No debe sorprender que productores de todos los tiempos hayan dedicado parte de su tiempo y obra al tema de los animales, ya fuera que estuvieran interesados en su anatomía, su porte, extrañeza o exoticidad, como sería el caso de estos tigres pintados al mediar el siglo XIX por Eugenio Delacroix, a quien le debieron parecer el símbolo perfecto del lejano y misterioso medio oriente que por entonces seducía la imaginación y libido de los europeos.
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