martes, 4 de junio de 2013

A futuro (II)

Dada la variedad e importancia que tiene la muestra El mañana ya estuvo aquí, que actualmente presenta el museo MARCO de esta ciudad, hubo que dividir en dos entregas mis observaciones y comentarios sobre la misma.
         Debo insistir en que esta es una exhibición que presenta varias facetas o modos de abordarla, ninguna la agota o excluye a las demás; una, por ejemplo, es estudiando el objetivo que la anima y, por tanto, la investigación documental que lleva implícita y que, en última instancia, es la responsable de la selección posterior del material que se expone, es decir, desde el punto de vista de la curaduría. Destaco este aspecto porque creo sería positivo que aquellos jóvenes que están interesados en cómo, por qué y para qué se monta una exhibición, la contemplaran bajo este parámetro, para que así fueran distinguiendo lo que es un trabajo real de curaduría de otras muchas  exposiciones que se hacen pasar por haber sido “curadas” cuando en realidad no son más que el resultado de la acumulación de obras. Así pues estamos hablando de una exposición realmente curada de la que se puede aprender mucho aun si sólo se le quiere contemplar de esta manera.
         Mas la semana anterior también apunté que guardo algunas diferencias con este trabajo, en  particular me parece que la manera  en que se presenta (no la  exposición en sí, sino como lo han hecho mediáticamente) puede resultar confusa para el público en general que esperaría ver otra cosa que no exactamente lo que se presenta en  ella.
         En lo personal me hubiera  gustado ver este tema, el del  futuro, tratado de una manera más  extendida. El futuro es prácticamente el leitmotiv de toda la Modernidad y por supuesto de la civilización Occidental. El futuro se encuentra lo mismo en nuestras religiones que en nuestra concepción de la historia, o de la dinámica social. Por eso no es sorprendente que de vez en vez, o mejor dicho, cada vez que la idea entra en crisis, se duda de ella, o pareciera que llegamos al término de los tiempos, los productores culturales contemporáneos se encarguen no sólo de reflexionar sobre cómo sería el mundo del mañana, sino que lo materialicen como si fuera una realidad. Como tampoco debería extrañarnos, años después, que ninguna de estas visiones se haya concretado y que el mundo del mañana adelantado por Boullée, Fritz Lang o Antonio Sant’Elia, resultara ser uno muy distinto al esperado, pero ¿podría ser de otra manera?
         Una exposición pues en la que se mostraran esas múltiples visiones que se han tenido del futuro, es la que me hubiera gustado ver (sin hacer mención a las muchas representaciones que sobre lo mismo se han generado desde el ámbito de las manifestaciones populares), o en una versión más estrecha, cómo el siglo XX se imaginó el futuro, e incluso, cómo durante su segunda mitad se abordó el tema; material creo que hay de sobra pues hubo muestras empeñadas con él, empezando por la famosa This is Tomorrow de 1956 y concluyendo, probablemente con Interactions: The New Image realizada en 1993.
 Con lo que tampoco estoy de  acuerdo es con que los trabajos presentados se centren (no todos por supuesto) en un supuesto fracaso de las especulaciones que en su momento se hicieron sobre el devenir. Si bien no tenemos aún viajes al pasado, o tele-transportación, robots de servicio en casa, ni velocidad WARP, es decir que en estos puntos falló la visión futurista, lo que tenemos actualmente, incluidas esas que ahora sabemos fueron fantasías, es igualmente resultado del mismo deseo, el de encontrar el camino hacia un futuro distinto al presente en que se vivía. En otras palabras, creo que no se vale hacer una revisión del pasado para decir que del futuro no sabían nada o que la manera en que se imaginaron cómo sería, tampoco les resultó, y no se vale,  por más interesante que resulte,  porque hasta ahora en eso absolutamente todos hemos fallado, en saber cómo será el futuro que nos aguarda.

Publicado originalmente por Milenio Diario

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