Especial interés me despierta el retrato en la escultura y más cuando se trata de un trabajo como el que aquí vemos. Como se sabe, es el Busto de Diego, o sea, del hermano del escultor italiano Alberto Giacometti, quien lo realizara en 1957. Más allá de las cuestiones estilísticas y propias de la historia y teoría de la escultura, lo interesante de estos retratos es la introducción del aspecto subjetivo sobre las necesidades del parecido fisonómico, o quizás, para ser más exacto debería decir que su interés radica en cómo es que la exigencia sobre la semejanza que tiene todo retrato, se mezcla o combina con la visión interpretativa del autor. En este sentido, se alteran o modifican todos los datos previos de la escultura y de los retratos escultóricos pues estamos frente a un nuevo tipo de obra, de ahí la importancia de Giacometti. Sus retratos-galleta son más parecidos a un dibujo o a una fotografía incluso que a una escultura y sus modelos.
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