Esta semana dedicaremos este espacio a la presentación de imágenes que reproduzcan alguna forma de alteración corporal, ya sea que se trate de simples tatuajes como los que están de moda, o ejemplos más radicales como el caso de Orlan, la productora francesa que ha decidido hacer de su cuerpo, y de su rosto principalmente, su campo de trabajo. Todas estas prácticas, no sólo ponen de nuevo en el centro de la discusión la influencia de lo primitivo y popular en las manifestaciones de “alta cultura”, sino que también sirven para cuestionar los límites de la creatividad, la novedad, la innovación, e incluso sirven para estudiar y seguir los cambios y tendencias en los gustos sociales, entre lo prohibido y lo permitido, las marcas de identidad y la asimilación estética y ética de lo subversivo.
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