domingo, 11 de abril de 2010

La danza


Uno de los mitos más celebrados en el siglo XX fue la sexualidad sin límites de las mujeres exóticas representadas, entre otras, por la afroamericana Josephine Baker (Freda Josephine McDonald 1906-1975). Iniciada en el teatro de variedad desde la preadolescencia, la Baker se vio en la necesidad de viajar al viejo continente, a París, Francia, para ser exactos, en busca de mejores oportunidades. En 1925 participa activamente en la Reveue Nègre y posteriormente en el Folies Bergère, en ambos lugares logra un éxito rotundo gracias a la sensualidad de sus bailes, su deshinibida presentación y su melosa voz. Dos años después filma su primer película, La sirène des tropiques, y tres años después graba sus primeros discos. En 1936 regresa a los Estados Unidos y participa de manera decisiva en los debates y marchas a favor de los derechos civiles en aquel país. Aquí una imagen de 1927 del fotógrafo Lucien Walery (1863-1935) encargado de fotografiar a las mujeres más enigmáticas de su tiempo, pues al lado de las muchas imágenes que tomó de la Baker, aparecen las de la no menos famosa Mata Hari. La fotografía que aquí se presenta no deja lugar a dudas del por qué del éxito de esta talentosa mujer que, como en muchos otros casos, fue mejor profeta lejos de su tierra natal.

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