martes, 6 de diciembre de 2011

Diálogo sobre la fotografía II


Quisiera agradecer el atento mensaje que me mandó Lorena Estrada, del colectivo Estética Unisex, en donde me explica en qué sitio fue ubicada la obra con que participan en el PFC11, que como ustedes recuerdan, fue el tema que abordé la semana anterior. Además me hace saber cuál es el sentido y dirección de su obra, la cual, sin duda, es de interés por las implicaciones y referencias cruzadas que tiene.
            También debo agradecer el cordial, extenso, puntual e inteligente mensaje que me dirigió Javier Ramírez Limón, responsable del programa que dio lugar a la multicitada exposición. En ese espíritu de diálogo que creo, por fortuna, se entendió, es que retomo el tema, no para contestar a las certeras observaciones de Ramírez Limón, sino para llevar la conversación a otro nivel, en el entendido de que no sólo nos preocupan los mismos temas, sino, por su misma naturaleza deben ser ampliamente discutidos y bajo múltiples aproximaciones.
            Presentaré brevemente dos puntos que quisiera poner sobre la mesa para su debate y que están, obviamente, relacionados con el mismo tema. En primer lugar me sumo al creciente número de personas que, luego de un análisis multifactorial, llegan a la conclusión de que no es lo mismo la fotografía análoga que la imagen digital, es más, que resulta un error seguir hablando de “fotografía digital” puesto que esto no existe. Lo que pareciera ser sólo prurito idiomático, tiene consecuencias más allá de la nomenclatura, pues en lugar de estar explorando las nuevas posibilidades que nos ofrece la imagen digital, seguimos aplicándola, o recurriendo a ella, como si se tratara de imágenes análogas o fotográficas. Mientras no lleguemos a un acuerdo a este respecto seguirá pareciéndonos que hay continuidad entre el mundo analógico y el digital cuando en realidad se trata de una importante ruptura, tanto a nivel práctico, como teórico y epistemológico.
            El segundo punto se refiere a la práctica y la profesionalización de la producción de imágenes por medios digitales. Distingo lo analógico de lo digital porque mientras que la fotografía se constituyó en un oficio altamente especializado que requería de un tiempo y práctica para ser medianamente dominado (por no decir para llegar a ser “profesional”), la generación de imágenes digitales pareciera ser un acto tan simple, tan sencillo (mucho más sencillo que el “usted aprieta el  obturador nosotros hacemos el resto” de la Kodak)(de hecho la tecnología de las cámaras y demás implementos apunta en ese sentido), que no requiere más que estar en posesión de algún implemento que esté habilitado para la generación, conservación y exposición de estas imágenes. Si así se ha desarrollado este nuevo segmento reproductor de imágenes, ¿es posible distinguirlo de otras prácticas, es decir, identificarlo como una conducta que sólo unos cuantos han logrado desarrollar? Y si lo anterior resulta imposible (estoy hablando mayoritariamente de población urbana y suburbana, aunque comentarios resientes, por ejemplo, me refieren a como algunos grupos tribales del África, los Maasai, ya tienen perfectamente incorporada esta práctica a sus actividades cotidianas) ¿se puede “profesionalizar”? Aunque la respuesta fuera afirmativa (hay profesionales, por ejemplo, para contestar el teléfono) la cantidad existente de resultados y el nivel de satisfacción de los usuarios, hace casi irrelevante la presencia de “profesionales” puesto que en la mayor parte de las ocasiones muy pocos —y cada vez son menos—se detienen a considerar aspectos sobre los cuales pudiera descansar la diferencia entre un profesional y quien no lo es.
            Cierro aquí y por lo pronto mi parte de diálogo; estoy seguro que no es ni la primera ni la última vez que habremos de tratar estos temas, pues su importancia es tal que buena parte de nuestra comprensión de la sociedad y cultura actuales, depende de esta conversación.

Publicado originalmente por Milenio Diario.

No hay comentarios:

Publicar un comentario