Intentemos comprender el concepto más famoso de la estética fotográfica de Henri Cartier-Bresson, la idea de las "imágenes a hurtadillas" o del "momento decisivo" como mejor se le conoce, a partir de las dos últimas reflexiones que hemos hecho en este mismo espacio: su formación como pintor y su desempeño filmando documentales. En medio de ambas experiencias la fotografía. Si trazáramos una línea continua que fuera de uno a otro medio, quizás fuera más sencillo comprender que la evolución estética de Cartier-Bresson fue de la imagen inmóvil a la secuencia en movimiento, o mejor dicho, a la secuencia de imágenes fijas que aparentan movimiento. La fotógrafía, en particular la que se ajusta a la necesidad de captar sucesos, hechos, acontecimientos que se dan entre un cerrar y abrir de ojos, la que capta "el momento decisivo" es el antecdedente forzoso de la experiencia cinematográfica, es, por decirlo de alguna manera, un fotograma sacado de su secuencia. Visto así, es posible apreciar mejor una imagen como la de arriba, Hyeres, Francia, 1932. Los escalones en primer plano y su línea descendente que se corta por la diagonal de la calle sirven para acentuar la sensación de movimiento que nos trasmite (porque es algo aprendido) la imagen un tanto borrosa del ciclista que se escapa hacia la derecha (también las direcciones y su intencionalidad son algo aprendido). El "momento decisivo" entendido de esta manera no sería, pues, otra cosa que la esencia de la fotografía al ofrecer un corte, un trozo, de la dinámica, del movimiento de la vida misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario