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domingo, 26 de diciembre de 2010

Domingo


Después de tanta expectativa por la primera de las fiestas decembrinas, del festejo en sí mismo y de lo efímero de su paso, nada como la placidez de un domingo. Buena vista, buena comida y bebida y mejor compañía hacen que verdaderamente los ratos amables tenga la duración necesaria para hacerlos memorables. Aquí esta visión En las orillas del Marne, de Henri Cartier-Bresson, de 1938. ¿Qué mejor manera de pasar un domingo después de tanto ajetreo?
(Imagen: www.swanngalleries.com)


domingo, 18 de abril de 2010

Las visitas a México


Viajero incansable como lo fue, Henri Cartier-Bresson visitó a nuestro pais al menos en un par de ocasiones. La primera de ellas fue en 1933 en la que pasó un año recorriendo México en una misión etnológica. Fue entonces cuando entró en contacto con los intelectuales nacionales del momento y sobretodo con el que fuera su amigo de toda la vida, Manuel Alvarez Bravo, con quien expuso en 1935 en el Museo del Palacio de Bellas Artes. Treinta años después, en 1963, regresaría de nuevo; en esta ocasión sólo permaneció cuatro meses pues la revista Life lo comisionó para un fotoreportaje en Cuba y su recien triunfante revolución. De esta segunda visita presentamos esta imagen Popocateptl, de 1964.
En el año 2000, el fotógrafo, su esposa Martine Franck, también fotógrafa, y su hija Mélanie, crean la Fundación Cartier-Bresson, encargada, entre otras cosas de preservar el legado del fotógafo. Cuatro años después, a la edad de 95 años, un tres de agosto, muere placidamente en la campiña francesa (Montjustine, Provence).

sábado, 17 de abril de 2010

La gracia de la realidad


¿Un monumento escultórico tomado por su parte trasera? ¿Un desfile, una manifestación, que ya sucedieron? Ni una ni otra u otra cosa. Una de esas imágenes que por sí mismas rebasan a la misma realidad. Se trata de Muro de Berlín, 1963, una fotografía de Cartier-Bresson, que como se ve no está excenta de humor y que sería una delicia de ironía a no ser por lo trágico de la situación. También, como se ve, nos topamos de nuevo con la idea de que la fotografía debe estar al servicio de la "captura" del "momento decisivo". No obstante, más que lo irrepetible y fugaz de la escena, la fotografía -esta fotografía-  sobresale por su valor simbólico y sus cualidades formales, compositivas.

viernes, 16 de abril de 2010

El "momento" y sus antecedentes


Intentemos comprender el concepto más famoso de la estética fotográfica de Henri Cartier-Bresson, la idea de las "imágenes a hurtadillas" o del "momento decisivo" como mejor se le conoce, a partir de las dos últimas reflexiones que hemos hecho en este mismo espacio: su formación como pintor y su desempeño filmando documentales. En medio de ambas experiencias la fotografía. Si trazáramos una línea continua que fuera de uno a otro medio, quizás fuera más sencillo comprender que la evolución estética de Cartier-Bresson fue de la imagen inmóvil a la secuencia en movimiento, o mejor dicho, a la secuencia de imágenes fijas que aparentan movimiento. La fotógrafía, en particular la que se ajusta a la necesidad de captar sucesos, hechos, acontecimientos que se dan entre un cerrar y abrir de ojos, la que capta "el momento decisivo" es el antecdedente forzoso de la experiencia cinematográfica, es, por decirlo de alguna manera, un fotograma sacado de su secuencia. Visto así, es posible apreciar mejor una imagen como la de arriba, Hyeres, Francia, 1932. Los escalones en primer plano y su línea descendente que se corta por la diagonal de la calle sirven para acentuar la sensación de movimiento que nos trasmite (porque es algo aprendido) la imagen un tanto borrosa del ciclista que se escapa hacia la derecha (también las direcciones y su intencionalidad son algo aprendido). El "momento decisivo" entendido de esta manera no sería, pues, otra cosa que la esencia de la fotografía al ofrecer un corte, un trozo, de la dinámica, del movimiento de la vida misma.

jueves, 15 de abril de 2010

El cineasta


Si su formación como pintor es importante para comprender y apreciar la obra de Henri Cartier-Bresson, no es menos interesante e igualmente influyente el trabajo que llevó a cabo como realizador cinematográfico. La relación entre la fotografía y el cine es casi obvia toda vez que ambos medios tienen el mismo origen, ya sea que lo veamos así desde un punto de vista estrictamente técnico (obtención permanente de imágenes por medio de una reacción fotoquímica), por su naturaleza (la imagen del fotograma) o teóricamente (en los dos casos se trata de índices), pero más allá de eso, cuando por ejemplo entra en juego la relación de escalas, la fotografía adquiere ese carácter espectacular que sólo el cine es capaz de proporcionar. Tal es el caso de la imagen que aquí presentamos, Sringar, Cachemira, de 1948; la composición y la relación de las figuras, entre sí y con el paisaje, le otorgan un carácter casi epopéyico, casi fílmico. Entre los documentales realizados por Cartier-Bresson podemos citar L'Spagne vivra (1938), Le Retour (1945) y California Impresions (1970), entre otras.

miércoles, 14 de abril de 2010

De regreso a Cartier-Bresson


Dos datos que me parecen importantes para acercarnos a la obra de este fotógrafo, son, por una parte su relativa renuncia a la fotografía a la edad de 62 años (1970) para dedicarse al dibujo, y, por otra que complementa a la anterior, es que su primera formación fue dentro de la pintura, incluso estudió bajo la tutela de Andre Lothe (1885-1962), lo que nos indica lo serio de su vocación e intención de convertirse en productor. Ambos datos nos permiten tener presente que las referencias visuales bajo las cuales se formó Cartier Bresson son las que tomó de la pintura, esto es, su composición la aprendió, primero, de la pintura. Igualmente, ahora podemos entender que su insistencia en el "momento decisivo" no es otra cosa que la superación, por medio de la cámara, por medios mecánicos, de las limitantes o alcances naturales del ojo; su renuncia a la fotografía podría ser tomada como un retorno a los orígenes y probar de nuevo esos límites para ver, después del entrenamiento con lo mecánico, a dónde lo podrían llevar. Ambos aspectos, no obstante, se transformaron en imágenes fotógraficas, es decir en imágenes que únicamete a través de la operación de la cámara podrían haber sido generadas. Un ejemplo de esto último es la imagen que vemos, Zurich, de 1966, todo en ella es por entero fotográfico pero el tema no deja de ser una evocación a la pintura, en particular al Memento Mori.

lunes, 12 de abril de 2010

Semana Cartier-Bresson


Con motivo de la apertura el día de ayer de su gran retrospectiva en el MOMA, esta semana, salvo el día de mañana, se la dedicaremos al gran fotógrafo francés Henri Cartier-Bresson (1908-2004). Considerado por muchos como el padre del fotoperiodismo, no hubo en su momento suceso o personaje que no apareciera frente a su lente: Picasso, Matisse, Stalin, Castro, el Che Guevara, Gandhi; Guerra civil española, Segunda Guerra Mundial, Vietnam, Cuba, China. Su famoso "momento decisivo" (del que ya hemos hablado y seguro volveremos a abordar) es parte tanto de su canon fotográfico como de su método de trabajo. El se refería a esta idea como obtener images sauvette o imágenes a hurtadillas, es decir, las que suceden justo en el instante en que deben ocurrir, la labor del fotógrafo consiste, precisamente, en estar ahí en ese momento para accionar la cámara. Como se sabe junto a Robet Capa, George Rodger y David, "Chim", Seymur fundó la agencia fotógráfica Magnum que aún hoy día continúa siendo una de las más infuyentes del mundo. En 1983, se convirtió en ganador del prestigioso premio Hasselblad, algo así como el Nobel de la fotografía. En días siguientes, seguiremos hablando de la obra y vida de este fotógrafo.