Bruce Nauman. Piedras negras bajo luz amarilla. 1987
Ya para terminar con estas entregas, vale la pena subrayar un aspecto que desde que abordamos la exposición de Ernesto Neto en el MARCO de Monterrey habíamos hecho notar: por más nuevss y extraordinarias que nos parezcan estas obras no son más que la lógica continuación de algo que ha venido cocinándose desde fines del siglo XIX pero que no irrumpe en la escena artística con toda su fuerza sino a partir de los años '70 del siglo pasado. No son -estas nuevas esculturas-, por tanto, nada más, ni nada menos, que un resultado o mejor aún una muestra de los cambios que toman, forman y se consolidan desde entonces desplazando definitivamente los valores de la Modernidad. La expansión del campo escultórico, los giros de la pintura, la presencia generalizada de la fotografía y el advenimiento de las comunicaciones digitales, son parte importante de esta nueva cultura que va manifestándose más claramente conforme avanza este siglo. Pero no sólo debemos darles la bienvenida a estos cambios y transformaciones sino que hay que asegurarnos de que podemos entablar un diálogo sincero y fecundo con ellos a fin de asegurar la continuidad de todo aquello que nos es valioso o que fue valioso para conformar una parte, la mejor por cierto, de la cultura de la que nacen estos cambios. De esta manera, por medio del diálogo entre el presente y el futuro podremos asegurar un mejor mañana antes de que sea demasiado tarde.
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