martes, 13 de septiembre de 2011

De la ficción a la realidad


El pasado día 8 Drexel Proyectos abrió la muestra Laboratorio de ficciones de la fotógrafa Cristina Kahlo. Me he de referir a ella, por supuesto, pero también a un par de ideas que la propia Kahlo dio a conocer en una plática ante alumnos de la UDEM y que me parecen de primera importancia para el diálogo sobre la fotografía contemporánea.
Laboratorio de ficciones, está compuesta por 36 piezas de diversa procedencia, hay Platinos, Plata sobre Gelatina, Polaroids, fotografía digital, collages y arte objeto, que cubren el trabajo, entre otros proyectos, de cinco años. Kahlo explica que titular la exhibición con este nombre responde a una especie de homenaje que rinde al trabajo que se realiza, —el que hasta hace unos años  era indispensable e insustituible— en el laboratorio, lugar donde la imagen latente toma forma en verdad y literalmente revela la realidad con que fue impresionado el negativo, de ahí este amplio muestrario de quehaceres en este lugar.
La parte de las ficciones está presente a través de las referencias que hacen las imágenes de Kahlo a una geometría ficticia sólo imaginada, y la geometría real de la fotografía como objeto dentro de otro espacio igualmente ortogonal  (la arquitectura).
A las “ficciones” de Kahlo yo les agregaría la propia en el sentido de la realidad de la mirada que contempla estas imágenes. ¿Cuál de todas estas posibilidades es la que reproduce más fielmente la realidad de lo fotografiado? ¿Qué es más real la imagen que me ofrece la Polaroid o la de obtengo de la fotografía digital? ¿O será que todo es de acuerdo al color del cristal con que se mira? La realidad, entonces, no es más que una ficción que creo a partir de lo que observo, y jamás será lo mismo la realidad que me permite conocer la Polaroid que la que me reproduce el Platino.
En su plática, Kahlo habló de sus experiencias con la fotografía, cómo decidió ser fotógrafa y de las imágenes de su exposición. Al final entregó un cuestionario que viene aplicando para conocer qué tanto se imprimen hoy día las fotografías que se toman vía celulares y otros implementos digitales de comunicación. Según su apreciación, por curioso que resulte, hoy día prácticamente no se imprimen esas imágenes dejándolas a su suerte, en el mejor de los casos, convertidas en millones de pixeles o conviviendo en la nube, en el laberinto de la red, con un número ingente de otras imágenes verdaderamente virtuales.
Para Kahlo, la consecuencia de esta práctica o más bien de estar abandonando la práctica de imprimir las imágenes que se capturan tiene consecuencias serias pues en el futuro miles, millones, de esas imágenes jamás se conocerán, lo que lesionará la historia, la memoria individual y de grupo, por lo que invitó a que por lo menos una vez al mes se impriman dos o tres de las imágenes capturadas.
La segunda idea que Kahlo compartió con los alumnos fue la de trabajar a partir de proyectos. La producción de imágenes se ha vuelto hoy día cotidiana, pero hacer que esas imágenes tengan un sentido, un orden y una intención más allá de la coyuntura del momento o la motivación personal de ese instante, no es fácil, requiere práctica, requiere conocimiento, requiere tener qué decir y para qué. Este tener qué decir puede ser tan simple como querer enseñar nuestra idea de belleza, extrañeza o exoticidad; o señalar aquello que vale la pena preservar, hasta discursos más complejos como podrían ser los proyectos de denuncia social.
Dos últimos comentarios. El espacio de Drexel Proyectos empieza a ser conocido y reconocido como el destinado para la exposición de fotografías, ojalá y siga por este camino y llegue a convertirse en una referencia para la ciudad.
Si se me pidiera que calificara la exposición y visita de Cristina Kahlo a Monterrey, sin dudarlo diría que es y fue una excelente muestra de todo lo que la fotografía puede y no puede llegar a ser.

Publicado originalmente por Milenio Diario

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