Dada la variedad e importancia que tiene la muestra El mañana ya estuvo aquí, que
actualmente presenta el museo MARCO de esta ciudad, hubo que dividir en dos
entregas mis observaciones y comentarios sobre la misma.
Debo insistir
en que esta es una exhibición que presenta varias facetas o modos de abordarla,
ninguna la agota o excluye a las demás; una, por ejemplo, es estudiando el
objetivo que la anima y, por tanto, la investigación documental que lleva
implícita y que, en última instancia, es la responsable de la selección posterior
del material que se expone, es decir, desde el punto de vista de la curaduría.
Destaco este aspecto porque creo sería positivo que aquellos jóvenes que están
interesados en cómo, por qué y para qué se monta una exhibición, la
contemplaran bajo este parámetro, para que así fueran distinguiendo lo que es un
trabajo real de curaduría de otras muchas exposiciones que se hacen pasar por haber sido
“curadas” cuando en realidad no son más que el resultado de la acumulación de
obras. Así pues estamos hablando de una exposición realmente curada de la que
se puede aprender mucho aun si sólo se le quiere contemplar de esta manera.
Mas la semana
anterior también apunté que guardo algunas diferencias con este trabajo, en particular me parece que la manera en que se presenta (no la exposición en sí, sino como lo han hecho mediáticamente)
puede resultar confusa para el público en general que esperaría ver otra cosa
que no exactamente lo que se presenta en ella.
En lo personal me hubiera gustado ver este tema, el del futuro, tratado de una manera más extendida. El futuro es prácticamente el leitmotiv de toda la Modernidad y por
supuesto de la civilización Occidental. El futuro se encuentra lo mismo en
nuestras religiones que en nuestra concepción de la historia, o de la dinámica
social. Por eso no es sorprendente que de vez en vez, o mejor dicho, cada vez
que la idea entra en crisis, se duda de ella, o pareciera que llegamos al
término de los tiempos, los productores culturales contemporáneos se encarguen
no sólo de reflexionar sobre cómo sería el mundo del mañana, sino que lo
materialicen como si fuera una realidad. Como tampoco debería extrañarnos, años
después, que ninguna de estas visiones se haya concretado y que el mundo del
mañana adelantado por Boullée, Fritz Lang o Antonio Sant’Elia, resultara ser
uno muy distinto al esperado, pero ¿podría ser de otra manera?
Una exposición
pues en la que se mostraran esas múltiples visiones que se han tenido del
futuro, es la que me hubiera gustado ver (sin hacer mención a las muchas
representaciones que sobre lo mismo se han generado desde el ámbito de las
manifestaciones populares), o en una versión más estrecha, cómo el siglo XX se
imaginó el futuro, e incluso, cómo durante su segunda mitad se abordó el tema;
material creo que hay de sobra pues hubo muestras empeñadas con él, empezando
por la famosa This is Tomorrow de
1956 y concluyendo, probablemente con Interactions:
The New Image realizada en 1993.
Con lo que tampoco estoy de acuerdo es con que los trabajos presentados se
centren (no todos por supuesto) en un supuesto fracaso de las especulaciones
que en su momento se hicieron sobre el devenir. Si bien no tenemos aún viajes
al pasado, o tele-transportación, robots de servicio en casa, ni velocidad
WARP, es decir que en estos puntos falló la visión futurista, lo que tenemos
actualmente, incluidas esas que ahora sabemos fueron fantasías, es igualmente resultado
del mismo deseo, el de encontrar el camino hacia un futuro distinto al presente
en que se vivía. En otras palabras, creo que no se vale hacer una revisión del
pasado para decir que del futuro no sabían nada o que la manera en que se
imaginaron cómo sería, tampoco les resultó, y no se vale, por más interesante que resulte, porque hasta ahora en eso absolutamente todos
hemos fallado, en saber cómo será el futuro que nos aguarda.
Publicado originalmente por Milenio Diario
Ver también: www.artes2010.wordpress.com
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