Viajero incansable como lo fue, Henri Cartier-Bresson visitó a nuestro pais al menos en un par de ocasiones. La primera de ellas fue en 1933 en la que pasó un año recorriendo México en una misión etnológica. Fue entonces cuando entró en contacto con los intelectuales nacionales del momento y sobretodo con el que fuera su amigo de toda la vida, Manuel Alvarez Bravo, con quien expuso en 1935 en el Museo del Palacio de Bellas Artes. Treinta años después, en 1963, regresaría de nuevo; en esta ocasión sólo permaneció cuatro meses pues la revista Life lo comisionó para un fotoreportaje en Cuba y su recien triunfante revolución. De esta segunda visita presentamos esta imagen Popocateptl, de 1964.
En el año 2000, el fotógrafo, su esposa Martine Franck, también fotógrafa, y su hija Mélanie, crean la Fundación Cartier-Bresson, encargada, entre otras cosas de preservar el legado del fotógafo. Cuatro años después, a la edad de 95 años, un tres de agosto, muere placidamente en la campiña francesa (Montjustine, Provence).
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