Alexander Calder. Frank Crowninshield. 1928
El interés o la preocupación por retener y/o reproducir la fisionomía del otro es occidental y se remonta a los últimos años del imperio Egipcio, cuando ya le quedaba poco de su origen y tomaba mucho de los llamados Helenos. Las razones de por qué hacerlo o para qué hacerlo son complejas y han ido variando a través del tiempo, desde las religiosas o mágicas, a las de identificación, seguridad y control, en tal sentido no sólo es un tema occidental sino también moderno. Sea lo que fuere hay algo en este género que no deja de seducir y obsesionar individual y colectivamente, lo que nos hace repetir una y otra vez las mismas acciones. A partir de hoy, y a lo largo de esta semana, presentaremos una selección -no la mejor, no la más completa- de retratos en la que lo importante es tanto el retratado, como el retratador y el retrato en sí mismo.
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