domingo, 20 de noviembre de 2011
Bestiario (5)
Disculparán ustedes que abuse del tamaño de esta imagen de una pintura de Rufino Tamayo dedicada a las vacas, y es que quiero verla así, no sólo porque es de mis favoritas -de Tamayo y de animales- sino porque creo se aprecia en ella uno de los rasgos más característicos de la obra del maestro aoxaqueño y que sin embargo casi nunca se menciona. Las imágenes que he presentando en este mí muy particular bestiario, son todas ellas serias (aún la de Coolidge) o abordan el tema de los animales de una manera totalmente adusta, pero hay que imaginar a Tamayo destacando como lo característico de una vaca, no sus cuernos o las ubres, sino el movimiento de la cola para espantar las moscas ¿qué estamos viendo entonces, la representación de una vaca que indolente voltea a vernos, el movimiento constante e inconsciente de su cola, o, mejor, aún, a las moscas que no dejan de molestar al pobre animal? Este rasgo de fino humor es el que me parece mejor califica una buena parte de la obra de Tamayo y por el cual hay que apreciar y valorar su trabajo; en un mundo tan gris y triste como este, celebremos que haya alguien que aún ve el lado amable de la vida.
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