martes, 19 de febrero de 2013

¿No hay de otras?

 
A mediados de la semana pasada se dieron a conocer los premios del World Press Photo correspondientes al 2012. Se recibió un total de 103, 481 trabajos de 5,666 fotógrafos de 124 nacionalidades, agrupados en 10 categorías (retrato de actualidad, vida doméstica, noticias, etc.), ante este alud de imágenes, un jurado internacional de 19 miembros tuvo que seleccionar ganadores y menciones en cada grupo, una tarea nada envidiable y que da una idea del tamaño e importancia de la empresa y de las presiones que recibe.
         El premio principal lo ha ganado el fotógrafo sueco Paul Hansen con una excelente imagen que muestra el entierro de tres miembros de una familia (dos de ellos pequeños niños) en la franja de Gaza. La fotografía está tomada en una estrecha calle que es invadida por los dolientes que se encaminan al cementerio y llevan en brazos los cuerpos de los fallecidos. Sale sobrando describir el dolor, frustración y desesperación de los rostros de los sobrevivientes y que queda inmortalizado por el trabajo de Hansen.
         Creo que sobre la calidad del trabajo y lo lacerante del tema, no hay discusión, pero si no hay nada que echar en cara al fotógrafo, no estoy muy seguro de qué pensar sobre la institucionalizada distinción. Este premio se le ha otorgado a una imagen, sin duda, terrible; el del 2011 fue para otra no menos terrible, la de la joven afgana mutilada por su marido de la fotógrafa Jodi Bieber; y podríamos seguir atrás en el tiempo, siempre encontrando premiadas estas imágenes a cual más de impactante; por ejemplo, los monjes bonzo inmolándose en el ’65 (fotografías de Malcolm Brown); la famosa ejecución en plena calle de Eddie Adams del ’68; la de Nick Ut en el ’72 con los niños quemados por el napalm; y en el´85 la tristísima imagen de Omaya Sánchez en Colombia, hasta llegar al escándalo producido por la fotografía de Kevin Carter de 1994 (este trabajo ganó el Premio Pulitzer); y así, hacia el pasado o al presente, los ejemplos ni faltarían ni disminuirían en el dolor que representan.
         En el 2003, Susan Sontag publicó su libro Ante el dolor de los demás, como siempre, un agudo análisis de la fotografía de guerra. Al releerlo no sólo tengo presente la fotografía de Hansen, sino también los cientos que han aparecido en nuestra prensa para dar cuenta de la violencia que vivimos. Lejos de volvernos más sensibles, de llegar a conmovernos ante el dolor de los demás, sucede lo contrario y una perversa fascinación se apodera de nosotros, nada mejor para hacer circular la adrenalina que la estética del terror, del desastre, de la calamidad. Todo un ejército de fotógrafos y videastas están a la espera de la siguiente catástrofe, del siguiente explosión, de la siguiente matanza en algún centro comercial o escuela, de la siguiente ejecución, para lanzarse a cubrirlo y tras ellos, las agencias, las instituciones, las academias que se encargarán de premiar al que logre la imagen más espeluznante, no la que cree consciencia, sino la que nos inmovilice ante la faz de la muerte, de la mutilación, del dolor.
         ¿No es verdad que en todas estas fotografías, en los ejemplos citados, hay una estetización de lo terrible? ¿No es verdad que para ganar no basta con el tema sino que este ha de ser presentado de tal manera que destaque entre los demás, aka, ser estetizado; no es esto lo que vemos en estas imágenes? De otra forma ¿quién quiere ver rostros mutilados, infantes muertos, famélicos espectros que algún día fueron niños, cuerpos reventados por la metralla? No es que en sí mismo esto resulte atractivo sino que es la forma en que se presenta lo que nos seduce, y en eso sí que tienen responsabilidad los fotógrafos y quienes los premian, de hacer de nosotros una sociedad insensible al dolor de los otros, imprudentes e impúdicos al meternos en el duelo privado, de no ser solidarios con la pena del vecino.
         Creo que ante estas imágenes tenemos todo el derecho de  preguntar, ¿qué acaso no hay de otras?
 
Publicado originalmente por Milenio Diario
(Imagen: www.ibtimes.com)

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