lunes, 28 de noviembre de 2011

La pintura icónoca VI


Calabazas. 1946

No podría decir que estas extraordinarias y sensuales calabazas de David Alfaro Siqueiros son parte de la pintura icónica o representantes de ella, puesto que en esta pintura primero fue la intención y el símbolo preconcebido y después la apariencia, es decir se ha procedido al revés de como hemos visto se ha hecho en los ejemplos anteriores. Pero por eso es que hemos decidido presentarla al final de la serie, porque toda la otra pintura, la no-icónica, depende de ella, es decir la pintura en general, se acerque o no a lo icónico, depende de los caminos que abra, que explore lo icónico a fin de significar al mundo sensible y material en que nos desempeñamos. De esta manera, la pintura, cualquiera que sea su modalidad, sirve para la investigación y comprensión del mundo, no obstante, su origen se encuentra en el deseo de representación icónica por eso es que a pesar de los pesares aún lo encontramos con una vigencia que sorprende, vigencia que según parece no irá a menguar, puesto que de eso se trata el arte.



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