Sin título. 2010
La pintura icónica tiene dos variantes. La primera de ellas es de la que hemos venido hablando y presentando ejemplos, su práctica requiere de una gran concentración y habilidad, pues hay que seleccionar perfectamente las apariencias que se requieren para representar un aspecto o un fragmento de lo que es percibido visualmente a fin de emplearlo para significar al mundo o lo que es el mundo del productor. La otra variante es la que aquí ejemplificamos con la obra de Ana Mercedes Hoyos que se basa no en la reproducción del detalle sino en la impresión general, en algo que en psicología de la percepción se llama la Gestalt, o sea la imagen que se forma inmediatamente como un todo antes que reparemos en sus detalles. La reproducción pictórica de este tipo de imagen -que no es posible lograr con la fotografía por ejemplo- es igual de complicada o quizás un poco más toda vez que su referente no existe físicamente sino que se trata de una imagen mental, fisiológica si el término es correcto. El resultado es el mismo, lo importante es hablar de la capacidad de la pintura para enseñarnos a comprender el mundo en que vivimos.
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