De estos cuentos que se dan por la temporada, el de las tarjetas de felicitación es otro de ellos que finalmente nadie sabe a quién benefician, pues lo más frecuente es que las tarjetas que se reciban terminen junto algún teléfono sirviendo como papel para dejar mensajes o apuntar cualquier otro dato, y de ahí, claro, a la basura. Es probable que la primer tarjeta de este tipo de haya impreso en Londrés en torno a 1846, aunque su uso no se popularizó sino hasta la década de los '70's. Contrario a lo que se suele encontrar, aquí les presento una extraña tarjeta en español de principios del siglo XX.
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