos, Emma Cecilia García Krinsky, curadora de la muestra, va haciendo
aparecer a las fotógrafas independientemente de su cronología, exactamente como
también aparecen dispuestas en el libro que acompaña la exhibición.
Esta forma de
proceder me parece importante porque flexibiliza el esquema histórico, pues no
se trata tanto de hacer la historia de los sucedido en esos 100 años que se
cubren (aunque sí se pueda hacer), como de presentar a quienes han sido sus
principales y más destacadas representantes, lo que desde un punto de vista
resulta más atractivo para el público general no especializado.
Ángeles Castrejón
Aunque resulte
imposible decirlo o sea un sinsentido, de la enorme cantidad de imágenes que se
presentan, yo me quedo con una sola de ellas, la de Ángeles Torrejón, Sin Título, de 1994. Cuatro mujeres indígenas atienden lo que
parece ser un mitin o reunión, tres de ellas no esconden sus reacciones ante lo
que deben estar viendo y escuchando, más la del centro, que incluso es la más
atractiva, le dirige una mirada a la fotógrafa con la que dice todo: no es odio,
es profundo desprecio, seriedad absoluta, rabia contenida, no he visto ni
conozco otra imagen que exprese mejor la situación de estos grupos en el país.
Si algo de
esta muestra habría que criticar en sentido negativo, quizás lo sea su
museografía. Siendo tanto el material
mostrado se antojaba verlo con más aire por donde se pudiera circular con mayor
libertad. El recorrido, tal y como está montada la exhibición, es confuso y
poco atractivo, laberíntico yo diría. Fuera de esto, insisto en que la muestra
es de lo mejor que hemos visto en los
últimos meses. Visitarla es un buen momento para acercarse y comprender al
trabajo que han realizado, por lo menos a lo largo de 100 años, nuestras
fotógrafas, una manera, igualmente interesante, de conocer la historia de este
medio en México.
Me gustaría
insistir, ya para acabar, en que si son muchas las mujeres aquí presentadas, es
porque el oficio de la fotografía, debió pensarse y se piensa como adecuado
para las mujeres. Que nadie piense, entonces, que la tarea de conocer y
reconocer a todas está conclusa, antes al contrario, apenas inicia.
Publicado originalmente por Milenio Diario.
Ver también: www.artes2010.wordpress.com
Imágenes: Mujeres detrás de la cámara.
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