Lo que aquí vemos podría resultar una pálida alegoría del mar de imágenes en que nos hundimos cada día más. Hace ya unos años propuse en un foro internacional que debiera institurse un nuevo orden para las imágenes, una especie de nueva normatividad que nos permitiera navegar por estas aguas de manera más segura, sin necesidad de discutir cada vez que alguien aparece y se autonombra el nuevo redentor de las imágenes ¿contemporáneas?, ¿actuales?, ¿inmediatas?, ¿las últimas, las de hace un momento? Y es que el problema consiste en cómo discernir de entre todo este material, ¿amcuál atender, cuál vale la pena, cuál ni siquiera hay que mirar? Mientras no tengamos ese nuevo orden, que en el mundo Moderno lo instituía y defendía el Arte, posiblemente lo mejor sea seguir el ejemplo del chico que aquí vemos, sentémonos lo más comodamente posible y empezemos a ver imágenes, que la cosa va para largo.
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