Cualquier espectador atento a la producción artística contemporánea podrá certificar que una buena parte de ella está dominada por la irracionalidad. Y no es casual, este principio de siglo no deja de sorprendernos precisamente por la notoriedad, por la centralidad que han adquirido los actos, las conductas, los acontecimientos más irracionales de los que podamos dar noticia. Pero aún para recrear, para representar esta irracionalidad que nos rodea se requiere de un cierto grado de astucia, ingenio, picardía, imaginación. La producción artística, en su función de dar sentido a nuestro diario acontecer, no puede ser parte de esa irracionalidad que campea por el siglo XXI, si ha de hacernos conscientes de esta situación, si hemos de poder reflexionar sobre ella, si hemos de debatir sobre sus poderes y consecuencias, la producción simbólica debe ser mucho más que simplemente irracional.
Las imágenes de esta semana, han venido siendo coleccionadas de muchas y todas partes sin ningún motivo en especial, sin otro argumento que el haber dado con ellas y resultar, de alguna manera y por algún obscuro motivo, atractivas, son por tanto un cuanto tanto irracionales. Pido una disculpa desde ahora porque no podré dar el crédito que corresponde al origen y/o autores de las mismas por las razones que ya he dado: desconozco, sinceramente, de dónde han sido tomadas, de dónde proceden. Si alguien conoce su origen y/o ubicación y quiere compartirlo con los demás, bienvenido sea.
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