Diego Rivera. La llegada de los españoles (detalle).
Murales de Palacio Nacional. 1951
No es que me sienta heredero de la historia de mi país de origen, es que soy su heredero me guste o no. Claro, puedo abjurar de ella, criticarla, ir en su contra e incluso tratar de deformarla, de destruirla, pero mientras haya nacido y vivido en este país he recibido de una y mil maneras esa herencia, es más, lo que ahora pienso y escribo no puede ser entendido sin tomar en cuenta esa historia o si se prefiere es resultado de la misma. Soy fiel creyente de las lecciones de la historia y estoy convencido que quien no la conoce está condenado a repetir sus errores, y como se ve, nosotros hemos sido ciegos e ignorantes no sólo de lo que la historia nos ha heredado, sino de sus lecciones.
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