Una curiosa ilustración contemporánea que presenta a los primeros jesuitas, Ignacio de Loyola, Pedro Febro y, el homenajeado de este día, Francisco Javier.
Cuando el arte religioso pareciera haber quedado atrás, surgen, de vez en vez, estas manifestaciones que si bien no provienen de manos que exhuden capacidad, ni de intentos innovadores, sí que cumplen con su función primaria, aquella para la cual fueron creadas.
Llamo su atención sobre dos aspectos que creo son relevantes en esta pieza, por un lado, el que su autor sea un conocedor de la historia de la pintura lo que se deja ver en en la realización de la pieza que se ha hecho bajo un cierto gusto o estilo asociado al arte Bizantino; y, por otro, el carácter oriental del fondo que se combina con las construcciones jesuíticas más conocidas. Ambos detalles demostraría que quien haya pintado la obra no es ni incompetente, ignorante, o aficionado, sino que, muy probablemente, se trata de quien haya hecho de la producción de estas imágenes un oficio que incluso le resulta rentable. Interesante, sin lugar a dudas, cómo funcionan estas imágenes, lo mismo en la imaginación de su creador, que en la de los espectadores de la misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario