La recién inaugurada muestra Del Post al Neo (marzo 7) en el Museo El Centenario de San Pedro,
Garza García, trae a discusión un par de viejos temas que no por ya vistos
dejan de tener vigencia, máxime cuando no se puede decir que hayan sido
agotados o concluidos a satisfacción de la mayoría o los expertos.
Antes de
abordarlos quiero aclarar que creo es función de cualquier exposición la de
provocar, provocar reacciones, reflexiones, discusión, debate, conocimiento,
etc., y que este sería el caso de la muestra que hemos mencionado. Segundo, que
en términos de selección y organización de una exposición, siempre preferiré el
principio de menos es más, es decir, me gusta que haya poca obra pero bien
seleccionada lo que permite concentrarte mejor en el análisis de cada pieza y
de todas en su conjunto; prefiero, en síntesis, las exposiciones pequeñas, que
es también el caso de la que veremos a continuación. Finalmente, soy
historiador y como tal conozco y reconozco la importancia de la historia en
todos los procesos humanos, mucho más en el campo del arte, así que cuando me
proponen una muestra de tintes históricos, como es este caso, mayor atención le
presto.
Del Post al Neo, está formada por 24
piezas de 6 productores, el que más trabajos presenta es Fernanda Brunet y los
que menos Juan Carlos Merla y José Castro Leñero. Según reza la cédula de la
exposición, se buscó mostrar ejemplos de obras que —quiero pensar a juicio del
curador— se alinean del lado de la Post-abstracción o del Neo-figurativismo,
movimientos que “... fueron fundacionales para lo que vendría, entre otras,
establecer un arte que se examinara a sí mismo como pensamiento y como
materialización, eso que luego permitiera transitar [a] otros terrenos [con] de
otras formas (sic).”
Independientemente
del o los criterios empleados para clasificar, etiquetar, estos 24 lienzos como
Post o Neos, lo que me salta de inmediato es, precisamente, la ausencia de un
contexto histórico que me ayude a ubicar, primero a estos movimientos y después
a lo que está expuesto, ¿cuál es, más allá de las apariencias formales, la
relación de Roberto Turnbull con la Neo-figuración; la obra expuesta coincide
con este movimiento en otros lugares del mundo? Pero no nos detengamos en estas
observaciones que quizás sólo interesen a unos cuantos, la pregunta de fondo
que necesitamos plantear es ¿quién debe enseñar estos temas?, ¿es
responsabilidad de los museos, galerías y demás centros culturales, o para eso tenemos Universidades,
escuelas, institutos?
Si esta es la
pregunta inicial, la siguiente debería ser, en exhibiciones de estas
características y en sitios como El Centenario ¿qué enfoque, orientación o,
fin, deberían perseguir las muestras que ahí se organicen?
Insisto en que
estos son temas que ya se han abordado y con prolijidad en otros momentos, mas
al parecer no les hemos prestado la atención debida pues seguimos armando
exhibiciones que caen, por desgracia, en la ambigüedad expositiva porque para
ser muestras que ilustren pasajes de la historia del arte, como creo se quería
hacer en esta ocasión, se quedan muy, muy cortas, con incumplimiento de
objetivos y perdiendo el sentido de para qué llevarlas a cabo, cuando quizás se
podría hacer el mismo tipo de muestra pero explorando otras facetas que no las
didácticas.
En casos así
es que me parece más que recomendable la definición de la vocación de los
espacios, definición que debería de tener presente un montón de variables que
al ser tomadas en cuenta pueden servir para reducir incertidumbres, programar a
más largo plazo, no crear falsas expectativas, vincularse orgánicamente con su
medio, etc.
En lo
personal, me parece que a pesar de formar parte del tejido educativo de una
comunidad, los museos no deben enfocarse a la enseñanza del arte, la música, la
arquitectura o lo que sea, hay tanto más qué hacer que no tiene caso tratar de
ocupar espacios ya cubiertos.
Publicado originalmente por Milenio Diario
Ver también: www.artes2010.wordpress.com
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