El pasado fin de semana la Nave Generadores del Centro de
las Artes en el Parque Fundidora, abrió sus puertas bajo su nueva vocación: albergar,
mostrar, difundir, las manifestaciones emanadas de la arquitectura y el diseño.
Ayer mismo, la Universidad de Monterrey, la UDEM, dio inicio a su evento
UDESIGN destinado a ofrecer una visión integral del diseño. De hecho, la
construcción del Centro Roberto Garza Sada (CRGS) para las Artes, Arquitectura
y Diseño, es una muestra de la importancia que la institución concede a estas
actividades y una apuesta a su aún mayor relevancia en el futuro inmediato.
¿Cómo fue que el diseño se convirtió en una manifestación cultural central en
la mayoría de las sociedades globalizadas?
Diseño es una
palabra muy antigua (Disegno) y en
sus orígenes se refería más bien a la posibilidad de plasmar ideas,
comunicarlas, mostrarlas, por medios plásticos (dibujo, pintura, escultura,
etc.), con el paso del tiempo se fue confinando al dibujo por su portabilidad,
inmediatez y adaptabilidad en la ejemplificación de distintas ideas. El Disegno, ya convertido en dibujo,
empieza su carrera ascendente en la medida que a través de él se pueden
comunicar las ideas de uno a muchos, con lo que se logró, entre otras cosas, unificar
criterios de producción de un gran número de objetos, así un par de zapatos de
Venecia eran los mismos que en Buenos Aires.
La aplicación
de normas, criterios y medidas en la producción lo mismo en el par de zapatos
que en la página de un diario, hizo del diseño una herramienta a través de la
cual se podrían regular las mejoras, evolución o cambio de tales objetos (o
también su obsolescencia como sabemos se hace hoy en una amplia gama de
productos). El último y decisivo paso que dio el diseño para lograr su
centralidad actual fue su aplicación, ya no con fines de mejorar usos o
eficientizar la producción, sino para marcar diferencias. Ahora, lo que
diferencia un par de zapatos producido en León y otro en Panamá, es el diseño y
esa diferencia se traduce en precio, en símbolo, en influencia y/o poder.
Hasta aquí no
hemos hecho más que describir el modo de producción de mercado que se ha venido
imponiendo desde los albores de la modernidad.
Ha sido la aplicación del diseño como
instrumento efectivo de comunicación lo que le permitió convertirse en
la palanca de cambio que necesitaba el capitalismo para imponerse como esquema
global de producción, y que hoy día, gracias al mismo saber, el diseño, puede incluso
disputar a las artes, su lugar en la producción de significados para la cultura
global que vivimos.
Ya sabemos,
pues, que el diseño puede generar estas diferencias, el reto es saber si somos
capaces de arrancarlo de las manos del mercado y convertirlo en un medio de
desarrollo social más justo y equilibrado, esto es, hacer que deje de servir en
exclusiva a los productores y empiece a ser útil para los consumidores. Se
trataría de pasar del empleo del diseño para hacer consumir y por tanto vender
comida chatarra por ejemplo, a crear conciencia acerca de la calidad
alimenticia que se le está ofreciendo al público, y lo mismo se podría decir de
prácticamente cualquier producto de un bolso para dama, a una lámpara, a un
juego de blancos, de un batidor a un auto, a un par de zapatos, etc.
Las diferencias
que una buena parte del diseño es capaz de generar hoy día, se refieren casi
exclusivamente a motivos de reconocimiento social, de prestigio por su posesión
y uso, de sofisticación (lo que antes lograban las artes), ¿qué tan conscientes
son nuestros diseñadores de esta situación; de qué sólo sirven al mercado sin
hacer otra clase de aportación (que están en capacidad de hacerlo, por
supuesto)? Creo que en la medida en que se discutan públicamente estos temas se
podrá sacar mejor provecho de espacios como la Nave Generadores o del CRGS,
nuestra sociedad bien merece ser alcanzada en su totalidad por los beneficios
del diseño.
Publicado originalmente por Milenio Diario
Ver también: www.artes2010.wordpress.com
(Imagen: http://agilbab.com)
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