martes, 28 de diciembre de 2010

Uno más


Por el día que es quisiera tener el ingenio necesario como para presentar un mundo de la cultura imposible, por desgracia no es así; en cambio por ser esta la última entrega del año, sí que se convertirá en uno más de los resúmenes anuales que se acostumbra presentar por estas fechas
 El 2010 se presentaba como ideal para el desarrollo de actividades culturales a lo largo y ancho del país como también durante todo el año, puesto que se conmemorarían el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución. A pesar de lo que alcanzó a realizarse —principalmente conferencias y eventos relacionados con relecturas de ambos episodios históricos—, la impresión general es que los festejos oficiales o acogidos a la comisión encargada de las celebraciones, se quedaron cortos, fueron insuficientes, y principalmente fallaron en lo esencial, involucrar a la población.  Involucrarla no quiere decir que vaya a los desfiles, ni a los actos públicos, involucrar en este caso significaba volver a hacer nuestros, es decir de todos los mexicanos, los valores que nos  dieron independencia y libertad,  esos de los que estamos urgidos como sociedad.En nuestro caso la falta de presupuesto, los recortes que se llevaron a cabo sobre los dineros del CONARTE, hicieron que fuera aún más notable lo pobrísima celebración
de estos eventos. Fue este recorte, precisamente, otro de los eventos notables
de este año que va terminando. Habría que señalar que el CONARTE tuvo además cambios internos que terminaron por conformar su nuevo equipo de trabajo y si se espera sea para bien, por lo pronto se vio retrasado en sus actividades. Con todo se montaron algunas exposiciones más bien pobres y limitadas, y cuando fueron apoyadas por instancias privadas el resultado fue más triste aún

El tema del presupuesto cerró también el año; ante su precariedad se llegó a solicitar se cancelara el apoyo económico que recibe el MARCO, a pesar de que en los dos últimos años ha sido esta institución la que ha mantenido un nivel sobresaliente en sus exposiciones, impidiendo así que sea más evidente el deterioro cultural que venimos viviendo. Dos exposiciones de este año confirmarían lo que acabo de mencionar, la de Annette Messager y la de Paula Rego, ambas verdaderamente notables a nivel de cualquier museo del mundo
 Entiendo que no se puede tener la misma bolsa dedicada a las actividades culturales que en otros países, o incluso en el D.F, pero si el dinero es poco entonces por qué no pensar mejor en qué se va a aplicar, en qué se va a invertir. Es por esta razón, entre muchas otras, que lo que se le aporta al MARCO no se puede cancelar, porque entonces ni todo el presupuesto oficial alcanzaría para montar una sola de estas exposiciones. Pero hay más, olvidémonos del MARCO y la limitada participación estatal en su gasto, veamos lo invertido en cultura a la luz de los resultados que arrojó la Encuesta Nacional de hábitos, prácticas y consumo cultural. Lo que nos indican estos datos y su comparación con encuestas semejantes en otros países es lo que nos falta por invertir en esta área. Para un país como México debería ser inadmisible que un número ridículo de habitantes hayan visitado alguna vez en su vida una zona arqueológica, que no se compren libros o no se visiten las bibliotecas. No es cuestión únicamente de hacer obligatoria la educación secundaria como ahora se pretende, sino con qué se va alimentar esa curiosidad, con qué se van a satisfacer las nuevas necesidades intelectuales y espirituales que se vayan dando de manera natural
conforme se eleve el nivel escolar si no tenemos una oferta rica de actividades
culturales.

Cerramos tristemente el 2010, la crisis económica tuvo y tiene un alcance mayor al que se esperaba y se acrecienta al sumarse a otras tantas crisis por las que pasa
el país, es por ello que creer en el bienestar que proporciona la cultura es
más importante que nunca.
Publicado originalmente por Milenio Diario.

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