domingo, 27 de noviembre de 2011

La pintura icónica V

Selva. 1986

Esta modalidad de la pintura naturalista, la icónica, es la que posiblemente nos vuelva hacer pensar en la pintura como un medio de conocimiento y por lo tanto salvar así una práctica que cada vez se ve más arrinconada por el mercado que lo mismo demanda novedad que todo lo que pueda ser dispuesto para el arreglo de interiores o decoración, lo cual no es malo por supuesto pero sí limitante para un medio de tanta tradción. Pintores como Armando Morales y los otros que henos presentado en estas entregas hacen de su oficio el instrumento por medio del cual exploran todo aquello que nuestro sentido de la vista capta tanto más allá de nuestro cuerpo como a su interior (los sueños, las sensaciones, etc.),ofreciéndonos "interpretaciones", "traducciones", "versiones" icónicas de aquello que todos los demás hemos visto, sentido o imaginado. Nada más revelador del estado natural del hombre que las selvas de Morales, todas ellas nos ofrecen la posibilidad de volver a ver el mundo como Adán debió verlo la primera vez que abrió los ojos.

sábado, 26 de noviembre de 2011

La pintura icónica IV

Sin título. 2010

La pintura icónica  tiene dos variantes. La primera de ellas es de la que hemos venido hablando y presentando ejemplos, su práctica requiere de una gran concentración y habilidad, pues hay que seleccionar perfectamente las apariencias que se requieren para representar un aspecto o un fragmento de lo que es percibido visualmente a fin de emplearlo para significar al mundo o lo que es el mundo del productor. La otra variante es la que aquí ejemplificamos con la obra de Ana Mercedes Hoyos que se basa no en la reproducción del detalle sino en la impresión general, en algo que en psicología de la percepción se llama la Gestalt, o sea la imagen que se forma inmediatamente como un todo antes que reparemos en sus detalles. La reproducción pictórica de este tipo de imagen -que no es posible lograr con la fotografía por ejemplo- es igual de complicada o quizás un poco más toda vez que su referente no existe físicamente sino que se trata de una imagen mental, fisiológica si el término es correcto. El resultado es el mismo, lo importante es hablar de la capacidad de la pintura para enseñarnos a comprender el mundo en que vivimos.

viernes, 25 de noviembre de 2011

La pintura icónica III

Venus. 1979

Dentro de esta presentación de pinturas que yo denomino icónicas, no podía faltar mi viejo amigo, el recientemente fallecido Claudio Bravo. Sirva esta tentadora imagen para extender un poco más la reflexión que he venido haciendo acerca de esta modalidad de la pintura naturalista. Se me antoja pensar que también podría ser llamada pintura retórica puesto que echa mano de todos los recursos que tiene a su alcance para hablar, insisto, no del referente que usa como tema, sino de la pintura misma, de su capacidad para convertirse en representación, en símbolo, en un significado aparte. Lo inquietante de esta imagen o de cualquiera de las que he presentado hasta ahora en esta serie, no es la modelo, ni siquiera el que pudiera parecer una imagen fotográfica, todo lo contratrio, lo atractivo está en que se trata de una pintura, una pintura capaz de signifcar todo lo demás y lo que usted quiera ver ahí.
(Imagen: www.mav.cl)

jueves, 24 de noviembre de 2011

La pintura icónica II

Tulipanes. 1995

Para Gerhard Richter la pintura se ha convertido en un medio a través del cual reflexiona sobre las artes visuales. Así como hubo un momento en que la fotografía trató de parecerse a la pintura, Richter hace que su pintura se parezca a la fotografía, pero no a cualquiera, sino a aquella que presenta, en su apariencia, algún tipo de aberración que provoca su cuestionamiento. En especial pinta, reproduce en pintura, fotografías impresas en periódicos o revistas de gran tiraje buscando reproducir su imperfecta apariencia (moare, fuera de foco, saturación del color, registro imperfecto, etc). De esta manera cuestiona tres sistemas simultáneamente, el de la pintura, el de la fotografía y el de su reproducción, por no hablar de la trampa que le tiende a la mirada misma, pues nunca, como de hecho sucede, estamos seguro de qué es lo que estamos viendo.

(Imagen://pintura.aut.org)

miércoles, 23 de noviembre de 2011

La pintura icónica I

Esta semana estaré presentando imágenes de pinturas icónicas, empezando con este sensacional díptico de Chuk Close. Pareciera que sale sobrando decir que la pintura es icónica, o sea, que se parece o es semejante físicamente a su referente, no obstante y dados los muchos caminos por los que puede transitar la pintura -y más hoy en día-, lo iconónico se convierte en una más de sus modalidades. Ojo, no se trata del llamado Hiper-realismo o Realismo Fotográfico que intenta semejarse no al referente sino a una imagen fotográfica, la imagen mimética, por el contrario, conserva toda la autonomía y prerrogativas de las que siempre ha gozado la pintura pero busca en el ícono su arista simbólica antes que su simple parecido, se trata de llegar o construir el símbolo a través del ícono.

(Imagen: Kate. Parte uno de un díptico.2003. www.areasucia.com)

martes, 22 de noviembre de 2011

Una muestra

En esta ocasión dividiré en tres partes mi comentario. Hablaré sobre el recién inaugurado Salón de Noviembre de Arte, A.C. (nov.16); sobre qué es lo que hace que una obra como la de Baldomero Hernández obtenga en este evento el Premio Liverpool 2011; y, finalmente, sobre el mismo Salón que es, con mucho, el más antiguo de la ciudad. Antes de iniciar aclaro que estos comentarios resultan de conversaciones que sostuve a raíz de la inauguración de la exposición, son, por tanto, una especie de resumen de lo ya dicho.
            Si no me equivoco la primera denominación que tuvo este salón fue la de Salón Monterrey y desde mediados de los años 50, Arte, A.C. lo ha mantenido a diferencia de otras muestras que ha ido modificando. Sostener un evento por tanto tiempo me parece loable y habla de que la institución reconoce su papel como decano de las galerías en la ciudad. Si bien es cierto que el nuevo esquema que han seguido para invitar a productores a participar en sus exhibiciones les ha funcionado relativamente bien, igual es cierto que por la importancia de este salón se  podrían implementar otras  estrategias, pues no es posible  que entre 8 pintores esté representado el quehacer de esta  disciplina en la ciudad.
            A diferencia de otros comentarios, en lo personal la exhibición no me parece ni mejor ni peor que muchas otras, es más, me inclino a su favor, pues la entiendo como una propuesta, y por tanto una lectura, de una muestra de un cierto tipo de pintura que se práctica en Monterrey, una práctica, por lo que se ve, bien cultivada y sin ánimos de ser abandonada o cuestionada.
Una buena parte de las posibilidades de desarrollo que tiene la pintura icónica o mimética, está representada por estos trabajos y como se ve se presta a múltiples giros, de lo simbólico a lo paródico, de lo naturalista a lo pictórico, de lo representacional a lo deconstruido, todo ejecutado con capacidad y talento variable, lo cual es exactamente lo esperado en cualquier muestra colectiva.
            Sin embargo y pesar de sus posibilidades, no deja de sorprender la vigencia de este tipo de pintura, no sé si deba a su estrecha relación con la imagen fotográfica o si es porque cumple con las expectativas del público en general. Es decir, la práctica continuada de este tipo de pintura se debe más a que satisface las necesidades de iconicidad que tenemos que a una real exploración de lo que puede y no puede lograrse con este medio, con la pintura.
            ¿Cómo se puede contestar correcta, objetiva y justamente, a la pregunta de por qué ganó el Salón de Noviembre la pieza de Baldomero Hernández, Tronco. De la serie Lección de anatomía. 2011?, si digo que es la mejor ejecutada ¿satisfago la curiosidad de quien me pregunta; hago justicia a la pintura de Baldomero; no traiciono el juicio del jurado? No creo que quien me pregunte por qué ganó quede contento con esta respuesta; por supuesto no hago justicia a la obra del pintor que si bien tuvo presente el valor de la ejecución no era su perfección la que estaba persiguiendo cuando decidió pintar estos troncos; y espero que el juicio del jurado haya tomado en cuenta muchos otros aspectos más importantes para premiar la obra Hernández antes que su ejecución.
            Esta situación lo único que me confirma es que el Arte, así con mayúscula, es mucho más complejo que su sola apariencia o imagen. Como vemos, el hecho de poseer una ejecución perfecta no es suficiente para explicar por qué gana o no una pieza. Una pintura, una escultura, un grabado, un dibujo, debe ser algo más, durante años ese algo más fue su contenido narrativo; hasta hace poco su aspecto formal, en la actualidad, quizás, su capacidad de simbolizar. Como sea, si le espera larga vida a la pintura en general, a este tipo de representación con mayor razón pues por incomprensible que sea el puro valor de su ejecución siempre será suficiente sobre cualquier otra posibilidad.

Publicado originalmente por Milenio Diario




lunes, 21 de noviembre de 2011

Bestiario (6)


Ningún bestiario podría quedar completo sin una sirena. Al igual que las Cámaras de Maravillas del Barroco solían ostentar momias o esqueletos de basiliscos y sirenas, así estas entregas no pueden tener un mejor fin que cerrar con la imagen de las sirenas. Seres fantásticos definidos desde la antigüedad llegan al mundo contemporáneo ya sea como simpáticas y bondadosas hijas de Neptuno, ya como atractivas y seductoras mujeres que ansían tener amoríos con los humanos. En ese sentido aún no nos ponemos de acuerdo en cuál debe ser la mejor imagen para las reinas de cualquier bestiario, o son engendros del infierno, amenazas contra los marinos, o hermosas mujeres que gracias al amor podrían recuperar su forma humana. Como sea, las sirenas seguirán siendo material de leyendas, símbolos de la fertilidad, historias para encender la curiosidad de niños y adultos.

(Imagen: www.freepik.es)