martes, 15 de diciembre de 2009

De colectivas


Ramiro Martínez Plasencia. Alfombra roja. 2009

De entre la estrecha tipología de exposiciones, mi favorita es, creo, la colectiva; ya sea que se trate de la organizada con un único concepto operativo, como por ejemplo la Bienal FEMSA, o la temática, como la que comentaré más adelante, este tipo de exposiciones resultan siempre, casi por definición, un éxito, o para matizar la afirmación, por lo general resultan exitosas pues de entre todos los participantes es muy probable que haya uno que logre, por sí mismo, salvar al conjunto o salón.



Las exposiciones temáticas tienen la virtud de someter un tema a la interpretación de dos o más productores, cada uno de los cuales presentará la manera en que entiende, conoce y se relaciona (su obra) con él, así como la forma en que lo plasma, lo realiza, lo re-crea. Como no hay dos personas que tengan idéntica historia personal, el resultado es rico en variantes, se vuelve polifacético, y es el público quien viene siendo ganador o beneficiado con este tipo de muestra, ya que a la vez que percibe las muchas caras que puede asumir un mismo tema, aprecia las distintas tendencias, escuelas, estilos, preferencias de los productores involucrados en la exhibición.


Este es el caso de la colectiva de invierno de la galería Arte Actual Mexicano, intitulada este año Cristo Salvador, amor, muerte, resurrección, en la que participan 36 productores de la nómina que maneja la galería. El tema podría ser más apropiado para la Semana Santa por ejemplo, mas por la época —que debiera ser de recogimiento, contrición, reconciliación y perdón— también se ajusta y sobre todo se justifica por la calidad de lo hecho por la mayoría de los participantes sino es que, me atrevería a decirlo, por todos (hablo de la factura, de la idea, de la interpretación del tema plasmada en el objeto, no de si el resultado es de nuestro agrado).


Dificultad implícita en una muestra como esta es que al escribir sobre ella se corre el riesgo de omitir nombres (para bien o para mal) o de citar obras y autores que quizás, fuera del contexto de la exposición, jamás serían destacados (para bien o para mal), o, entre otros tantos males, por la cantidad de piezas y productores, se termina sin reflejar realmente lo que de la exhibición vale la pena observar y explicar por qué.


Última observación general. Un tema como el seleccionado para esta muestra, representa por sí mismo un reto difícil de enfrentar no sólo por los muchos significados que posee, por la amplia y rica historia que hay tras de él —pudiera pensarse incluso que ya se ha hecho todo en cuanto a su representación—, sino también porque hay que mantenerse en el delgado filo que separa la obra devocional de la que se asume como crítica o paródica, de la que respeta la tradición y la que busca su renovación.


A pesar de todo, me limitaré a presentar tres grupos de obras que a mi entender, por ellas solas, vale la pena visitar la muestra. En primer lugar están aquellas piezas que hacen una recreación directa del tema, sin modificaciones iconográficas, tal y como sería la de Rafael Rodríguez (El descendimiento), o el grabado de Toledo (Catecismo para remisos). En el intermedio entre este grupo y el siguiente estarían las obras de Arturo Elizondo (dos atractivos Cristo barrocos, Cristo barroco precisamente, y Cristo y rosas). Como se entenderá entonces, el segundo grupo está compuesto por las obras que de una u otra manera presentan un tratamiento distinto, alterado, de esta temática, el finísimo e inquietante dibujo de Ramiro Martínez Plasencia (Alfombra roja) y la divertida, cotidiana y casi blasfema pintura de Otto Cázares (Madonna de los pañales), son un buen ejemplo de este grupo.


El último de ellos se encuentra formado por las obras que en lo personal tienen más interés, las fotográficas y de entre las que están presentes en la exposición destaco a Crucifixión I de Susana Chaurand y Sin título de Graciela Iturbide que es una de las muchas fotografías que le tomó a Julio Galán representando, entre otros personajes, al Salvador.


No me cabe duda de que hay temas que sirven para exposiciones individuales y otros para colectivas, de su selección y correcta aplicación depende el éxito de la misma y la que hemos tratado aquí es un buen ejemplo de ello.
Publicado originalmente por Milenio Diario

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