Mount Erebus from the Sea Ice. Cape Evans. 1911
La imagen que he seleccionado para esta entrada representa, junto a otras tantas, un caso extraordinaro de imágenes nuevas que no forzosamente nacen de la experimentación, búsqueda o programa previamente articulado. En nuestro ejemplo corresponden a un grupo de fotografías jamás expuesto en público, tomadas por el capitán inglés Robert Scott, segundo hombre en llegar al Polo Sur o Antártica y cuya segunda expedición (a la que corresponden estas imágenes) le costó la vida. Así pues, al enorme cúmulo de imágenes que generamos, conservamos, preservamos y compramos y vendemos hay que sumarle las que ya habían sido producidas pero jamás puestas en circulación. Lo anterior implica dos aspectos importantes, por un lado nos deja conocer otro de lo veneros a través de los cuales se va ensanchando la iconósfera, pero, más importante aún, pone en evidencia que el problema no consiste tanto en la producción, en la generación de las imágenes, sino en su circulación; mientras no son puestas a la consideración de un público anónimo, no dejan de ser, por ejemplo, rollos de celuloide que incluso, dependiendo de las condiciones del sitio en que estén guardados, pueden estar haciéndose inservibles; pero una vez que a alguien se le ocurre que deben ser conocidos, que hay que ponerlos en circulación, su participación en la polución que vivimos es irremediable por más importantes y valiosas que sean las imágenes contenidas en esos rollos. Imaginemos el mismo caso pero en unidades de memoria, mientras ahí permancen son practicamente inócuas, pero una vez que entran a la Web, son material contaminante independientemente de su contenido.
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