jueves, 27 de junio de 2013

Sobre la educación infantil

Al hablar sobre la formación o creación de nuevos públicos (en donde se da por un hecho que los públicos actuales no son suficientes y/o que los existentes tarde o temprano se han de acabar, por lo que es más que deseable indeclinable tener listo su relevo) he dicho que estos han de ser los niños, los jóvenes, no los adultos que ya estamos malformados. No voy hablar del valor de la niñez, ni de que ésta es el futuro, ni que de ella dependemos, es decir, de perogrulladas. Lo que sí diré es que si no atendemos con rapidez este sector, el día de mañana podría tener otro rostro la sociedad que conocemos (obvio que lo tendrá, hablo de uno que no quisiéramos ver). Sin ser pedagogo, me atrevo a decir que la educación estéticas o artística o de la sensibilidad o cómo quiera llamársele, que deberían recibir los niños, habría de ser musical y visual; musical porque creo que su apreciación, en un primer nivel, no exige mucho esfuerzo y/o entendimiento, y sus efectos son más que evidentes; visual, porque vivimos en un mundo de imágenes que conviene ir aprendiendo a descifrar, a leer, pues serán parte del lenguaje que los niños de hoy deberán dominar cuando se incorporen al mundo productivo.

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