Después de tanta expectativa por la primera de las fiestas decembrinas, del festejo en sí mismo y de lo efímero de su paso, nada como la placidez de un domingo. Buena vista, buena comida y bebida y mejor compañía hacen que verdaderamente los ratos amables tenga la duración necesaria para hacerlos memorables. Aquí esta visión En las orillas del Marne, de Henri Cartier-Bresson, de 1938. ¿Qué mejor manera de pasar un domingo después de tanto ajetreo?
(Imagen: www.swanngalleries.com)
No hay comentarios:
Publicar un comentario